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El cuento de la criada 'El cuento de la criada', la hora de la resistencia ha llegado a Gilead

HBO estrena hoy una nueva temporada de 'El cuento de la criada' en la que June promete pasar a la acción y busca aliados para hacer saltar el sistema por los aires.

Imagen de 'El cuento de la criada'

María José Arias

Ha llegado la hora, su momento, el de las mujeres de Gilead, el de la resistencia. La tercera temporada de El cuento de la criada se aprovecha del campo sembrado en la segunda y comienza a recoger sus frutos.

No hay salto temporal entre el final de The Word y el comienzo de Night. La acción de esta nueva tanda de episodios arranca en el punto exacto donde lo dejó la última. Ese en el que June (Elisabeth Moss) tomó la que sin duda ha sido una de las decisiones más duras de su vida, no escapar junto a Emily (Alexis Bledel) y Nicole. Tras dejar a su bebé en brazos de su amiga dio media vuelta para hacer el camino de regreso con una única misión: salvar a su otra hija, Hannah.

La serie basada en la novela de Margaret Atwood -que sacará una secuela en formato tinta y papel en septiembre- camina una vez más, como ya lo hizo en la temporada pasada, por un sendero no marcado en el que amplía el universo de Gilead y apuesta por adentrarse en el mundo de la resistencia, su verdadera razón de ser en la tanda de episodios que se estrena hoy como ya avanzaba el tráiler y demuestran los tres primeros capítulos vistos antes del estreno.

La serie camina por un sendero no marcado en el que amplía el universo de Gilead y apuesta por adentrarse en el mundo de la resistencia

Una de las primeras grandes incógnitas a resolver en su arranque es saber cómo salen del atolladero en el que se han metido tanto June como Nick (Max Minghella) -Serena (Yvonne Strahovski) en principio lo tiene más fácil, al menos desde su posición de supuesto poder- tras orquestar toda una operación encubierta para sacar a su hija de allí y ofrecerle la posibilidad de crecer libre y lejos de la represión a la que son sometidas las mujeres en esta teocracia impuesta.

Hecho esto, la serie creada por Bruce Miller para Hulu y que en España emite HBO se mete de lleno en lo que le interesa desarrollar en esta ocasión, la creación de una red invisible y segura que cobije sus planes a largo plazo. Cualquier victoria, por pequeña que sea, es bien recibida y da alas para lanzarse a buscar la siguiente. Algo de lo que sabe mucho June. Miller, en una entrevista reciente para Variety, explicaba sobre ella que si, a diferencia de otras criadas, consigue más es porque ha entendido cómo funciona el juego. Comprende a la gente, sabe llevarla a su terreno y gracias a eso ha sumado algunos apoyos y victorias. De ahí que esté lista para luchar y plantar cara. Algo que en realidad lleva haciendo desde siempre. Nunca ha sido la esclava sumisa y obediente que esperaba de ella Tía Lydia (Ann Dowd).

Para orquestar esa trama de la resistencia que sostiene toda la tercera temporada Miller ha comentado en la mencionada entrevista que se ha inspirado en el movimiento anti-nazi de la Rosa Blanca surgido en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. "Terminaron matando a todas esas personas. Pero lo que me fascinó fue que las victorias fueron pequeñas pero se notaron enormemente, y eso es lo que sigo pensando de June", ha asegurado.

El peso de vivir con el pasado reciente

En los tres primeros episodios se aborda eso, pero también cómo lo sucedido en la recta final de pasada temporada ha afectado a los personajes en el plano más psicológico. Cómo Serena ha de afrontar la vida sin su hija, a la que en un alarde de generosidad maternal dejó marchar. También sin su dedo mutilado por a osadía de leer que le recuerda en cada momento lo pasado y cómo el régimen que ayudó a construir la ha decepcionado y arrinconado, al igual que su marido. Ha abierto los ojos y su reacción es imprevisible.

Con June de vuelta en la casa, los Waterford deben tomar la difícil decisión de qué explicación dar para la ausencia de su bebé. Delatar a June sería delatar también a Serena, ¿están dispuestos a ello? ¿Qué decisión tomará el personaje de Joseph Fiennes? Después de todo, que una criada se la haya jugado con la ayuda de su mujer y su chófer no le deja en muy buen lugar. ¿Cómo se sobrepondrá a ese varapalo a su autoridad? ¿Y Nick? ¿Cómo sobrevivirá a la traición a su jefe? Las consecuencias de su pasado más reciente estarán muy presentes durante los próximos diez capítulos.

Los Waterford deben tomar la difícil decisión de qué explicación dar para la ausencia de su bebé. Delatar a June sería delatar también a Serena

En cuanto a las novedades en lo argumental, todo apunta a que las Marthas ganarán en protagonismo y que la mayor presencia del Comandante Lawrence (Bradley Whitford) dejará asomarse un poco más al espectador a los entresijos del sistema. Algo de eso hay en esos primeros episodios y en las conversaciones del misterioso ideólogo del sistema económico de Gilead y June, cuyos caminos están ahora entrelazados. En el arranque, con la huida agónica de Emily, los refugiados en Canadá tiene algo más de peso en la historia con Moira (Samira Wiley) y Luke (O-T Fagbenle). Pero el meollo de la historia sigue estando donde lo estaba en origen.

En lo referente a las nuevas caras, destacan las incorporaciones de Christopher Meloni y Elizabeth Reaser dando vida a un nuevo comandante y a su esposa, los Winslow. No es desconocido, pero se convertirá en personaje de mayor importancia el mencionado antes de Bradley Whitford en lo que se presenta como un duelo dialéctico con June realmente interesante. En los primeros compases de la temporada mantienen varias conversaciones dignas de mención, aunque por el momento Lawrence no se sepa a qué juega exactamente.

Los tres primeros episodios están destinados a dar la vuelta a las nuevas cartas con las que les ha tocado jugar a cada uno, a colocarlos sobre el tablero en sus nuevas posiciones y a mostrar por dónde pueden moverse durante los siete capítulos restantes. Todo con ese tono trascendental que caracteriza a esta serie y que tan bien le sienta y sin olvidarse de la importancia de la música y de la expresividad de la mirada de Moss, que en ocasiones hablar simplemente con los ojos.

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