Este artículo se publicó hace 14 años.
El flamenco seduce a la Unesco
El organismo declara el arte de los gitanos Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. El dictamen considera a Andalucía "cuna" del flamenco
La reacción más frecuente fue de satisfacción, pero matizada con esa dosis justa de indolencia tan propia del cosmos flamenco, en el que no agrada que llegue un desconocido a poner la nota. "Ya era hora", fue la expresión más repetida. La dijo José Mercé y la repitió Cristina Hoyos, que añadió: "Es justo, lógico". Y el guitarrista Tomatito: "Ya era hora de que tuviera el lugar que le corresponde". Muchos trasladaron la misma idea: ¿Qué menos que prender de la solapa del flamenco, con sus más de 200 años de historia, la insignia más distinguida?
La Unesco declaró ayer en Nairobi (Kenia) al flamenco, el gran arte legado al mundo por la Andalucía gitana, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Es su mayor distinción para expresiones culturales, obtenida en 2009 por otra música tan mundial como argentina, el tango. El mundo del flamenco reaccionó con palmas, pero también con esa ceja alzada y circunspecta con que se encaja una ovación con olés tras un zapateo. "Ha sido un arte muy despreciado. Esto tenía que haber llegado antes", dejó dicho Sara Baras.
La bendición de la Unesco, otorgada por unanimidad, llegó a las 15.45 horas. Por toda Andalucía se convocaron celebraciones en peñas emblemáticas. La sede de la Agencia del Flamenco, en el barrio sevillano de Santa Cruz, se convirtió en epicentro oficial. "Antes éramos considerados pendencieros y borrachos", recordaba Antonio Fernández Fosforito. Junto a él, Juan Peña El Lebrijano, Manuela Carrasco... Todos habían oído callados el dictamen en inglés, y sólo rompieron a aplaudir tras la traducción al español.
La Unesco califica al flamenco como una manifestación cultural "fuertemente arraigada en su comunidad". El texto reconoce a Andalucía como "cuna del flamenco", aunque apunta a que tiene "raíces" en Murcia y Extremadura. El dictamen describe este arte como "marca de identidad de numerosos grupos y comunidades [no los especifica], en particular de los gitanos", a los que atribuye un papel "esencial" en su evolución. Como dijo el escritor gaditano Fernando Quiñones: "Si el flamenco es una ensaladilla, los gitanos son la mayonesa". Sin ellos, sencillamente, no se entiende.
El punto de encuentro oficial de cantaores, bailaores y guitarristas se trasladó, entrada la tarde, al teatro de Jesús Quintero en el centro de Sevilla. Allí, mientras el jerezano Diego Carrasco se arrancaba con improvisados bailes, el Loco de la Colina reflexionaba: "Este arte nació perseguido, Antonio Mairena lo llevó a la radio, Paco de Lucía al Teatro Real y ahora llega al mundo entero. Creo que lo puro debe ser universal. Siempre se habla de mezclar, pero ya lo dijo Tolstoi: ‘Si quieres ser universal, pinta tu aldea'".
DificultadesNo todos fueron tan líricos. El reconocimiento llega en un momento duro. La crisis golpea a los ayuntamientos, que pagan poco y tarde, y las subvenciones corren con menor fluidez. Festivales tradicionales se están cayendo. Muchos currantes del cante, el baile y el toque lo pasan mal. "Esperamos que esto beneficie a los que mantienen vivo el flamenco día a día", dijo Asunción Demartos, presidenta de la Asociación de Artistas Flamencos, firmante del manifiesto Flamenco es un derecho, que denuncia que la política de internacionalización descuida la base del flamenco en los pueblos de Andalucía.
La Confederación de Peñas y la patronal de empresarios del flamenco también dejaron caer sus reivindicaciones a las administraciones. Otras voces esperaban que, más allá de la eufórica retórica oficial y de las apelaciones al impulso que supone la declaración, el premio se tradujese en "más trabajo para los artistas, que estudian mucho y veranean poco", como dijo el guitarrista Enrique de Melchor. El cantaor José de la Tomasa pidió que la distinción no se convierta en un "instrumento político", y que sirva para "ayudar al cantaor de 80 años que esté necesitado".
El cantaor onubense Arcángel, una de las estrellas en alza, expresó su deseo de que la declaración impulse la entrada del flamenco en los grandes circuitos musicales dentro y fuera de España, uno de los principales empeños de la Administración andaluza.
El reconocimiento supondrá, con toda seguridad, un espaldarazo promocional. Pero, ¿habrá más dinero? La Agencia del Flamenco afirma no tener previsiones de impacto, aunque sí recuerda que la distinción obliga a las administraciones a una labor de promoción que facilitará las subvenciones. A ello se sumará el previsible beneficio turístico, tampoco estimado aún, y la eventual apertura de nuevos circuitos musicales.
Desde el Cabildo de La Gomera, en Canarias, explican que el lenguaje del silbo gomero, declarado Patrimonio Inmaterial en 2009, ha sido objeto de una atención mediática mundial con incidencia positiva en el turismo. "Pero más dinero para su protección no ha llegado. La crisis manda", precisan desde el cabildo.
El torrente de euforia política fue ayer desbordante. "Esta declaración compromete a gobiernos, instituciones y sociedad", dijo Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura. El presidente andaluz, José Antonio Griñán, anunció la creación en los próximos meses de un grupo de trabajo para estudiar la inclusión del flamenco en el currículo escolar.
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