Salió de la casa club de blanco inmaculado. Dispuesto a dar portazo a los últimos 18 hoyos de la temporada de la forma más decorosa posible. Sin embargo, Sergio García se transmutó, en el hoyo 10, en la peor copia de sí mismo. Enfrascado con el putt, uno de los palos de la bolsa que mejor maneja, Sergio propinó un puntapié a la bola después de fallar el golpe que hubiera supuesto un birdie.

La bola fue a parar al anillo que separa el green del rough. La desconexión de Sergio en ese hoyo, que necesitó nueve golpes para cerrarlo, no sólo le valió para firmar su peor tarjeta en el Volvo Masters de Valderrama (+17).

Desde entonces, Sergio volvió a mostrar otro de esos episodios de inmadurez que han salpicado su carrera. Al lanzamiento de un zapato contra un espectador, en un torneo del circuito americano, y el esputo  que dejó caer dentro de un hoyo, tras fallar un putt en un torneo a principio de esta temporada, recogido por YouTube, Sergio sumó ayer un nuevo desplante con el público. En la calle del 16, Sergio se enfrentó con un espectador que le gritó: “¡A ver si empezamos a jugar al golf!”, tras un mal golpe de aproximación a green.

¡Ven aquí y coge tú los palos!”, repitió por dos veces García al citado espectador, mirándolo desafiante, con un gesto con ambas manos y tras arrojar su palo contra el césped. Sergio no paró de perseguir con su mirada al espectador, aunque pareció que el incidente le sirviera de estímulo pues en el hoyo 17 logró un eagle, tras un pitch sensacional, que evitó cerrar la última vuelta con 80 golpes.

El desplante de Sergio quedó sin sanción, tras una conversación de 15 minutos que mantuvo el golfista con George O’Grady, director ejecutivo del circuito europeo.

Coetáneo de Sergio (27 años), Justin Rose, al igual que el español lanzado prematuramente al estrellato, zanjó ayer las dudas sobre su carrera. Su victoria en el Volvo Masters  -“en torneos así es dónde ganan los grandes jugadores”, asegura- tuvo premio doble: el triunfo en la Orden de Mérito, por delante de Els y Harrington. “Ser número uno de Europa es maravilloso”, asegura. Una sensación que aún le queda lejos a Sergio.