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Galácticos de otra galaxia

La reivindicación de Sneijder y Robben

L. J. M.

Mientras Sneijder hacía malabares con el balón en el último entrenamiento de Holanda, Robben discutía con Van Bommel, medio en serio, medio en broma, sobre un pase mal dado. 'Como mañana centres así, no metemos una', le espetó Robben a su compañero del Bayern. 'Lo que tienes que hacer es meter bien la cabeza', le gesticuló Van Bommel.

Los dos ex madridistas son el epicentro del fútbol ofensivo de Van Marwijk. Uno por pegada y el otro desde la habilidad. Holanda confía a ciegas en Sneijder como goleador desde la segunda línea y en el desborde de Robben. Son los dos argumentos más dañinos con los que cuenta Holanda para batir hoy a España. Ambos salieron del Real Madrid por la puerta de atrás, se sintieron mera mercancía cuando pensaban que podían aportar mucho al nuevo proyecto de Florentino Pérez.

Un año después de ser sobrepresionado para abandonar el Madrid, Sneijder pelea por el Balón de Oro, credencial suficiente por lo que dice la historia para ser considerado un galáctico. Robben, antes de partir hacia Suráfrica, aseguró que ese galardón también estaba entre sus objetivos, pero que necesitaba 'hacer un buen Mundial'. El extremo aseguró que su salida de Madrid fue 'muy extraña'. 'Llamaron a mi padre y sólo se habló de dinero. No se habló de planificación deportiva, ni del equipo, ni de lo que podía aportar. Sólo pensaban en el dinero y le dijeron a mi padre que necesitaban lo que pagaran por mí'.

En el Bayern, Robben se volvió a afilar. Llegó cuando habían surgido las primeras dudas sobre Van Gaal. Hizo un par de goles salvadores y se lesionó. Estuvo tres semanas parado y cuando regresó a los entrenamientos enseñó su jerarquía. Lahm le barrió en una disputa del balón y le citó para medir puños al término del entrenamiento. Desde entonces se convirtió en un futbolista fundamental para el Bayern. Hoy pueden ser galácticos de otra galaxia.

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