Se ha hecho esperar pero por fin ha llegado. El Ministerio de Seguridad Social ha logrado sellar un acuerdo en materia de pensiones con sus socios del Gobierno y con la Comisión Europea. En esencia, la reforma –aprobada este jueves por el Consejo de Ministros– implicará un gran refuerzo para los ingresos del sistema, que se nutrirán principalmente de las cotizaciones a los salarios más elevados, hasta el momento muy exentos en nuestro país. 

Las pensiones mínimas contributivas subirán un 22%

La reforma de las pensiones incluye que entre 2024 y 2027 las pensiones mínimas subirán por encima de la inflación para garantizar su suficiencia, lo que supondrá un alza de alrededor del 22% de la pensión mínima contributiva con cónyuge a cargo, que pasará de 966,20 a 1.178,50 euros al mes.

La reforma establece que la pensión mínima contributiva con cónyuge a cargo debe alcanzar el 60% de la renta mediana de un hogar de dos adultos, lo que supondrá 16.500 euros anuales en 14 pagas en el año 2027.

Incremento de las pensiones no contributivas

Con arreglo al mismo criterio de suficiencia, la pensión mínima no contributiva tendrá que situarse en el 75% del umbral pobreza individual, lo que en 2027 serían cerca de 8.300 euros anuales o unos 592 euros al mes, frente a los 457,30 actuales.

Cuota de solidaridad para las rentas altas

Junto al progresivo destope de las cotizaciones máximas, se impone una cuota de solidaridad para la parte del salario que actualmente no cotiza por superar el tope máximo de cotización. Esta cuota será del 1% en 2025 e irá aumentando a un ritmo de 0,25 puntos por año hasta llegar al 6% en 2045.

Mecanismo de equidad intergeneracional

Con miras también a mejorar los ingresos del sistema se incluye una subida progresiva en el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) que ha entrado en vigor este mismo año y que supone un alza de 0,6 puntos de las cotizaciones, de los que 0,5 puntos son pagados por la empresa y 0,1 por el trabajador.

Así, se recoge que pase de esos 0,6 puntos porcentuales actuales a 1,2 puntos porcentuales en 2029, al ritmo de una décima por año, en aras de "reforzar el sistema durante los años en los que puede haber una mayor tensión por la jubilación de la generación del baby boom".

Mejora en las "lagunas" de cotización

En lo referido a la mejora del tratamiento de las llamadas "lagunas" de cotización, el ejemplo facilitado por Escrivá recoge que una trabajadora que haya cotizado desde 1978 a 2022 con una interrupción de ocho años tendría una pensión de 1.318 euros con el sistema actual y de 1.486 euros con el nuevo y la mejora de lagunas, un 13% o 170 euros más.

Se mejora, por tanto, el modelo actual a la hora de dar cobertura a periodos de vacío o interrupciones en la carrera laboral, un hecho que afecta especialmente a las mujeres, al asumir con mayor frecuencia los cuidados familiares. Se mantiene que los vacíos de cotización se compensen con el 100% de la base mínima los primeros 48 meses (que suman cuatro años), pero se incorpora además una mayor cobertura durante más años para las mujeres.

Modelo de cómputo opcional

La reforma establece también un "régimen dual del periodo de cómputo" para los próximos 20 años que permitirá a los pensionistas elegir entre mantener los 25 años cotizados que actualmente se tienen en cuenta para calcular la pensión inicial o contar 29 años pudiendo descartar 2, lo que deja ese periodo en 27 años de facto. Esta nueva opción de ampliar y descartar se desplegará de forma progresiva durante 12 años, a partir de 2026, "con el objetivo de beneficiar a los trabajadores con carreras irregulares".