Público
Público

Borg, el maestro de la raqueta de madera

Nadal iguala los Roland Garros conquistados por el sueco, que dominó a su antojo en la década de los setenta

ALBERTO CABELLO

Con un look muy de la época, a lo Jesucristo Superstar, y una raqueta de madera, Björn Borg gobernó el tenis en la década de los setenta, así en la tierra como en la hierba. Seis Roland Garros, cuatro consecutivos, y cinco Wimbledon conquistó el sueco de hielo. Su vida personal no fue tan metódica, después de dejar el tenis, sus problemas económicos casi le fuerzan a subastar su colección de trofeos. Se fue del tenis con sólo 26 años y en los noventa volvió con su inseparable raqueta de madera. Ya estaba anticuada.

Todo empezó por un campeonato de tenis de mesa que ganó su padre. El trofeo fue una raqueta de madera, que pasó a manos de su hijo de 9 años, Björn. Cuando se hizo profesional, ya dominaba la herramienta. La misma que había sido usada durante casi un siglo, tenía un nuevo maestro. Para ello tensó las cuerdas más que nadie, a más de 36 kilos. En una de la ediciones en la que consiguió ganar en la tierra de París rompió el cordaje 60 veces. Su impresionante juego desde el fondo de la pista le convirtió en un jugador especialista en tierra batida.

Resulta así más inexplicable su increíble racha ganadora en Wimbledon, nunca fue un especialista en el juego en la hierba. Algunos de sus rivales encontraron en su ineptitud para volear uno de las claves para sus victorias en Londres, “la hierba hace que sus malos golpes se conviertan en magistrales”, aseguró McEnroe.

Siempre supo dominar mejor que nadie los momentos decisivos de cada partido, su pulso es más lento de lo normal y siempre tuvo un plus de serenidad para jugar los puntos importantes. Su actitud glaciar en la cancha era otro golpe más de su repertorio. “Intento hacer creer a mi rival que no puede superarme. Nunca aplaudí o felicité por el golpe de un contrario. Iba a la zona de saque y me preocupaba del siguiente punto. Era un forma de decirle que no me importaba lo que había hecho. Tendría que dar dos mil golpes así, si quería derrotarme”, decía.

Su rivalidad con John McEnroe se convirtió en una de las más bíblicas de toda la historia del tenis. El matemático nórdico, contra la improvisación del estadounidense. La final de 1980 en Londres está señalada en rojo. Un cuarto set con un tie break de 25 minutos con 18-16 para el americano y un quinto con 8-6 para Borg.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?