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El Madrid saca el mazo

Los blancos golean a un flojísimo Levante, en un partido en el que mejoraron su juego colectivo

GONZALO CABEZA

Si el Madrid jugase así siempre, los debates no existirían. Al menos no los futbolísticos. Fuera del terreno de juego, ya se encargaría Mourinho de crear incendios para aliviar a los polemistas. Los blancos, en un partido copero muy sencillo desde sus primeros compases, demostraron que también pueden jugar bien. El dominio no fue constante, hubo momentos en los que la idea se desdibujaba, pero los espectadores del Bernabéu pudieron, por fin, divertirse con un equipo brillante, rápido, con un buen sentido colectivo y una descomunal pegada que convirtió al Levante en un juguete.

No es casualidad que todo eso pasase el día que en el centro del campo había dos jugadores de fútbol y no Xabi Alonso junto a un atleta. Mourinho, en un cambio de guión inesperado, decidió juntar al tolosarra con Granero que, sin ser el más clarividente de los jugadores, al menos sí que sabe dar los pases con los que Khedira, Lass o Diarra ni sueñan.

Solo con ese cambio el juego del Madrid tuvo sentido desde su nacimiento y no necesitó supeditarse a la batalla constante de Xabi Alonso contra el resto del mundo y a los toques de genialidad de Cristiano, Özil y Di María. Estos tres, como siempre, brillaron. El talento es esa cualidad que permite a determinada gente hacer cosas que el resto del mundo sólo puede aplaudir y de medio campo para adelante el Madrid tiene mucho de eso. La defensa del Levante, muy floja en todos sus puntos a diferencia del rocoso partido de Liga en el que rascó un empate a los blancos, dio las suficientes facilidades para que los delanteros madridistas se dieran un festín.

Quizá el que más disfrutó fue Benzema, siempre cuestionado y no sin motivos. El francés marcó tres goles y dio dos más, aunque también falló ocasiones claras, demostró que tiene mimbres para ser grande. Todo eso que enseñó ayer y contra el Auxerre no servirá para nada si no es capaz de trasladarlo a partidos de tensión real. No será de ese estilo el encuentro de vuelta. Con un festín de 8-0, el partido de Valencia sobra.

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