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Domenech despilfarra talento

Franceses y rumanos jugaron de espaldas a la portería en un partido muy trabado. Los galos no aprovecharon su calidad y se complican el pase

LADISLAO JAVIER MOÑINO

Al primer partido, a Francia se le descubrió que sigue con los mismos problemas que en el Mundial 2006. Allí, igual que fue finalista, pudo haber caído en la primera fase. Domenech mezcla en la alineación el músculo y la habilidad, pero superpone el juego de los que tienen lo primero. Urde el mismo plan dos años después y el resultado es un fútbol muy duro de digerir.

Con muy pocas variantes y escasas concesiones para los que el balón es algo más que un objeto de robo y tocarlo de primera. Domenech espera vivir de la contra y, cuando ve que no, dispone el ataque masivo pero desorganizado porque no trabaja a sus jugadores para jugar a ser dominadores.

La propuesta no está a la altura ni del palmarés de Francia ni de sus futbolistas. No aprende Domenech, o no se da cuenta de que los rivales se le aculan atrás porque les intimida el potencial de sus jugadores. El mismo que él despilfarra en busca de contragolpes que nunca llegan porque el contrario teme la zancada y la potencia de sus delanteros. No deja de ser curioso que sus mejores partidos en el Mundial 2006 fueran ante España y Brasil, dos selecciones que piensan el fútbol mirando a la portería contraria.

A Rumanía no le importó entregarle metros y el campo. Metió a Chivu y a Radoi por delante de los centrales y construyó un muro contra el que se empotró el fútbol plano de Francia. No había espacios para la elegante zancada de Anelka, ni canales de conducción para que Benzema luciera. Hizo lo que pudo la gran promesa de Francia. Se sabía espiado por medio mundo y se desesperó porque le llegaban muy pocos balones. Enseñó un par de controles, que cuando arranca intimida y que arma la pierna como un rayo para chutar.

El problema que tiene es que no tiene un jugador que lo alimente. Domenech sigue empeñado en que Ribéry se cosa a la banda derecha. No lo hace mal ahí, pero necesita más libertad. Su posición explica cuál es el pelaje del seleccionador francés. No quiere sacrificar el doble pivote, ni aunque su selección esté a punto de conceder un empate que nadie calculaba.

Con Makekele y Toulalan se cree imbatible. Así que coacciona a Ribéry pegado a la cal y no se atreve con el joven Nasri de mediapunta. Cambia cromos en las sustituciones para que la pizarra no se le descuadricule con un dibujo asimétrico, que siempre queda muy mal entre los tácticos: Gomis por Anelka y Nasri por Benzema. Sacrifica reina por reina y ni se le pasa por la cabeza sacar del campo a un peón o a un central.

Y como es un obseso del equilibrio tampoco concede excesiva libertad a los laterales.  Así que Rumanía se frotó las manos. Esperó atrás sin ningún rubor y se desplegó cuando pudo. Según pasaba el tiempo Francia jugaba peor. Los nervios empezaron a acortar sus jugadas. Con más de 20 minutos por delante jugaron a poner el balón en el área rumana lo más rápido posible. Otro favor para los jugadores de Piturca, que se sintieron todavía más seguros con ese fútbol de Francia. Con ese despilfarro de talento que Domenech sigue protagonizando. Algo que cuesta mucho admitir.

 

0. Rumanía: Lobont; Contra, Tamas, Goian, Rat; Cocis (Codrea, m.64), Radoi (Dica, m.93), Chivu; Nicolita, Daniel Niculae, Mutu (Marius Niculae, m.78).


0. Francia: Coupet; Sagnol, Thuram, Gallas, Abidal; Ribery, Toulalan, Makelele, Malouda; Anelka (Gomis, m.72), Benzema (Nasri, m.77).


Árbitro: Manuel Enrique Mejuto González (España). Amonestó a los rumanos Daniel Niculae (m.27), Contra (m.39), Goian (m.43) y al francés Sagnol (m.51)


Incidencias: Partido de la primera jornada del C de la Eurocopa disputado en el Letzigrund Stadion de Zúrich ante unos 30.000 espectadores. Presenciaron el encuentro en el palco el presidente de Rumanía, Traian Basescu, y el presidente de la UEFA, el francés Michel Platiní.

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