Este artículo se publicó hace 15 años.
Picasso desafía a quien quiera
El artista malagueño entra en la National Gallery para convivir con la tradición pictórica europea
La National Gallery de Londres acoge desde hoy la exposición Picasso, desafiando al pasado. La muestra es una versión mejorada de la que tuvo lugar los últimos cuatro meses en El Grand Palais de París, Picasso contra los maestros. La diferencia reside, además de en el tamaño, en que el centro de arte londinense no establece un criterio de comparación entre maestros, como sucedió en París. Modesta, pero consistente, deja al público la última palabra para que establezca las relaciones entre los grandes de la tradición pictórica europea. El espectador reconocerá en los trabajos del malagueño las reminiscencias de los grandes pintores.
Habrá quien piense que la modestia es una cuestión de presupuesto, aunque los responsables de la exposición de Londres han querido buscar otro efecto distinto: "Otra diferencia con aquella exposición es de espacio. Además, rompemos con esa especie de reto de busque las diferencias que proponía la francesa", explicó ayer Christopher Riopelle, uno de los comisarios, y coautor del libro que lleva el mismo título que la muestra. El objetivo es claro: evitar cualquier mirada reduccionista que concluya que A es igual a B.
Por primera vez La National Gallery expone obra del siglo XX Picasso es de todosComo todo lo que envuelve al pintor malagueño, la exposición llega con polémica. La Tate y la National Gallery han estado luchando por exponer sus pinturas en sus muros hasta el último momento. La norma de que todo lo que se produzca a partir del siglo XX pertenece a la primera, se rompe hoy por primera vez hasta junio.
Hace doce años, las dos instituciones acordaron en efecto fijar en el año 1900 la línea divisoria de sus colecciones, lo que llevó a canjear algunos cuadros: un bodegón de Pablo Picasso de 1914 que estaba en la National Gallery se envió a la Tate y ésta a su vez cedió un paisaje de Van Gogh, fechado en 1890.
Picasso se relaciona con sus maestros con humor, ironía y sarcasmoAdemás, para que los límites de antes ya no tengan sentido alguno, en la política de las adquisiciones, la National Gallery reconoce que "puede haber circunstancias", en las que la Tate desee adquirir pinturas creadas en el siglo XIX si son de "artistas normalmente asociados con el siglo XX" como Bonnard, Picasso y Matisse.
Picasso, desafiando el pasado se compone de 60 obras, en seis salas diferentes, con un montaje que ignora la cronología y se decanta por la trayectoria temática. El primer cuadro en la sala de autorretratos refleja el título de la exposición. Aparece Picasso con 16 años, caracterizado con una peluca goyesca, que bien podría ser obra de Goya o de Rembrandt.
El humor, la ironía o el sarcasmo salpican el recorrido: Picasso se retrata a sí mismo con los trazos de Van Gogh, en un juego paródico. En el que podría ser el cuadro original, un retrato del pintor neerlandés del siglo XIX, predomina el tormento. En este, Picasso aparece sonriente degustando un helado. Más que un desafío, parece un jugueteo. Un guiño al pasado, una mueca.
El desnudo femenino está presente en otra de las salas. Picasso, sus musas y sus etapas. Apenas diez cuadros que sirven para resumir lo que fue la vida de un artista. De los monumentales desnudos de su periodo clásico, al oscuro y afilado cubismo. Aquí, vuelve la huella de Dégas y escenarios de la Maja desnuda de Goya. Todas las caras de Picasso brillan gracias a sus maestros, a quienes lució con orgullo.
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