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Dinamita sin pausa

El Madrid se presenta ante su público con una goleada aplastante ante el Rosenborg

LADISLAO JAVIER MOÑINO

A falta todavía de circulaciones dañinas en los últimos 20 metros, el Madrid es dinamita. Sin pausa, a golpes de fútbol espasmódico, pero pura dinamita. Un elenco de futbolistas de primer nivel mundial que acogotan al contrario en su área por intimidación. Jugadores capaces de solventar los encuentros con la naturalidad de sus virtudes individuales.

Sin esa frescura con el balón en ataques estáticos, Benzema es un alivio para Pellegrini. Los cuatro de arriba todavía no fabrican muchas paredes con éxito para desmontar las defensas cerradas. Que Benzema sea capaz de revolverse en un metro o armar el disparo con rápidez y puntería le ayudará a destartalar esos concienzudos entramados defensivos que le van a preparar. Enseñó esa capacidad en los dos tantos que sumó. En el primero controló un melón de Marcelo con la espuela y de espaldas. Se giró como un resorte y la pierna izquierda ya armada para sacar un disparo raso y cruzado. En el segundo puso el balón en la escuadra con otro ejercicio de pistolero de duelo. A la carrera y sin pensárselo colocó el balón en el ángulo mientras el portero noruego aún seguía con las piernas flexionadas. Esperando un balón que nunca vio.

No ha habido equipo en toda la pretemporada que le haya mirado a la cara al Madrid. Menos lo iba a hacer el blando Rosenborg, que se fue del Bernabéu con una tunda y sin saber cuáles eran sus méritos para la cita, más allá de su disponibilidad para el bolo.

El potencial ofensivo que ha depositado Florentino Pérez en manos de Pellegrini genera en los contrarios la sensación de que les conviene ponerse el casco y atrincherarse. En la semana que abre la Liga, el Madrid ha entrado seguro de que tiene que hacer muy poco para marcar goles y consciente de que el equipo aún está en la cocina. Aún no ha resuelto el juego ofensivo con una incorporación dinámica de los laterales. Y la va a necesitar, porque muy pocos equipos, de primeras, le van a conceder metros. Ese amontonamiento de atacantes y defensas se rompe por los costados, porque las paredes por el medio estarán muy caras.

Hasta ahora, al Madrid le basta con la inspiración adquirida con el talonario. Apuestas tan costosas como seguras. Y de todas ellas, la que más preocupa es la más cara. Cristiano Ronaldo. Esta es la otra gran asignatura pendiente de Pellegrini. Y no lo tiene fácil. Las mejores jugadas del portugués son con la sexta metida y mucho prado por delante. Esas características entran en contradicción con el fútbol que pretende su entrenador y con los planteamientos de los contrarios. No hay duda de que a la mínima que pueda atravesar el campo con el balón pegado al pie, Cristiano será Cristiano. Su problema está en su versión en el juego de posiciones, de líneas cerradas y poco tiempo y espacio para pensar y ejecutar. Necesita ajustar su fútbol para desequilibrar sin necesidad de arrancar. Se le presentan tres opciones a las que agarrarse. O descarga paredes de espaldas, o intenta el regate engañando sin apoyarse en la velocidad o busca el gol con las mismas armas de Raúl: pisando el área a traición.

Si Cristiano está en una encrucijada, otros como Lass se han envalentonado rodeado de tanta púrpura. Chirría el diez en su espalda, porque es el dorsal de los distintos, aunque  firmó un golazo pisando el balón antes de descerrajar un zurriagazo que redujo el sacrilegio. Menos extraño se siente Raúl, que apareció en la foto y cerró el marcador con un cabezazo certero. El capitán ha salido ganador de la batalla del verano. Una vez más a ver quién le sienta.

Con todas sus conquistas como testigo en la hierba, con música de Puccini de fondo y los dos equipos haciéndole el pasillo, Míchel Salgado se despidió de la que ha sido su afición durante una década. Acompañado de sus dos hijos, ambos ataviados con la camiseta de su padre, Salgado no pudo contener las lágrimas cuando el Bernabéu coreó su nombre. 'Ha sido emocionante y duro', expresó con la voz entrecortada mientras el eco de su nombre retumbaba por última vez en el Bernabéu.

Real Madrid (4): Casillas; Arbeloa (Pepe, m. 46), Albiol, Garay, Marcelo (Drenthe, m. 70); Xabi Alonso (Granero, m. 46), Lass (Diarrá, m. 75); Cristiano Ronaldo (Guti, m. 67), Kaká (Van Nistelrooy, m. 75); Raúl (Higuaín, m. 58) y Benzema (Robben, m. 58).

Rosenborg: Jarstein; Lustig, Stadsgaard, Annan, Dorsin (Wahgberg, m. 86); Sapara (Lago, m. 57), Demidov; Strand, Iversen, Skjelberd; y Prica

Goles: 1-0. M. 12. Benzema controla en el punto de penalti, de espaldas y con la espuela, un centro de Marcelo, se gira y bate a Jarstein de tiro raso y cruzado. 2-0. M. 25. Lass, de potente derechazo desde 30 metros que entra por la escuadra. 3-0. M. 26. Zurdazo de Benzema, esquinado, que se cuela por el ángulo. 4-0. M. 54. Raúl, de cabeza, a la salida de un córner desde la derecha.

Árbitro: Rubinos.

 

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