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Palestina Iván Prado: "Hacen falta más payasos políticos y menos políticos payasos"

El lucense de Pallasos en Rebeldía celebra un año más el Festival Internacional de Clown en Palestina para denunciar la ocupación a través de la risa, la alegría y la esperanza.

Iván Prado, durante una actuación. BERNAT ALMIRALL.

Héctor Juanatey

20 años no es nada, ya lo decía Gardel. Y que se lo digan también al lucense Iván Prado (Pallasos en Rebeldía). Este payaso de nariz roja y calcetines de rayas tuvo hace veinte años, en 1999, un sueño, el de llevar la risa, la rebeldía y la esperanza a los lugares abandonados del globo, aquellos en los que los niños y niñas casi ni podían soñar con acudir a una carpa circense a la vuelta de la esquina.

Iván Prado lo logró. En 20 años ha llevado su Festival Internacional de Clown, el Festiclown, a puntos cardinales tan remotos como las favelas de Brasil, el desierto del Sahara, las comunidades indígenas en Chiapas… Y Palestina.

Es ahí, en Palestina, donde están ahora mismo Iván Prado y su tropa de cascos azules de la risa. Celebran una nueva edición del Festiclown - Circus Against Occupation (el Circo Contra la Ocupación). Acompañados de otros artistas como Los Chikos del Maíz, pretenden ocupar, esta vez en el buen sentido, las calles, escuelas y campamentos de refugiados con una pizca de alegría en un escenario en el que la risa no estaba invitada. Prado responde a las preguntas de Público desde Belén, poco después de una de sus actuaciones.

Han pasado ocho años desde la primera edición del Festiclown en Palestina. ¿Cómo han cambiado las cosas desde entonces?

"La población se encuentra invadida, ocupada, masacrada, represaliada por un Ejército genocida"

Han pasado muchas cosas, desde bombardeos en Gaza, el nacimiento de la tercera intifada, la intifada de los cuchillos, la declaración de Jerusalén como capital de Israel y su reconocimiento por Estados Unidos… Y, sobre todo, la dilatación. El gran problema que vemos aquí una y otra vez es que desde el 2003 que yo estuve por primera vez, o desde 2011 hasta hoy, el gran problema es que ya no hay confianza en los acuerdos internacionales y hay un descrédito creciente de la propia Autoridad Nacional Palestina. Por lo tanto, la población se encuentra invadida, ocupada, masacrada, represaliada por un Ejército genocida, con una comunidad internacional inoperante o colaboracionista, y con un pseudo Gobierno o una pseudo autoridad que en lugar de resolver sus problemas se dedica a malversar parte de los fondos internacionales y a dilatar la solución. Vemos a niños y a niñas que en algún momento podían tener cierta expectativa de vivir en su propio país, en su propio Estado, cómo se van haciendo adultos y su realidad no se modifica. Al contrario, va empeorando. Es cierto, sin embargo, que no tiene el nivel de presencia la guerra, el conflicto armado, como lo pudo haber tenido en 2003, cuando yo vine por primera vez, o en el 2010 cuando me detuvieron y expulsaron.

Como comentas, en 2010 fuiste apresado y expulsado. ¿Israel sigue poniendo las cosas difíciles a los payasos para entrar en Palestina?

Para nosotros está mejor, porque hemos evolucionado como festival y como proyecto de intervención solidario, fraterno e internacionalista a través del circo ya que hemos generado muchos más contactos y tejidos más firmes que nos permiten, por ejemplo, soñar ya con la realización de la primera escuela de circo social en un campo de refugiados.

Los niños palestinos ríen durante la actuación de Ivan Prado. BERNAT ALMIRALL.

Los niños palestinos ríen durante la actuación de Ivan Prado. BERNAT ALMIRALL.

¿Es Pallasos en Rebeldía el último resquicio de un circo que rompe fronteras?

No lo sé, creo que somos la primera fuerza circense antisistema, antiglobalización, antineoliberalismo y antiocupación que tiene un pequeño tejido internacional y la capacidad de hacer proyectos en varios continentes y de crear conciencia política en la familia circense a nivel mundial.

