Este artículo se publicó hace 4 años.
Raúl Bocanegra: "Cuando has mamado violencia, o te reinventas o la ejerces"
El periodista de 'Público' bosqueja en 'Río Tuerto' un mundo en el que la inocencia trata de abrirse paso en tiempos despiadados. Un viaje al centro del trauma cuando las únicas herramientas que tienes a tu alcance son violentas.
Madrid-Actualizado a
Seco, áspero y vibrante. Así es Río Tuerto (Canalla Ediciones), una historia narrada a bocajarro, con la precisión del periodista y la inventiva de un novelista que, por el momento, es todo augurios. Raúl Bocanegra (Gijón, 1977) se estrena con una huida, la que emprenden Lupe y Sara a la vera del río Tuerto. Le han robado dinero y dos pistolas al Colorao, el hombre que aterrorizó las vidas de sus padres y sus infancias en un mundo llamado Omara.
"Siempre me interesó saber qué sucede cuando se produce un daño irreparable, tratar de entender la violencia a través del pasado", explica el autor. Un viaje al centro del trauma que, paradójicamente, Bocanegra imagina a modo de evasión de la mano de dos niñas con el carisma y las agallas de dos referentes feministas, a saber; la poeta y activista Maya Angelou y la cantante de jazz Billie Holiday.
Con el mejor cine negro y el western en la retina, el autor va tejiendo una historia en la que el paisaje es un personaje más, lo hace además con un estilo próximo a la orfebrería, atento al detalle y sin alharacas verbales. "He intentado ser fiel a Marsé cuando dice aquello de que la única obligación moral del escritor es escribir bien", apunta humilde este reportero asturluz, como le gusta definirse haciendo referencia a su origen asturiano y su destino andaluz.
Desconocemos si Bocanegra ha tenido a bien plantar un árbol, sí sabemos, por contra, que ya tiene su libro –esperemos que sea el primero de muchos– y que lo ha ido pergeñando entre biberones y papillas, las de su hijo Leo. Paternidad y reporterismo, un combo no apto para ociosos que Bocanegra ha sobrellevado como ha podido: "A veces me ponía un par de horas antes de desayunar, otras cuando llegaba por la noche, ha sido un proceso bastante largo".
El resultado ha valido la pena. La narración fluye y nos transporta a un mundo en el que la inocencia trata de abrirse paso en tiempos despiadados. Es en esa tierra de nadie donde opera Río Tuerto, esa fina línea en la que un pasado funesto se da de bruces con lo que queda de nosotros y nos pone a prueba. "Quería reflexionar sobre cómo reaccionar cuando todas las herramientas que tienes a tu alcance son violentas, cuando lo que has mamado es violencia, o te reinventas o la ejerces".
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