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El capital mexicano corona su presencia en España con la toma de control de OHL

Grandes fortunas de país azteca llevan años aprovechando las oportunidades de negocio que les brindan sectores españoles como la construcción, la banca, el transporte, la restauración o el entretenimiento

El logo de la constructora OHL. REUTERS/Sergio Pérez
El logo de la constructora OHL. REUTERS/Sergio Pérez

VICENTE CLAVERO

El interés del capital extranjero por España se disparó en cuanto el país presentó sus primeros síntomas de recuperación, después del duro ajuste al que fue sometido durante los peores años de la crisis, impuesto en buena medida por la Unión Europea.

Una de las zonas de donde más dinero llegó y aún sigue llegando es América Latina; en concreto, de México, cuyos grandes inversores vislumbraron la posibilidad de haber buenos negocios aquí, aprovechando las debilidades de un tejido empresarial muy tocado.

Uno de los pioneros fue Carlos Slim, el quinto hombre más rico del mundo en 2019, justo por delante de Amancio Ortega, fundador y primer accionista de Inditex. Slim tiene hoy importantes intereses en España, donde controla FCC y la inmobiliaria Realia y, además, es un destacado accionista del Grupo PRISA.

Los últimos en llegar, en cambio, han sido Mauricio y Luis Amodio, que acaban de dar un respiro a los muy endeudados Villar Mir, al comprarles una participación de control en otro gigante de la construcción: OHL.

Entre el desembarco de Slim y la llegada de los Amodio, numerosos empresarios mexicanos han puesto una pica en España, sin hacer ascos a ningún sector: desde el financiero (Popular, Sabadell) hasta el de alimentación (Campofrío), pasando por el transporte (Avanza), la restauración (Zena, Vips) o el entretenimiento (Yelmo Cines). Hombres como Antonio Del Valle, Juan Carlos Uriarte o David Martínez, junto con los ya antes citados, se han hecho un hueco en la economía del país, aunque no todos con la misma suerte.

Éstas han sido sus operaciones más sonadas:

OHL. El grupo liderado hasta ahora por la familia Villar Mir comunicó la semana pasada a la CNMV la venta de un 19% de sus acciones a las sociedades Forjar Capital y Solid Rock Capital, controladas por Mauricio y Luis Amodio. El precio acordado es de 1,1 euros por título. Los compradores se comprometen a adquirir otro 9% antes del 22 de noviembre de este año a 1,20 euros, lo que eleva el montante total de la operación por encima de los 81 millones. Los Amodio se convertirán así en socios de referencia de OHL, con un 25% del capital, mientras que la participación de los Villar Mir bajará hasta el 6%.

FCC. Carlos Slim entró en el accionariado de la constructora a finales de 2014, de la mano de Esther Koplowitz. Después de varias adquisiciones y de la OPA que se vio obligado a lanzar, el magnate mexicano controlaba un 61% del capital en julio del año siguiente. La participación de Esther Koplowitz, cuyo padre había fundado la empresa, era ya por entonces de apenas el 20%. Además, tres cuartas partes de ese paquete estaba puesto en garantía de una deuda de 844 millones de euros con Bankia y BBVA, que el propio Slim compró a los bancos en 2018 después de conseguir una importante quita. La deuda vence en 2020 y abre la puerta a que Slim se haga con el control absoluto de FCC.

Realia. Prácticamente en paralelo con su entrada en FCC, Slim llegó a un acuerdo con Bankia para adquirirle un 24,9% del capital de esta inmobiliaria, entre cuyos activos más conocidos figuraban las Torres Kio. Eso le permitió hacerse en la práctica con el control de Realia, en la que FCC tenía un 36,9%. Tras una OPA competitiva con otra de Hispania, inmobiliaria participada por el inversor de origen húngaro George Soros, el magnate mexicano logró sumar un 9% más y convertirse en dueño y señor de Realia, al controlar (de forma directa e indirecta) un porcentaje superior al 70% de los derechos de voto.

