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Diez rockeros que se la jugaron como actores

En la mayoría de los casos, su magnetismo en los escenarios no se trasladó a la gran pantalla. Los papeles de Mick Jagger, Bon Jovi o Elvis quedan para el recuerdo... o para el olvido

EUROPA PRESS

El cantante de Van Halen, David Lee Roth, ha sido el (pen)último rockero en ponerse delante de las cámaras para desarrollar su faceta interpretativa. Vale, muchos de ellos ya actúan en sus videoclips, en sus conciertos e incluso en su vida diaria, pero no se lo vamos a tener en cuenta en esta ocasión, pues nos vamos a centrar en los que pasan del escenario a los platós de rodaje cinematográfico, con más o menos apoyo de la codiciada y esquiva fortuna.

David fue el cantante original de Van Halen desde 1978 hasta 1984. Por aquello de la nostalgia y la caja registradora, desde hace alrededor de un lustro está de nuevo al frente de la banda (en 2012 editaron álbum con nuevos temas, A different kind of truth), actividad que compagina con su reciente afición por la cultura japonesa, que le ha llevado incluso a dirigir y protagonizar una cinta en aquel país, Tokyo Story, interpretando a un frío asesino. No está mal, resulta razonablemente creíble e inquietante.


El siempre petulante líder de los Rolling Stones probó suerte en el cine en diferentes ocasiones, convencido de sus dotes y su talento escénico, pero no. Definitivamente no le fue bien, no. Participó en un buen puñado de filmes, siendo los más recordados Ned Kelly (1970), Fitzcarraldo (1982, de Werner Herzog) o la futurista Freejack (1992). Pero su trayectoria actoral no pasó de la anécdota y el divertimento, de manera que el único reconocimiento relacionado con el celuloide es el Globo de Oro que ganó en 2005 por el tema principal de la película Alfie, titulado Old Habits Die Hard y compuesto junto a Dave Stewart. Que tampoco está nada mal.

 

El caso de Jon es absolutamente paradigmático. Si eres un mozo guapito con suaves rasgos casi femeninos que aparece en todas las carpetas de las adolescentes del universo conocido por tu faceta rockera, parece imposible que el mecanismo no se repita en la gran pantalla, provocando estampidas en masa de féminas a las puertas de las salas de cine. Pero como en el caso de Mick Jagger, resultó del todo imposible. Ni en Moonlight & Valentino, ni en The Leading Man, ni en Little city, ni en No looking back, ni en Cadena de favores, ni en Vampires. Nunca logró que le tomaran en serio.

 

El bajista de Kiss ha encontrado finalmente el éxito fuera de la música gracias a su reality show familiar en la televisión estadounidense. Pero antes de conformarse con la pequeña pantalla, lo intentó en el gran formato en cintas como Runaway (1984, con Tom Selleck), Wanted dead or alive (1987), Never too young to die (1988), Trick or treat (1988) o Red surf (1989). A pesar de haber recibido clases de interpretación de Alice Spivak, maestra de Al Pacino, Simmons terminó desistiendo. En realidad, ser el bajista de una de las bandas de rock más grandes de la historia no es tan aburrido.

 

 

En contraposición a los tres casos anteriores, a Keef le va bastante mejor en el cine, más que nada porque no tiene la ambición triunfadora de Mick, Jon y Gene. Se lo toma más como un divertimento que como otra cosa. Y bueno, las cosas como son, el papel de padre de Jack Sparrow que ha encarnado en las dos últimas entregas de Piratas del Caribe le va como anillo al dedo. No tiene pinta de necesitar muchas horas de ensayo para parecer el perfecto pirata.

 

Otro rockero que ve en el cine una forma interesante de pasar el rato es Flea, bajista de Red Hot Chili Peppers, quien ha hecho numerosas incursiones, con papeles más o menos escondidos, en películas de todo tipo y condición como Suburbia (1984), Regreso al futuro II (1989), Regreso al futuro III (1990), My Own Private Idaho (1991), Miedo y asco en Las Vegas (1998) o El Gran Lebowsky (1998). Una filmografía nada despreciable, más allá de la importancia de sus papeles en cada una de ellas.

Acostumbrado durante décadas a convertir en oro todo lo que tocaba, Bowie sí que sacó provecho artístico y comercial de su pasión cinematográfica. Inolvidables son sus interpretaciones en El hombre que cayó a la Tierra (1976, haciendo de extraterrestre, sin duda el papel idóneo), El ansia (1983), Dentro del laberinto (1986), La última tentación de Cristo (1988, ejerciendo de Poncio Pilatos), Basquiat (1996) o la descacharrante Zoolander de 2001.

Gordon Summer ha exprimido a fondo las posibilidades que la industria del séptimo arte le ofreció desde su debut en 1979 en Quadrophenia, la adaptación cinematográfica de la ópera rock publicada seis años antes por The Who. Después participó en otros títulos como Dune (1984) o Las aventuras del barón Munchausen (1988). Y también aparece en la primera película de Guy Ritchie, Lock and Stock, de 1998.

 

Debutó en 1975 en la cinta de culto The Rocky Horror Picture Show junto a una jovencísima Susan Sarandon, al tiempo que trataba de triunfar también en el mundo de la música. Esto último sucedió dos años más tarde, con su segundo disco, el exitoso Bat Out of Hell I, y a partir de ahí pudo compaginar ambas pasiones, con títulos en la gran pantalla como Roadie, Motorama, Wayne's World o El Club de la Lucha. Además, hizo el papel del sheriff en el debut como director de Antonio Banderas, Locos en Alabama (1999).

Y por último, aunque desde luego no por ello menos importante, encontramos a El Rey del Rock. Las películas de Elvis no pasarán a la historia por sus sesudos argumentos, pues en realidad sus minutajes estaban pensados a mayor gloria de la estrella principal, pero es que entre Love Me Tender (1956) y Change of Habit (1969) protagonizó una treintena de títulos, en los que casualmente siempre cantaba y contoneaba la pelvis (excepto en Charro!' también de 1969). A ver, guión había, pero convengamos en que era lo de menos, difuminando así la línea entre actor y músico hasta hacerla prácticamente imperceptible para el ojo humano.

No son pocos los rockeros que se quedan fuera de este listado, aunque siempre resulta conveniente al menos mencionar a nombres de la talla de Tom Waits, Courtney Love, Bob Dylan, Roger Daltrey, Lenny Kravitz, Iggy Pop, Alice Cooper, Tom Petty o Brian Molko. Todos ellos flirtearon con el celuloide. Se la jugaron y, más allá de las opiniones de la crítica o los réditos de la taquilla, triunfaron. Cada uno a su manera. 

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