Este artículo se publicó hace 16 años.
China pretende silenciar la subida de la antorcha al Everest
Está poniendo numerosas trabas a los periodistas extranjeros que pretenden aclimatarse a la altitud de la montaña. Además, otras siete personas han sido detenidas en el recorrido de la llama por Canberra
Pekín ha protegonizado hoy un capítulo más en su serie de censuras y limitaciones a los derechos de información. Ha impedido a los medios de comunicación extranjeros prepararse para cubrir la subida de la antorcha olímpica al Everest, que tendrá lugar a mediados de mayo, después de las protestas periodísticas por la anulación de un viaje de prensa al campo base de la cima más alta del mundo.
El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Pekín (Bocog) ya había decidido a principios de semana aplazar este viaje alegando problemas meteorológicos. En un principio, los periodistas tenían que trasladarse de Pekín a Lhasa el martes 22 de abril para poderse aclimatar antes de alcanzar el campo base del Everest, situado a 5.150 metros de altitud, donde esperarían la salida de la llama olímpica, prevista para mediados de mayo.
Pero las últimas disposiciones de las autoridades olímpicas proponían un viaje rápido y bajo fuerte vigilancia de tres días a través del Tíbet hasta el campo base. Los periodistas invitados al viaje manifestaron su preocupación ante el posible impacto de salud de una rápida subida al campo base.
Los organizadores chinos cambiaron precipitadamente la fecha límite para para el pago de los billetes aéreos de los periodistas a la capital de Tíbet y hoy se han negado a aceptar esos pagos, procedentes de las principales agencias mundiales de prensa.
"Lo siento, es demasiado tarde", indicó Xu Xianhui, un responsable de los JO de Pekín, cuando se iba de las oficinas olímpicas, perseguido por un grupo de periodistas. "Los pagos de otros órganos de prensa extranjeros fueron aceptados antes", precisó Xu a los periodistas.
Paso sin incidentes por CanberraA pesar de la presencia de un importante número de manifestantes, tanto a favor como en contra de China, las fuertes medidas de seguridad redujeron los incidentes a su mínima expresión durante el paso de la antorcha olímpica por Canberra y tan sólo fueron detenidas siete personas.
Tras las escenas vividas en Londres, París y San Francisco, donde miles de manifestantes protestaron contra China por la represión que está ejerciendo contra la región de Tíbet, unos 500 policías australianos bloquearon parte de la ruta con barreras de hierro.
Según informó la cadena de televisión BBC en su edición digital, no sólo se congregaron manifestantes pro tíbet, sino que miles de chinos, muchos de ellos estudiantes en este país, se alinearon a ambos lados de la ruta convirtiéndola en un mar de banderas rojas. Por su parte, el primer ministro australiano, Kevin Rudd, advirtió de severos castigos a quienes encabezaran protestas violentas durante el paso de la llama olímpica.
También hubo disputas entre varios agentes de Policía australianos y los guardias de seguridad chinos que han acompañado la antorcha en otros países. El Gobierno australiano había insistido en que sus efectivos policiales darían la protección necesaria a la llama olímpica sin la gran cantidad de guardias chinos que se han observado anteriormente.
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