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El ocaso del imperio yanqui

Arranca hoy en Atlanta el torneo de la PGA, el último grande de la temporada

GONZALO CABEZA

Los tiempos cambian y hasta los dogmas más estables en el deporte están sujetos a modificación. Hay uno que dice que los Estados Unidos dominan con mano de hierro el golf, pero el metal parece estar fundiéndose. En abril de 2010 Mickelson lograba su cuarto grande en Augusta. Su nombre tomaba fuerza como sucesor de Tiger Woods, ya descentrado por sus problemas extradeportivos.

Pero no fue así, la caída del rey no tuvo sucesión sino anarquía, los torneos grandes cayeron en la indefinición y se demostró que cualquiera podía mandar en un fin de semana. Desde Mickelson ningún americano se ha impuesto en un grande, y ya son seis los que se han disputado. John McDermontt consiguió en 1911 el primer grande para los Estados Unidos: después de aquello nunca se dio una sequía tan prolongada. En la historia de 418 grandes, Estados Unidos se ha llevado 258. Y eso que el dominio fue tardío, antes de McDermontt ya se habían disputado 66 grandes sin casi participación estadounidense.

Los estadounidenses nunca habían estado seis grandes seguidos sin ganar

De hecho, si este fin de semana en el torneo de la PGA el viento no cambia, se habrá cerrado una temporada entera sin un grande estadounidense, una combinación que, desde que hay cuatro majors en el calendario, sólo se ha dado una vez. Pasó en 1994, Olazábal se impuso en el Augusta, Els, surafricano, en el Abierto deEE UU y Price, zimbabués, en el Británico y el PGA.

Nadie se atreve a escoger un favorito. Ningún golfista ha repetido victoria en los últimos 13 grandes. De esos sólo dos Mickelson y Cabrera habían conseguido previamente un major. En la nómina de ganadores han aparecido jóvenes prodigio como McIlroy y grandes sorpresas como el surafricano Oosthuizen. El pronóstico para este fin de semana en el Atlanta Athletic Club sólo vale como aproximación. Se han acabado las certezas.

Sólo 1994 se quedó sin una victoria norteamericana en un Grand Slam

Los expertos disparan al aire. Puede ser el momento de Westwood, inglés, un jugador de gran regularidad ha sido top-3 en cinco de los últimos diez grandes que sigue a la caza de su primer gran trofeo. O de Luke Donald, también inglés, número 1 del mundo. Quizás Jason Day, el jovencísimo australiano que ya ha demostrado este año poder estar arriba. También McIlroy, otro imberbe que ya sabe lo que es ganar un grande. Otros apuntan a Adam Scott, que viene de ganar un torneo y está auspiciado por el caddie que Tiger tenía en sus grandes momentos. Incluso algún viejo rockero, como el zurdo Mickelson. Todos pueden ganar la PGA, el campo está abierto a aventureros de todas las edades y, cada vez más, de todas las nacionalidades. Españoles, habrá cinco: Jiménez, Olazábal, Quirós y García.

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