Este artículo se publicó hace 2 años.
¡Qué bien lo hemos pasado en África!
El continente, uno de los que vive mayor crecimiento turístico en el mundo, fue destino elegido por el cine desde muy pronto, aunque todas las películas que allí se rodaron o ambientaron no eran precisamente aventuras de vacaciones.
Madrid-Actualizado a
Millones de turistas visitan cada año el continente africano, que se ha convertido en la segunda región del mundo con mayor crecimiento turístico después de Asia-Pacífico. Selva, sabana, fauna única y costas con playas y espacios espectaculares son magníficos reclamos. El actor británico Idris Elba, por éstas y otras razones personales, ha decidido también pasar sus vacaciones en África. Lástima que un gigante y temible león le haya echado el ojo.
Rodada en Sudáfrica, en las provincias rurales de Limpopo y Northern Cape y en la ciudad de Ciudad del Cabo, la nueva película del cineasta islandés Baltasar Kormákur, La bestia, es una aterradora experiencia africana, en la que un león solitario que ha conseguido huir de los cazadores furtivos comienza a perseguir al doctor Nate Samuels y a sus dos hijas adolescentes. Ha vuelto a Sudáfrica, porque allí conoció a su mujer, que acaba de morir. Pero su estancia en la reserva de animales administrada por un amigo se convierte en un infierno. Todo lo contrario a lo que buscaba y, desde luego, todo lo contrario a unas vacaciones.
¡Qué bien lo hemos pasado, Rosie!
De otro horror huía Rose Sayer, cuando las tropas alemanas asesinaron a su hermano, un reverendo británico en una misión en África. Educada y un poco pedante, la mujer se largaba de la zona a bordo del miserable 'Reina de África', un ruinoso y pequeño barco fluvial de Charlie Allmutt, un cascarrabias alcoholizado. Tampoco es el mejor plan para el verano, pero el viaje que hicieron juntos Katharine Hepburn y Humphrey Bogart en La reina de África (John Huston, 1951) fue a mucho mejor de lo que imaginaban, a pesar de jugarse la vida hasta casi el minuto último de la película.
Rodada casi por completo en Uganda y muy especialmente en el río Lualaba, los personajes vivieron, seguramente, menos penalidades que los miembros del equipo. De las diarreas se salvaron solamente Huston y Bogart, los únicos que no bebieron agua. Se habían dedicado al alcohol. Las plagas de hormigas y el desinterés del director, que lo que quería de verdad era irse a cazar elefantes, fueron otros inconvenientes de aquel trabajo. Pero al final, triunfó el amor. "¡Qué bien lo hemos pasado, Rosie! ¡Qué tiempo! Nunca nos faltarán historias para contarles a nuestros nietos, ¿verdad?"
En Kenia y de safari
Más aventuras, esta vez en plena selva, eran las que vivían los personajes de Mogambo, los de la versión que rodó John Ford en 1953, porque la película que firmó Victor Fleming en 1932, aunque ambas inspiradas en la obra de teatro de Wilson Collison, estaba ambientada en Indochina. En Kenia y de safari. Un matrimonio pagaba a un cazador que organizaba safaris para que les llevara a filmar gorilas en libertad. En el camino, la recatada mujer —una jovencísima Grace Kelly— se enamoraba locamente del cazador —Clark Gable cincuentón—, que tenía una relación con una mujer independiente y enérgica —poderosa Ava Gardner— y que lo liaba todo pensando que él también estaba 'colado' por la joven.
Como en el caso de La reina de África, los líos entre los personajes -si no hubiera sido por la patosa censura franquista, que para evitar un adulterio creó un incesto (convirtió al matrimonio en hermanos)- no llegaban a la altura del zapato a los que se vivieron de verdad en el rodaje. John Ford haciendo la vida imposible a Ava Gardner porque él quería en su lugar a su amiga Maureen O'Hara y los estudios no lo permitieron. Ava Gardner enfrentada a Ford y dejándole bien claras las cosas —luego se llevaron estupendamente—. Gable recriminando a Ford el trato que daba a Gardner. Gable y Grace Kelly liándose. Gable obligando a que todos los actores que salían con el torso desnudo se depilaran porque él no tenía ni un solo pelo en el pecho y la imagen restaría virilidad al personaje. El estudio mintiendo y tapando el viaje que Gardner hizo a Londres a abortar en pleno rodaje…
"Para la grandeza y la libertad"
Para eso, mucho mejor vivir con Tarzán en su casa de la selva, acompañados por Chita y disfrutando de la naturaleza salvaje de África. Tarzán de los monos inauguró la serie en 1932, con un irrepetible Johnny Weissmuller y con Maureen O'Sullivan, en el papel de Jane. El grito de Weissmuller llamando a sus amigos los animales se hizo casi más famoso que el personaje que había creado Edgar Rice Burroughs. Tristemente, el actor en sus últimos años sufrió problemas psiquiátricos y se escondió de todos para mantener viva la imagen juvenil y ágil que había mostrado en las películas.
Y para imágenes de cine, la de Robert Redford lavando el pelo a Meryl Streep en medio de Kenia, en Memorias de África (Sidney Pollack, 1985), una sucesión de postales africanas con una historia de amor para algunos inolvidable. Esplendorosos los intérpretes y muy correcto Pollack, la película destacaba sobre todo por la fotografía y, sin duda, por la belleza de África. La película era una adaptación del relato que Karen Blixen escribió sobre su propia vida. "Las vistas eran inmensamente amplias. Todo lo que viste hecho para la grandeza y la libertad, y una nobleza sin igual".
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