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El republicano que inventó la Feria del Libro de Madrid

Rafael Giménez Siles no solo modernizó la edición, sino que tuvo ideas brillantes, como la Feria del Libro de Madrid, cuya primera edición de 1933 no tuvo lugar en el parque del Retiro, sino en el paseo de Recoletos.

Rafael Giménez Siles, en la Feria del Libro de Madrid, en 1935.
Rafael Giménez Siles, en la Feria del Libro de Madrid, en 1935. AGA

Este señor, si hubiese nacido en Francia, estaría enterrado en el Panteón de París. Pero como vino al mundo en Málaga, al menos debería tener una calle o una estatua en el parque del Retiro o en el paseo de Recoletos, donde se celebró en 1933 la primera Feria del Libro de Madrid, promovida por un editor singular que ha permanecido durante décadas en el olvido, Rafael Giménez Siles (1900-1991).

Así lo cree Ana Martínez Rus, profesora de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid, quien ha recuperado su figura en el libro Edición y compromiso. Rafael Giménez Siles. Un agitador cultural (Renacimiento), donde perfila a un intelectual que modernizó el sector, publicó a autores críticos extranjeros y fue un pionero del marketing aplicado a su actividad.

"Un editor atípico, porque era farmacéutico, pero su lucha contra la dictadura de Primo de Rivera lo llevó al mundo editorial como una manera de oponerse al régimen. Sin embargo, luego le acabó gustando", explica Martínez Rus. Él quería estudiar Derecho, aunque su padre consideró que Farmacia era una carrera de "más provecho", un consejo que aceptó porque lo que pretendía era dejar su ciudad y respirar los aires bohemios de Madrid.

Cambió la botica, en la que apenas trabajó unos meses, por la tertulia del Café Saboya, donde disfrutaba del poso subversivo que ya lo había llevado a la cárcel por difundir un manifiesto contrario a Alfonso XIII en la revista Post-Guerra. Ya se había significado a su paso por la Universidad Central, en la que recaló en 1916, cuando era un adolescente "muy dinámico y un gran organizador" de charlas y actos culturales, además de líder estudiantil.

"Rafael Giménez Siles es el prototipo de editor moderno. Crea Cenit y, pese a que no cuenta con mucho capital, tiene olfato para editar en castellano a autores europeos y estadounidenses muy comprometidos, además de explotar el gran filón de la literatura antibelicista del periodo de entreguerras", recuerda la especialista en historia de la edición y de la lectura en la España del siglo XX. Suya es la primera edición en castellano de Manhattan Transfer, de John Dos Passos, y Sin novedad en el frente, de Erich María Remarque.

Además de ese catálogo social y de denuncia, destaca su labor de divulgación marxista. Así, publica El Capital y pone sus imprentas al servicio del comunismo cuando la causa lo requiere. "Hace de paraguas del Partido y fue su compañero de viaje", añade Ana Martínez Rus, quien desconoce si llegó a tener carné y matiza que, cuando se exilió a México, rompió con el PCE, que lo había colocado al mando de la Distribuidora de Publicaciones. De carácter estatal, siguió enviando libros durante la guerra civil al frente, a los cuarteles, a los hospitales, a las colonias escolares y a las bibliotecas.

Ana Martínez Rus, autora de la biografía sobre Rafael Giménez Siles, promotor de la Feria del Libro de Madrid.
Ana Martínez Rus, autora de la biografía sobre Rafael Giménez Siles, promotor de la Feria del Libro de Madrid.

"Hablamos de un personaje radical y muy peculiar, porque es un empresario —o sea, un hombre que encaja perfectamente en la dinámica capitalista—, pero su compromiso e ideología lo conducen a publicar un tipo de obras (de Karl Marx, Henri Barbusse, Hermann Hesse, Stefan Zweig, Máximo Gorki…) que tuvieron un éxito increíble, pues era la manera de sortear la censura primorriverista: todo libro que pasase de 200 páginas no tenía ningún tipo de control, al contrario que las publicaciones periódicas", explica la historiadora.

Promotor de la Feria del Libro de Madrid

Tras la proclamación de la Segunda República, Giménez Siles aprovechó el afán de las autoridades de democratizar la cultura para promover la creación de la Feria del Libro de Madrid, un evento abierto a las clases populares, que se surtían en los puestos callejeros y evitaban la atmósfera elitista de las librerías. El descuento del 10% en el precio de cada ejemplar era otro aliciente que ayudaba a socializar no solo el hábito de lectura, sino también la venta, aunque se encontrase con la oposición del gremio de los libreros.

Ya había una Fiesta del Libro, cuando las tiendas aprovechaban para despachar las maulas en los tenderetes desplegados en las aceras. Sin embargo, en la Feria se exhibirían las novedades, no los restos polvorientos que sesteaban en los almacenes. Pese al rechazo de los libreros, veinte editoriales decidieron estar presentes en el paseo de Recoletos con sus casetas de diseño. Inaugurada el 23 de abril de 1933 y sufragada por los propios editores, la primera edición fue un éxito, al que contribuyó la ayuda de las instituciones republicanas.

Rafael Giménez Siles, con el ministro Ramón Prieto, en la Feria del Libro de Madrid, en 1935.
Rafael Giménez Siles, con el ministro Ramón Prieto, en la Feria del Libro de Madrid, en 1935. AGA

"La Feria puso el libro en la calle y ensayó otras formas de propaganda y difusión de las publicaciones, que Rafael Giménez explotará con toda intensidad en México en las Librerías de Cristal con autores y títulos en anuncios de neón", escribe Martínez Rus en Edición y compromiso, donde repasa la trayectoria del editor en Ediciones Oriente, la Cámara Oficial del Libro de Madrid, la Escuela de Librería y la Agrupación de Editores Españoles, que distribuyó ejemplares por toda España a bordo de sus camiones-librería.

De la Feria del Libro de Madrid a la Librería de Cristal del D.F.

Exiliado en México, fundó Edición y Distribución Ibero Americana de Publicaciones S.A. (EDIAPSA), ayudó a poner en marcha la Editorial Siglo XXI y, como señalaba la profesora de la Complutense, inauguró unas modernas librerías sin mostrador y con vistosos escaparates. "La concepción del libro en la sociedad de masas implicaba sacarlo de las estanterías, publicitarlo como un producto más de primera necesidad, lejos de esa consideración como artículo de lujo, fetiche para iniciados", escribe Martínez Rus.

"El propósito era desacralizarlo", subraya la historiadora, "desempolvar la aureola de reliquia destinada solo para un público experto", lo mismo que hizo a miles de kilómetros de distancia, hace casi un siglo, cuando se propuso popularizar su venta en la Feria del Libro de Madrid, que ahora tiene lugar en el parque del Retiro. No cabe duda de que, además de socializar la cultura, Rafael Giménez Siles tenía una gran visión para los negocios.

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