En 2011 comentabas a Público que perseguías el sueño de un circo que sirva como “metáfora de cosas extraordinarias que permita que lo imposible sea posible”. ¿Lo has logrado?

"El circo sirve para construir un relato diferente, un sueño y una imagen distinta de la realidad cotidiana"

El circo ya sirve. Cada vez que hacemos un bolo en Palestina, o en una favela en Río de Janeiro, en un campo de refugiados en Europa, en una comunidad indígena en México… Ya se demuestra que sirve para construir un relato diferente, un sueño y una imagen distinta de la realidad cotidiana. Ya estamos haciendo metáforas vivas o construyendo nuevas filmografías habitadas en la gente que participa de la ilusión de nuestros proyectos, nuestras escuelas, cursos, caravanas… Es posible no solamente demostrar que lo imposible es posible, sino vivirlo en un espectáculo. No es solo una cuestión teórica, es una cuestión de vivencia emocional, energética a todos los niveles. Por eso creo que cada vez que estamos aquí, en Palestina, ellas y ellos ven que sacamos la bandera, que actuamos frente a la Policía, cuando cruzamos un check point… Se dan cuenta a través del circo de todas las posibilidades que residen en el ser humano, no porque nosotros abramos ninguna puerta, sino porque el propio lenguaje del circo ya obtura, ya abre, se vuelve una rendija a través del muro gris del relato del sistema.

Os definís como una suerte de nuevos cascos azules pero con narices rojas en lugar de armas. ¿La comunidad internacional no se preocupa por Palestina?

¿Quién es la comunidad internacional? ¿Los Gobiernos? ¿La ciudadanía? Obviamente Gobiernos como el del Estado español o la Unión Europea, que son a los que podemos exigir responsabilidades inmediatas de manera constante, no solamente no se preocupan por Palestina, sino que además colaboran con el genocidio sistemático.

¿Cuánto tiempo va a continuar Pallasos en Rebeldía desnudándose ante los muros?

Seguiremos haciéndolo ante muchos muros de la vergüenza. Vamos a seguir denunciando los muros de las fronteras ficticias que impiden que los y las que huyen de las guerras que generan este sistema global de terror puedan encontrar algo de cobijo, de abrazo y de amor en las sociedades europeas. Todavía hay muchas fronteras ante las que desnudarse el payaso ante ellas y recordar aquella fábula del niño o la niña que grita sobre los hombros del adulto lo del rey va desnudo.

¿Cómo se borra una frontera con la risa?

"La risa desbloquea aquellos lugares oscuros del ser humano"

Los muros fundamentalmente tienen dos objetivos: impedir el paso de las personas; y también un sentido de bloquear la esperanza en el centro del ser humano. Por lo tanto, una manera de desdibujar ese muro imaginario que se nos coloca en el corazón, en la mente y hasta en el cuerpo es riéndonos de la opresión, haciendo arte frente a los muros, demostrando que sirven para proteger a los más débiles. Porque los que necesitan levantar muros, matar gente, destruir casas, colocar alambradas o generar bombas nucleares son los seres humanos más débiles, que no pueden convivir en una humanidad libre y feliz, justa, igualitaria, donde la diversidad pueda florecer. Tienen que destruir para sentirse a salvo. La risa es una manera de desmantelar ese discurso gris y opresor.

¿Nos reímos menos que antes?

No hay un risómetro. No sé si nos reímos más o menos. En todo caso, lo que sí sé es que la risa conecta a la gente. La risa desbloquea aquellos lugares oscuros del ser humano. Es revolucionaria porque activa la capacidad del ser humano de transformar las cosas.

¿Qué recomiendas para que la gente se ría con todo lo que tiene encima?

¿Qué podemos hacer para sonreír más? Recordar que estamos vivas, recordar que enfrente de ti hay un latido como el tuyo, recordar que estamos aquí, en esta humanidad para demostrar que todo es posible, y que no hay mayor camino ni mejor vuelo que el de ser feliz en esta vida.

¿Hacen falta más payasos y menos políticos?

Lo que hace falta son más payasos políticos y menos políticos payasos.

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