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Los ERTE se cronifican en el sector servicios: tres de cada cinco afectados sigue sin trabajo

La hostelería y el comercio concentran, con más de 800.000, a más de la mitad de los trabajadores que continúan hibernados a la espera de que la actividad económica se reactive mientras el país comienza a sufrir las consecuencias de su dependencia del turismo.

11/05/2020- . Un hombre toma una cerveza en un bar de Palma de Mallorca, en una imagen de archivo. / REUTERS - ENRIQUE CALVO
Las restricciones a la movilidad y el miedo al contagio han frenado la actividad del sector turístico este año en España. / REUTERS - ENRIQUE CALVO

EDUARDO BAYONA

Los ERTE llevan camino de cronificarse en el sector servicios, donde tres de cada cinco trabajadores que vieron suspendidos sus contratos o reducida su jornada continúan hibernados y sin reincorporarse a su ocupación cuando ya han pasado algo más de tres meses, y quedarían otros tantos desde que el Gobierno puso en marcha esta medida extraordinaria de regulación de empleo, diseñada para reducir el impacto del gran encierro tanto en el empleo, evitando despidos, como en las cuentas de las empresas, en este caso asumiendo su factura salarial, primero al completo para ir reduciendo el apoyo de manera progresiva.

Los datos que el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social ha ido haciendo públicos en los últimos meses indican cómo al finalizar junio seguían en ERTE 1,55 millones de trabajadores, la mitad de los tres millones que llegaron a estarlo en mayo, mes que se cerró con 2,61, algo más de 300.000 por encima de los 2,3 de abril.

Nueve de cada diez, 1,4 millones de 1,55 proceden del sector servicios, que ha sido el que mayor uso ha hecho de esta herramienta desde el principio y al que más le está costando la desescalada hacia la normalización de la actividad. Ese 90% de afectados por ERTE supera en veinte puntos el peso que el terciario tiene en el empleo privado en España, donde, con 9,4 millones de asalariados de un total de 13,31 apenas supera el 70%.

Eso da una idea de la intensidad con la que la crisis del coronavirus está afectando a este sector, algo de lo que también resulta significativa la mayor lentitud con la que está saliendo de los ERTE y recuperando la normalidad en comparación con otros ámbitos productivos: el 60% de trabajadores de los servicios que seguían hibernados al acabar junio el relación con los de mayo, que fue el mes de mayor uso de las regulaciones de empleo extraordinarias, supera en tres puntos y medio al resto de la industria, en seis y medio al de la construcción y en más de ocho al de la agricultura. Y lo hace tras haber generado ocho veces más afectados que el resto de sectores juntos.

Dos tercios de la plantilla de los hoteles sigue en ERTE

En ese gripado generalizado del sector servicios, que no parece que vaya a verse revertido corto plazo ante el hundimiento generalizado de las rentas, las limitaciones a la movilidad internacional y el propio miedo al contagio, que se combinan para actuar como freno a la actividad económica en varios ámbitos, tiene un peso específico extraordinario la hostelería y el comercio, ramos en los que siguen sin reincorporarse a sus puestos de trabajo 800.000 trabajadores, 350.000 menos de los que se encontraban en esa situación en mayo.

Esos 800.000 afectados por ERTE suponen casi la cuarta parte del empleo que los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) atribuían a esos tres ramos al cierre del primer trimestre de este año, que sumaban 3,38 millones de asalariados en el sector privado.

El impacto del coronavirus y el gran encierro en el turismo parece tan desmesurado como leves resultan sus síntomas de recuperación. Si se cruzan los datos de la EPA con los de la Seguridad Social resulta que dos tercios de los trabajadores de la rama de los alojamientos (216.115 de 327.300) hibernaban en ERTE en mayo y el 90% de ellos seguía haciéndolo al acabar junio, con las trabas a la movilidad levantadas en casi todo el país y la campaña de verano a punto de comenzar.

