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Hugh Jackman alerta del aumento de suicidios, depresión y ansiedad desde 'El Hijo'

El actor habla a todos los padres angustiados por la salud mental de sus hijos. Es protagonista y productor ejecutivo de la película de Florian Zeller, un relato que quiere desterrar la vergüenza de la enfermedad mental.

Los actores Zen McGrath, Laura Dern y Hugh Jackman
Los actores Zen McGrath, Laura Dern y Hugh Jackman, en una escena de la película 'El Hijo'. Diamond Films

"La tragedia se puede prevenir. El suicidio se puede prevenir". Con el recuerdo de la angustia y la impotencia que sintió como padre ante la enfermedad mental de su hijo, el cineasta y dramaturgo Florian Zeller se propuso iniciar un recorrido desde el arte para abrir el debate sobre este problema, una de las mayores crisis de salud que vive el mundo desde la declaración de la pandemia. Escribió El hijo, la obra se representó en escenarios de muchos países del mundo y ahora estrena la adaptación al cine.

"La obra de teatro y ahora la película son una forma de compartir estas emociones, de sanar algo y también de luchar contra la vergüenza", ha confesado Zeller, que ha sufrido personalmente la incapacidad total de ayudar a su hijo, uno de los millones de jóvenes que hoy en el planeta padecen depresión, se provocan autolesiones o tienen tendencias suicidas. Uno de cada cuatro jóvenes españoles ha asegurado tener problemas de salud mental, según el último estudio COSMO-Spain del Instituto de Salud Carlos III elaborado entre febrero y marzo de 2022.

La película, que se estrenó en la pasada edición del Festival de Venecia, es parte de una trilogía que este director inició con El padre –ganadora de dos Óscar, a mejor guion y a mejor actor (Anthony Hopkins)- y que, al parecer, pretende cerrar con La madre y con Isabelle Huppert en el papel principal. Esta vez es el actor australiano Hugh Jackman, fascinado por el trabajo anterior de Zeller, el que persiguió el proyecto, del que es protagonista y productor ejecutivo. "Suicidio, depresión y ansiedad están afectando a muchas personas. Es necesaria una conversación sobre por qué. Tenemos que hablar de esto, tenemos que sacar el tema", escribe el intérprete en las notas de producción de la película, donde da vida a un padre que no sabe cómo ayudar a su hijo.

Es Peter, divorciado de Kate (Laura Dern), nuevamente casado y padre ahora de un bebé. Tiene una carrera profesional de éxito y vive con la convicción de que es capaz de controlar todo su mundo, al menos, hasta que aparece su exmujer rogando apoyo para cuidar a su hijo Nicholas, de diecisiete años. La depresión gravísima del hijo termina con la seguridad con la que vive el padre, consciente tras un proceso doloroso, de que es incapaz de ayudarle.

"Debería ser una tragedia"

Coescrita de nuevo junto a Christopher Hampton, la película es menos ambiciosa cinematográficamente que la anterior, en la que el cineasta proponía al espectador entrar en la cabeza del personaje que interpretaba Anthony Hopkins, un hombre con demencia. Aquí, Florian Zeller ha apostado por la narrativa lineal y la sencillez, con muy pequeños alardes de realización.

Una cámara fija al comienzo de la historia, que acompaña la autoconfianza del personaje del padre, y que poco a poco va agitándose hasta quedar la historia encerrada en un relato contado cámara en mano, con las dudas y las imperfecciones de ese padre y esa madre, indecisos, vacilantes ante la aflicción de su hijo. Además, Zeller huye en el cine del marco teatral con el que nació su historia.

"Quería hacer algo muy sencillo, como una línea directa a un destino obvio. Tuve la sensación de que debería ser una tragedia, que sabes hacia dónde se dirige desde el principio pero no puedes cambiar la dirección. Quería enfrentar esta pregunta y este dolor sin rehuir o hacer algo engañoso", declaró en una reciente entrevista en Londres.

"No es un fracaso del amor"

No ha conseguido con El hijo la unánime respuesta de la crítica que se ganó merecidamente con El padre. Era algo que el cineasta confesó que esperaba, al elegir un camino menos creativo y más directo, pero mucho más efectivo para conquistar el propósito con que la ha hecho. "Se trataba de contar la historia desde la perspectiva de las personas que lo rodean, esta frustración de no saber qué hacer".

Una impotencia que comprendió perfectamente el escritor británico Christopher Humpton, coguionista de las dos películas de Zeller y el amigo que quiso acompañarle en este proceso, en lo cinematográfico y en lo personal. "Creo que esto hablará a una gran cantidad de padres que han tenido problemas inexplicables con sus hijos muy queridos. No es un fracaso del amor: los padres aman a los hijos; los hijos aman a los padres. Pero en la carrera de obstáculos que es la adolescencia, las personas son muy vulnerables. Es un momento en que tenemos que estar muy atentos al bienestar de los jóvenes, a menudo una fase que pasa, pero un momento peligroso en la vida de muchos niños".

La película se desarrolla en EE UU, donde distintos especialistas en salud mental aconsejaron al equipo de rodaje y apoyaron a los actores en su trabajo. En aquel país, en los dos últimos años, se ha producido un aumento del 50% de adolescentes que acudieron a urgencias con intenciones suicidas. Y, según Darcy Gruittadaro, de la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales (NAMI) y una de las expertas que ha estado cerca del proyecto, "los problemas de salud mental de la mitad de la vida comienzan a los 14 años y el 75% a los 25".

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