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Todd Haynes "La situación de la mujer hoy es como una broma siniestra, un descomunal error"

Referente del ‘new queer cinema’ de los 80 y de la libertad creativa, el cineasta insiste con personaje marginados, pero en ‘Wonderstruck. El museo de las maravillas’ lo hace desde el universo de la infancia y recuperando la esencia del cine.

El director estadounidense Todd Haynes.- AFP

Referente de la libertad y la coherencia en el cine, también del cine independiente, una de las conciencias de lo que se llamó en los 80 el new queer cinema y hoy, y para siempre, autor de la hermosa, valiente y tristemente discriminada por el Hollywood que se resiste a aceptar el lesbianismo, Carol, Todd Haynes vuelve a sorprender con la pureza de sus propuestas. Wonderstruck. El museo de las maravillas, su nueva película, es un gozoso viaje de retorno a la esencia del cine, un cuento sobre la identidad narrado desde la infancia, la delicada obra de un artesano atento a cada pequeño detalle.

Protagonizada por dos niños sordos, Millicent Simmonds y Oakles Fegley, de dos épocas distintas: los años 20 y los 70, la película es una adaptación al cine del libro Maravillas, del escritor e ilustrador Brian Selznick, a quien ya llevó a la gran pantalla Martin Scorsese en la fascinante La invención de Hugo. Con Julianne Moore y Michelle Williams, ésta la historia de Ben y Rose, dos niños que buscan a su padre el primero y ella, a su madre, en un Nueva York separado por medio siglo, pero que contiene una mágica simetría. Estrenada en Cannes, se presentó después en el Festival de San Sebastián.

Una película en color y blanco y negro, que rinde homenaje al cine mudo, ¿es una forma de reivindicar la independencia creativa?

Es más una invitación a revisar las películas de los años 20. Al verlas, te das cuenta de lo sofisticado y multifacético que era el cine, la riqueza y la complejidad que tenía. ¡Cómo era el cine! Era todo posible, era súper sofisticado. Todo lo de después ya se había probado antes en esa época dorada del cine mudo.

¿Por qué los niños protagonistas son sordos?

Los personajes sordos son muy atractivos, es muy interesante conocer cómo ven ellos el mundo. Antes de rodar, estuve caminando por Nueva York con unos cascos para no poder oír. Veía las cosas de otra manera, todo me sugería sonidos. Sin los cascos veía las cosas más grises. Cada vez estamos expuestos a un entorno más ruidoso y vivimos obsesionados con el teléfono móvil, perdemos la capacidad de nuestros sentidos. Deberíamos agudizarlos, sobre todo el sentido de la verdad.

¿Es esta una historia sobre la identidad o sobre los orígenes?

Es una historia para averiguar de dónde venimos y quiénes somos. Para reencontrar el pasado y cuál es la verdadera historia a descubrir. Es una película que también se pregunta por el origen y por los elementos más puros del cine.

¿Por qué vuelve justamente ahora al cine mudo?

Una de las cosas que ocurrió con el final del cine mudo fue que, curiosamente, el público se alejó. Antes todo el mundo podía experimentar sensaciones en el cine, los sordos también, luego éstos fueron unos marginados. Esta película sí es, de alguna forma, una manera de reivindicar el cine como herramienta, una herramienta que ya existía cuando era mudo y que, desde luego, no funciona como tal con las malas películas.

Un instante en 'Wonderstruck. El museo de las maravillas'

Un instante en 'Wonderstruck. El museo de las maravillas'

Pero también hay grandes películas habladas…

Por supuesto, hay una gran tradición en el cine con geniales diálogos. En las películas de Lubitsch, de Tarantino, de Woody Allen. Y ellos son maestros del cine, pero el lenguaje visual debe ser siempre el primero en la comunicación desde el cine.

Usted ha utilizado la herramienta del cine para dar voz a grupos marginados, a homosexuales, lesbianas, mujeres…

Lo de la mujer hoy, su situación, es un descomunal error, una broma siniestra, ¡ojalá fuera diferente! Me gusta pensar en las mujeres libres, pero me pregunto muchísimo, constantemente, por la misoginia en nuestra cultura. El sexismo, el machismo que hay es aterrador. Trump está constantemente denigrando a las mujeres y provocando escenas nunca imaginadas. Es un machismo que ni siquiera se esconde, es como si el feminismo no existiera. A menos, la resistencia sigue funcionando.

¿Fue la causa de la discriminación a su película ‘Carol’?

No lo sé y ahora no me importa ya. Lo que yo esperaba con Carol era que conectara con el público y mis expectativas se cumplieron con creces. No me importa realmente si fue discriminada la película porque puedo seguir haciendo cine y soy libre. Además, los premios y las campañas que hay que hacer son muy cansinos, es un proceso muy duro en el que puedes perder la atención de lo importante.

Sus nuevos personajes, Ben y Rose, también están excluidos por su sordera.

Los personajes que tienen que hacer frente a la exclusión social y al aislamiento me atraen. Ben y Rose son así, se sienten rechazados en este mundo. Me encantó en la novela cómo los dos afrontan la pérdida, el rechazo y su sordera. Lo hacen sin excusas, con valentía. Comprendí que los niños no son de naturaleza sentimental, sino el objeto del sentimentalismo adulto. En realidad, a ellos la sordera les hace, paradójicamente, menos dependientes, viven con menos apegos y tienen un agudo sentido de percepción.

¿Tiene para usted un significado especial ese salto en el tiempo de la historia?

Para mí, el pasado siempre ha sido capaz de responder al presente. No comparto eso de que nuestras culturas se iluminan más según avanzamos, creo que eso es una visión que solo satisface la percepción del mundo en el que vivimos.

¿Qué hay en los años 20 que explique este siglo XXI?

Vivimos con el mismo consumo obsesivo de contar historias. En la década de los 20, la gente pasó más tiempo que nunca en el cine, hay un evidente paralelismo con nuestra voracidad de contenidos de ahora. La visión que tenemos de la clase media es la que se creó en los años 20, en contra de los que dicen que se originó en el boom económico de los 50. Cuando se produjo la Gran Depresión de 1929, las expectativas con las que vivimos hoy ya existían, ya eran la nueva norma.

¿Cómo soporta esta nueva era de Trump?

Vivo en Portland rodeado de personas que piensan como usted y como yo, así que diariamente no es difícil. A pesar de ello, nos sentimos indefensos y, sobre todo, agradecidos y admirados por todas las personas que en otros sitios de América salen a la calle. Ello son hoy auténticos héroes.

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