Este artículo se publicó hace 14 años.
Messi enciende las luces
Tres goles del 10 acribillan a un Valencia que aguantó de pie hasta que Guardiola varió su guión
Enrique Marín
Puede parecer un contrasentido, pero cuanto más brilla individualmente Messi, menos lo hace colectivamente el Barça, aunque el argentino fue ayer quien encendió las luces a un equipo al que le costó imponer su juego. Tres goles de fabricación casera del 10 tumbaron a un Valencia que aguantó de pie medio tiempo, pero que cayó a la lona cuando Guardiola rectificó en el descanso al sustituir a Bojan por Henry. El francés se situó de 9 y fue clave en que el Barça encontrara la profundidad necesaria para hincarle el diente a los de Emery. De esos espacios se aprovechó Messi, quien cabalgó a sus anchas entre líneas para lograr un hat-trick y aumentar su cifra goleadora en Liga a 22, tres más que el ayer ausente Villa.
El sufrido empate en Almería y la pérdida del liderato que conllevó provocaron que las dudas se instalaran incomprensiblemente en el entorno del Barça. En ello también contribuyó un desconocido Guardiola, cuya expulsión puede que no fuera justa, pero sí muy significativa. Al margen de la monserga arbitral, el juego del campeón del mundo (cuyo logo lució ayer el Barça en su camiseta) puede admitir dudas desde fuera, pero nunca desde dentro. Ni siquiera en un partido como el que planteó el Valencia, en cuya primera parte a los de Guardiola les faltó fluidez y les sobraron concesiones. Desde su destierro en el palco, Pep diagnóstico con nitidez lo que necesitaba el Barça y sus reajustes cambiaron el sino de un encuentro que estaba condenado a seguir alimentando las dudas, pero que acabó con un subidón de autoestima gracias a la magia de Messi.
El cambio de Henry por Bojan, decisivo para que el Barça tuviera profundidad
La ausencia de Ibrahimovic, injustamente juzgado si sólo se apela a su cuenta goleadora, la suplió Guardiola con Bojan por fuera y Messi por dentro, papeles cambiados a conciencia, pero con resultados que pronto hicieron dudar de su conveniencia. El Valencia se desplegó con muchísima intención y suyo fue el primer tiempo. En ausencia de Villa, Chori Domínguez tenía una buena oportunidad para demostrar a Emery que puede confiar en él. ¿Lo hizo?
La expulsión de Maduro terminó por arruinar la tibia reacción de Emery
El hecho de que tras el descanso Guardiola sustituyera a Bojan confirmó que tampoco a Pep le gustó lo que estaba viendo. Con Henry sobre el campo, el dibujo del Barça volvió a variar al 4-2-3-1 que Guardiola niega, pero que es una evidencia y una necesidad táctica. El Valencia no varió su guión tras el primer gol de Messi. Cuando un equipo está concebido y posicionado para hacer daño desde el error del rival, no es fácil variarlo en marcha. Emery introdujo un cambio con intención Zigic por El Chori, aunque se le olvidó cumplimentarlo con un toque de retreta al resto de su equipo. Zigic tuvo una ocasión clamorosa ante Valdés que posiblemente El Chori no hubiera fallado. Lo del gigante serbio son las distancias cortas y, en contra de lo que necesitaba, el Valencia seguía demasiado lejos del área rival.
La expulsión de Maduro lapidó definitivamente el plan B de Emery, que se vio obligado a recomponer su maltrecha defensa y colocó a Pablo Hernández de lateral izquierdo. De ello se aprovechó Messi, quien, con otros dos goles, despejó dudas y animó al personal.
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