En el caso de la restauración, cuyo tejido es uno de los que mayores pérdidas ha sufrido con el coronavirus y cuya actividad también tiene una fuerte dependencia del turismo, el parón afecta a más de un tercio de la plantilla (362.248 de 939.200) después de haber paralizado a casi otros tantos en mayo.

En el comercio, por último, los daños iniciales resultaron menos intensos y el grado de recuperación está siendo más fluido pese a tratarse de otro de los ramos más perjudicados por la caída de la demanda interna y el enfriamiento del consumo. Se han reincorporado a sus puestos más de la mitad de los afectados que trabajaban en tiendas (180.293 de 333.080) y en torno al 40% (60.448 de 151.473) de establecimientos al por mayor cuando el parón afectó, aproximadamente, a algo más de la quinta parte de los empleados.

"Ese millón de empleos se va a perder"

"Casi la mitad de la gente que estaba en ERTE se ha reincorporado a la actividad, pero no tanto en esos sectores porque apenas hay actividad", señala Antonio González, de Economistas Frente a la Crisis, que anota que "las medidas que se han tomado en el sector turístico no van destinadas a aumentar el consumo sino a sostener a las empresas" cuando en la sociedad se ha instalado "una sensación de precaución, de control del gasto".

Para González, que reclama "un impulso fiscal para que la curva de la recuperación tenga más pendiente", estamos "en un momento crucial. De la desescalada no se puede esperar mucho más". Y menos, en un país en el que "el debilitamiento de la creación de empleo era ya considerable antes de la pandemia", en el que entre marzo y mayo se perdieron 1,1 millones de empleos sin el efecto estacional y en el que "la leve recuperación no se ve capaz de absorber la pérdida anterior".

En ese sentido, los 29.000 empleos creados en junio no distan mucho de los 39.000 del mismo mes del año pasado, y llegan cuando todavía un millón y medio de trabajadores tienen la actividad suspendida o recortada en los ERTE. "Ese millón de empleos se va a perder definitivamente después del verano si no se toman medidas ahora", añade.

El peligroso efecto de arrastre del turismo

El comportamiento del sector turístico va a resultar fundamental en la recuperación de la actividad y el mantenimiento del empleo, aunque los primeros datos del verano apuntan a que la dinámica de otros años se ha revertido: los datos del Ministerio de Trabajo indican que el paro crece en todo el arco mediterráneo, Euskadi e, incluso, Canarias, más dependientes del turismo que la mayoría de las demás, mientras baja en la España interior, el resto del Cantábrico y Baleares.

En la práctica, esta última no pasa de frenar su sangría al registrar un descenso de 396 desempleados cuando ya ha comenzado la etapa en la que, en un año normal, la actividad económica es más intensa en las islas.

Esa dependencia del turismo que se ha ido consolidando en el sistema económico español en los últimos años, con participaciones superiores al 12% en el PIB y el empleo, está comenzado a tener efectos secundarios para el país cuando las restricciones de la movilidad, el miedo al contagio y el desplome de los ingresos que lleva meses sufriendo buena parte de la población local desincentivan tanto la llegada de los 80 millones de turistas en los que se apoyaba el tinglado como la demanda interior.

El presidente del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, advertía esta semana de los peligros que entraña para la economía española un pinchazo del turismo por el efecto de arrastre que este sector tiene sobre otras ramas de actividad.

"La elevada estacionalidad del turismo internacional en España", señalaba, hace que "la magnitud de la recuperación del sector" esté condicionada por "el momento preciso en el que se reanuden las llegadas de turistas extranjeros", ya que, al aportar el 60% del gasto turístico, "la capacidad del nacional para mitigar la caída" resulta "limitada".

Hernández de Cos llamaba la atención sobre el hecho de que una caída de un punto porcentual de PIB del gasto turístico "implica un descenso del producto de la economía española de aproximadamente 1,2" por su fuerte vinculación y sinergias con sectores como la alimentación, los servicios inmobiliarios, el comercio, la energía o el transporte. "Puede haber unos ajustes tremendos en el empleo si ocurre", anota González.

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