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Hallada la carta original de Galileo, decisiva en su enfrentamiento con la Iglesia

El análisis indica que el científico italiano escribió una versión original tajante y luego otra más moderada con la misma fecha para apaciguar a la Inquisición.

Parte de la carta escrita y firmada por Galileo encontrada en agosto en la biblioteca de la Royal Society. /ROYAL SOCIETY

MALEN RUIZ DE ELVIRA

Estaba traspapelada en los amplísimos archivos de la Royal Society británica, la sociedad científica más importante de la historia, pero los muchos que ansiaban conocerla la daban por perdida. Se trata del original de la primera carta de Galileo Galilei en el proceso de enfrentamiento con la Iglesia Católica por sus descubrimientos astronómicos que confirmaban la teoría copernicana de que la Tierra da vueltas alrededor del Sol, y no al contrario, como sostenía y siguió sosteniendo la doctrina católica. Esa carta y otras posteriores (que en realidad eran verdaderos artículos científicos, copiados por sus colegas para darlas a conocer) desencadenaron el largo proceso que llevó a la condena por herejía del científico italiano en 1633. Una condena de la que la Iglesia católica no se arrepintió oficialmente hasta muy entrado el siglo XX.

La carta ha sido encontrada y analizada muy recientemente, explica Allison Abbot en una información exclusiva publicada en la revista científica Nature. Los detalles no se conocerán hasta que se publique el correspondiente trabajo en el boletín de la Royal Society, pero de lo que se sabe quizás lo más interesante sea el análisis, ya que muestra la estrategia de Galileo para evitar en lo posible el conflicto con las autoridades religiosas de su época. Lo que hizo fue dulcificar el lenguaje, redactar lo que quería decir de otra manera sin renunciar nunca a sus convicciones, basadas en la evidencia. Es muy probable que su inteligencia le salvara de la hoguera, pero sobre todo el descubrimiento indica cómo se escribe la historia.

Hasta ahora se conocían dos versiones de la carta, de siete páginas, que Galileo escribió con fecha de 21 de diciembre de 1613 al matemático Benedetto Castelli, de la Universidad de Pisa, y en la que por primera vez abogaba por mantener la investigación científica aparte de los dogmas teológicos y argumentaba que las autoridades religiosas no podían juzgar y que el modelo copernicano no es incompatible con la Biblia. Una versión es mucho más dura que la otra y no se sabía cuál era la original. Galileo se quejó, recuerda Nature, de que la versión dura o tajante que obtuvo la Inquisición en 1615 había sido modificada por sus enemigos. Sin embargo, la versión ahora redescubierta, que Galileo manda a un clérigo romano para que la enseñe como original a los teólogos en vez de la que acababa de llegar a la Inquisición, indica que fue Galileo el que corrigió y dulcificó el original, que le fue devuelto por Castelli cuando empezó el conflicto.

La carta está llena de enmiendas y tachaduras y el análisis indica que las hizo el propio Galileo, sobre la versión dura, que resulta ser la original y sobre la que se basó la primera denuncia. Por ejemplo, donde ponía que algunas frases de la Biblia son “falsas si uno se atiene al significado literal de las palabras”, reemplazó la palabra falsas por “parecen distintas de la verdad”. Donde ponía “esconder”, pone “velar” y así sucesivamente.

La historia del descubrimiento también es interesante. Un joven historiador italiano, Salvatore Ricciardo, buscaba este verano en las bibliotecas británicas comentarios escritos a mano en las obras impresas de Galileo. Como había trabajado con la obra de Castelli, lo buscó en el catálogo en la web de la Royal Society, donde solo estuvo un día. Encontró la referencia a una carta de Galileo a Castelli de 21 de octubre de 1613, que al examinarla resultó ser del 21 de diciembre de ese año, estar firmada “G.G.” y tener muchas tachaduras. Enseguida supo que había encontrado algo importante y entonces empezó el estudio, en la Universidad de Bérgamo.

La Royal Society investiga ahora desde cuándo tiene en su posesión la carta, en la que nadie parece haberse fijado y que cuando aparecía en algún catálogo hace siglos lo hacía con distintas fechas. Lo más probable es que lleve más de 300 años en la biblioteca. “La carta de Galileo a Castelli es uno de los primeros manifiestos civiles sobre la libertad de la ciencia”, asegura en la revista Nature Franco Giudice, un historiador que está colaborando en el estudio de la famosísima carta, y que reconoce que es el hallazgo más emocionante en el que ha participado.

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