Este artículo se publicó hace 17 años.
"No hay nada alternativo al capitalismo"
Este escritor, antiguo marxista-leninista, acaba de publicar en España ‘Pudor y dignidad'.
Un hombre sale de un edificio. En la calle llueve. El hombre intenta abrir su paraguas pero no puede. Se empapa. Esta imagen surrealista le sirvió al noruego Dag Solstad como punto de partida para su novela Pudor y dignidad, escrita en 1994, pero que acaba de ser publicada en España por Lengua de Trapo. Un relato sobre un hombre que de repente se da cuenta de que toda su vida es una mentira. ¿Una historia triste, pesimista? "No, porque él intenta mantener como sea las endebles estructuras de su vida", afirma Solstad.
¿En la lucha por mantener una vida de mentira radica la dignidad de la que habla el título del libro?
A mí no me gustan mucho los títulos de los libros. De todas formas, este encierra un juego de palabras en noruego y es que la palabra dignidad está escrita con G, en vez de SJ, que es como se escribe actualmente. Pero sí, dignidad hace referencia al esfuerzo de este hombre por mantener las
estructuras vacilantes de su vida. El pudor se refiere al pudor de existir.
El dicho dice que ser ignorante te convierte en una persona más feliz. Todo lo contrario que al protagonista de la novela.
Yo creo que no todo el mundo quiere ser feliz a cualquier precio. Este personaje pone el saber, el intentar comprender, por encima de la felicidad. Le puede la curiosidad aunque esto nole haga ser feliz.
¿No eso una especie de suicidio?
Sí, se le puede llamar así. Sin embargo, yo creo que precisamente esto de anteponer la verdad a la felicidad es de izquierdas, mientras que mirar para otro lado y vender felicidad es de derechas. Eso es lo importante.
Usted abrazó la causa marxista-leninista en los años ochenta. Después la ha ido abandonando.
¿Por qué? ¿Ser marxista es una cuestión de juventud?
Yo me hice marxista a los 30 años. Tenía un trabajo, una familia. Es decir, que cuando me hice un extremista de izquierdas ya era padre, no un joven desorientado. Por tanto, yo creo que el abandono del marxismo fue por una cuestión de lo que veía a mí alrededor, no de mí mismo.
Pero, ¿por qué muchos partidos de izquierda han abandonado el marxismo? ¿Por qué ha desaparecido?
Porque la derecha tiene la hegemonía total. Ahora mismo es propietaria de todo lo que tiene valor. Y lo peor es que hay una falta de alternativa contra todo lo que ofrece la derecha. Por ejemplo, ha habido algunas cosas que no me han gustado de la izquierda. Una de ellas fue dejar que Thatcher hiciera lo que hiciera. Y lo peor: que los laboristas no dieran
marcha atrás a ninguna de sus políticas.
Se habla de que la izquierda se ha acomodado.
Eso es cierto, pero creo que no es lo fundamental. Lo importante de este desmoronamiento de la izquierda tiene que ver con el desprestigio de los partidos comunistas tras la caída del muro de Berlín. Eso ha supuesto un triunfo absoluto del capitalismo que ha acabado con toda resistencia.
Además, ha ocurrido que ahora ya nos creemos hasta los eslóganes del capitalismo, y nos creemos que funciona. La izquierda está en la más absoluta oscuridad y el socialismo, hoy por hoy, no es ninguna solución puesto que no ofrece ninguna alternativa.
¿Y qué pasa entonces con toda la corriente antiglobalización?
Yo estoy totalmente a favor. Les apoyo y creo que es el movimiento de oposición al capitalismo más importante que hay hoy. De hecho, si mis hijas quisieran dedicarse a la política no les diría que se metieran en un partido, sino en un movimiento social antiglobalización.
¿Cree que estos movimientos podrán tener una repercusión política?
Ya veremos. Puede evolucionar, pero también puede reventar por dentro. No se puede ser impaciente. El mayor problema del movimiento
antiglobalización es su falta de cohesión.
Por cierto, usted es un forofo del fútbol. En España también existen intelectuales a los que les encanta este deporte, pero no deja ser algo curioso.
En Noruega es muy normal que los intelectuales se interesen por el fútbol. De todas maneras lo que me cuenta sobre España también ocurre en Inglaterra. Allí los deportes siempre han tenido que ver con las diferencias de clase. Ha habido deportes para la clase alta y otros para el pueblo. El fútbol siempre ha sido del pueblo, de ahí que la intelectualidad lo haya visto con lejanía. Pero esto está cambiando.
Por último, ¿por qué conocemos tan poco de la literatura noruega? Esto no ocurre tanto con los escritores suecos.
El problema es que somos pocos habitantes. No somos una comunidad lingüística fuerte. Pero quizá los suecos se lo han montado mejor.
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