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Los 8 padres menos modélicos de la
ficción televisiva

Asesinos, mafiosos, adictos al trabajo, infieles… Los peores padres de las series también son algunos de los mejores personajes de la pequeña pantalla en los últimos años.

Padres que no son el mejor de los ejemplos para sus hijos.

MARÍA JOSÉ ARIAS

@mariajoarias

Los padres protagonistas de este reportaje son la antítesis de Charles Ingalls, el cabeza de familia de La casa de la pradera. Ni son todo amor y ternura, ni anteponen a sus hijos a sus deseos personales, ni se llevarán nunca el premio al padre del año.

Alguno puede que lo intente con mayor o menor ahínco o puede que incluso estén dispuestos a dar su vida a cambio de la de su prole, pero sus tendencias asesinas, sus vicios, su moral distendida y su retorcida personalidad acaba primando sobre cualquier instinto paternal. Eso por no hablar de que ninguno de ellos es la mejor influencia para criar a un retoño de bien. ¿Quién querría como modelo a seguir a un asesino, un mafioso, un psicópata o un bebedor empedernido que te estrangula a la menor travesura?

Tony Soprano (Los Soprano)

Tony Soprano.

Ser padre de un par de adolescentes nunca es fácil y si, encima, uno intenta que estos sigan viviendo en la inopia creyendo que el cabeza de familia trabaja en una empresa de residuos la cosa se complica aún más. Infiel, violento y gran amante de la comida, Tony Soprano (James Gandolfini), además de todo eso, es el capo de una organización criminal de Nueva Jersey. Vamos, que es un mafioso. Respondiendo al tópico de los mafiosos que se han visto en el cine y la televisión, Tony Soprano le da una gran importancia a la familia, a la que, por otra parte, no es que respete mucho como institución. Y, por si esto fuera poco, además tiene que acudir a terapia por un trauma que, en principio, tiene que ver con la relación con una madre algo complicada. Desde luego, no va a ser el padre del año por mucho que sus hijos, con sus altibajos, acaben aceptando la profesión de su padre.

Walter White (Breaking Bad)

Walter White.

Sus hijos son lo que más le importa a Walter White (Bryan Cranston). O eso dice. Al enterarse de que tiene un cáncer mortal este profesor de química de instituto se desespera ante la posibilidad de dejar a su mujer e hijos (una bebé en camino y un adolescente con problemas) con un futuro incierto. En plena desesperación se mete en la fabricación de metanfetaminas. Su objetivo es reunir los algo más de 700.000 dólares que ha calculado que necesitará su familia para vivir con tranquilidad. Puede que el camino elegido no sea el mejor ni el más legal, pero también es cierto que la desesperación de un padre puede rozar límites insospechables. El problema de Walter White, por el que no se llevará el premio a padre del año, es que una vez conseguido su objetivo es incapaz de parar. El poder, el dinero y la violencia entran a formar parte de su día a día y lo que comenzó como una cuestionable forma de facilitar la vida a su familia acaba dando como resultado a un criminal violento e impredecible.

Dexter Morgan (Dexter)

Dexter Morgan.

Como padre puede que no se le pueda echar mucho en cara (quizá que en ocasiones prefiera asesinar a quedarse vigilando el sueño de su retoño), pero tener a un padre forense de día y asesino de noche no parece la mejor influencia para un niño por mucho que este canalice sus tendencias asesinas hacia los malos. Su madre era una cándida mujer que muere asesinada. Ella sí habría sido una buena influencia, pero en la séptima temporada Dexter (Michael C. Hall) se empareja con una exasesina de nombre Hannah a la que deja al cuidado de su pequeño Harrison cuando decide huir de su vida y sus tendencias psicópatas.

Tywin Lannister (Juego de Tronos)

Tywin Lannister.