PRISA. En septiembre de 2019, Carlos Slim declaró a la CNMV que estaba en posesión de una participación significativa (4,3%) del Grupo PRISA, propietario de El País, la cadena SER y As, entre otros negocios relacionado con la comunicación. Ese paquete lo adquirió Control Empresarial de Capitales, sociedad perteneciente a Carso, uno de los brazos inversores de Slim. Éste ya se había convertido en accionista destacado de PRISA en 2011, año en que reconoció tener un 3,23%, aunque luego fue diluyendo paulatinamente su participación. La vuelta de Slim se produjo después de que Santander y Telefónica se erigiesen en salvadores del conglomerado empresarial fundado por el desaparecido Jesús de Polanco y al que la gestión de Juan Luis Cebrián había sumido en una profunda crisis.

Campofrío. La familia Ballvé, una de las más ricas de España, soltó en 2017 los mandos de la empresa cárnica que había fundado en 1952, propietaria de marcas como Oscar Mayer, Navidul o Revilla. Su poder, no obstante, estaba muy mermado desde que la multinacional mexicana Sigma Alimentos se hizo en 2015 con el control de la práctica totalidad del capital, después de comprar los paquetes más significativos y de lanzar una OPA. Entre esos paquetes estaba el 37% en poder del grupo chino WH (antes Shuangyui), así como otros más pequeños de CaixaBank y de los propios Ballvé. Campofrío tiene como CEO al mexicano Ricardo Doehner.

Avanza. El primer operador de autobuses de España, fruto de la unión de Auto Res, Vitrasa, Transportes Urbanos de Zaragoza y La Sepulvedana, fue adquirido en 2013 por el grupo mexicano ADO, el segundo más importante de su país en esa actividad. Hasta que se produjo la transacción, Avanza tenía como máximo accionista a la sociedad británica de capital riesgo Doughty Hanson, que en 2006 se había hecho con el control por unos 600 millones de euros. ADO estaba en manos, a su vez, de Juan Carlos Uriarte Amann, uno de los cien empresarios más adinerados de México.

Banco Popular. Antonio del Valle, asturiano de origen y afincando en México, lideró en 2013 a un grupo de inversores de su país que tomaron un 4,16% del Banco Popular. Tres años después, con la entidad sumida en una crisis galopante, Del Valle sería uno de los principales promotores de la destitución de su presidente, Ángel Ron, y de su relevo por Emilio Saracho, que estuvo pocos meses en el cargo. En junio de 2017, el Popular se reconoció incapaz de resolver por sí solo sus problemas y fue adquirido por el Santander, con la mediación de la Unión Europea. El grupo mexicano, como el resto de los accionistas, perdió toda su inversión: más de 500 millones de euros.

Banco Sabadell. Otro mexicano, David Martínez, es el primer inversor individual de la entidad desde 2014. A través de su fondo Fintech Europe, ha llegado a poseer el 3,5% del capital, pero en diciembre del año pasado redujo algo su participación, con la venta de tres millones de acciones, aprovechando que la entidad se había recuperado en Bolsa. David Martínez forma parte del consejo de administración del Sabadell.

Grupo Vips. Alsea adquirió en 2018 por 500 millones de euros la cadena de restaurantes fundada en 1969 por Plácido Arango. De esta manera, la empresa mexicana suma un millar de establecimientos en España y Portugal, lo que le convierte en el primer operador del sector. En América Latina (México, Argentina, Chile, Colombia, Brasil y Uruguay) cuenta con otros 3.500. Alsea ya había comprado en 2006 el Grupo Zena, propietario de marcas como Burger King, Domino’s Pizza, Foster’s Hollywood o Cañas y Tapas.

Yelmo Cines. La compañía mexicana Cinépolis se hizo en 2015 con esta cadena, sumando así 414 salas a las 3.934 que ya tenía. Gracias a ello, su presencia en el territorio español se amplió, de modo que desde entonces está en todas las comunidades autónomas y en ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, Málaga, La Coruña, Santa Cruz de Tenerife, Alicante, Oviedo y Gijón.

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