En Juego de tronos hay personajes que pueden causar más o menos simpatía o afinidad, pero modélicos, ninguno. En cuestión de padres, el tema anda repartido, pero sin duda el peor de todos es, sin duda, Tywin Lannister (Charles Dance). Maneja a los dos mayores, Jaime (NiKolaj Coster-Waldau) y Cersei (Lena Headey), como si fuesen peones en su tablero de poder y estrategias políticas. Aunque con quien peor se porta es con el menor de los tres Lannister, Tyrion (Peter Dinklage). Le culpa de la muerte de su mujer en el parto y reniega de él por sus malformaciones. Capaz de condenarlo a muerte y de mantener relaciones con la mujer de la que está enamorado su hijo, al final su relación acaba con un derramamiento de sangre vía parricidio que puso los pelos de punta a más de uno al final de la pasada temporada.

Don Draper (Mad Men)

Don Draper.

No es un asesino, ni un camello, ni un delincuente. Aún así, eso no convierte a Don Draper (Jon Hamm) en un padre modélico. El personaje que tantas alegrías a dado a Jom Hamm durante siete temporadas tiene los capítulos contados y hasta ahora no parece haber demostrado que la paternidad sea lo suyo. Draper es el clásico ejemplo de padre ausente que antepone su trabajo a su prole en todo momento. Ambicioso e infiel, no es el mejor ejemplo a seguir por sus hijos. No es de los peores de este repaso, pero eso no quita para que no apruebe el examen de paternidad.

Homer Simpson (Los Simpson)

Homer Simpson.

El hecho de que sea animado, como en el caso de Stan Smith (Padre made in USA) y Peter Griffin (Padre de familia), hace que el espectador sea más tolerante con sus desmadres y sus meteduras de pata tomándoselas por el lado cómico del asunto. Sin duda, a Homer se le coge cariño. A él y a su nada modélica familia al completo. Por suerte, los Simpson tienen a Marge al frente para poner algo de cordura en una familia en el que el padre es un vago gran bebedor de cerveza que tiene por costumbre estrangular a su hijo y no es capaz de recordar el nombre de su tercera hija, Maggie. A su lado, lo de la escobilla del baño de Diego Serrano (Antonio Resines) en Los Serrano es peccata minuta.

Joe Carroll (The Following)

Joe Carroll.

De buena planta, cultivado (no en vano es profesor de literatura en la Universidad), amante esposo y padre cariñoso. Parece el retrato perfecto de un padre modelo. Y hasta ahí lo es. El perfil se tuerce cuando a esta descripción sucinta se añade que el personaje al que describe, Joe Carroll (James Purefoy), es un hombre obsesionado con Edgar Allan Poe que mata por el placer de hacerlo siguiendo como patrón las obras del escritor estadounidense fundando una secta de asesinos en serie y aspirantes a serlo entorno a su tétrica figura. Tan retorcido es, que es capaz de secuestrar a su hijo, al que asegura adorar por encima de todas las cosas, con el fin de atraer a su esposa a su lado, a la que no duda en ordenar matar si con eso consigue hacer más daño al policía obsesionado con darle caza, Ryan Hardy (Kevin Bacon).

Nicholas Brody (Homeland)

Nicholas Brody.

Y, para poner punto y final a este repaso por los padres menos modélicos de la ficción televisiva, uno que intenta redimirse en plan mártir y al que, todo sea dicho, el amor por sus hijos es lo que le evita cometer una auténtica carnicería. Fue en la recta final de la primera temporada cuando, armado con un chaleco de explosivos, consigue introducirse en el búnker en el que se refugian los mandamases del país con la única intención de hacerles volar por los aires. Un marine capturado, torturado y reconvertido en terrorista que vuelve a su país con el firme propósito de hacer tambalear sus cimientos inmolándose. Sin embargo, una oportuna llamada de su hija mayor hace que recapitule. El resto de episodios en los que Brody (Damian Lewis) sigue en activo en Homeland se los pasa intentando redimirse por sus hijos, para que puedan sentirse orgullosos de él sus hijos y no se avergüencen de llevar su apellido.

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