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La inflación arrincona las preferencias ecológicas en la cesta de la compra de los consumidores catalanes

Un estudio de la UOC detecta la "infidelidad" de más de la mitad de los ciudadanos por las necesidades económicas, mientras el sindicato Unió de Pagesos reclama una regulación más estricta por los productos en el etiquetado para evitar confusiones en el punto de venta.

Los productos ecológicos, en el olvido a causa de los altos precios de los alimentos por la inflación.
Los productos ecológicos, en el olvido a causa de los altos precios de los alimentos por la inflación. PIXABAY

Un 55% de los consumidores ecológicos dejará de comprar por el precio y se pasará al tradicional. Ésta es una de las conclusiones del estudio Connecting with eco-conscious consumers de la consultora Kantar, que la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha extrapolado al mercado catalán. De hecho, la interpretación que hacen desde la UOC es que muchos consumidores, con conciencia y valores ecológicos a la hora de adquirir alimentos, ven frenada su capacidad de desplegarla por una cuestión de poder adquisitivo frente a la escalada de la inflación. 

Estas aspiraciones ecológicas se están dejando momentáneamente a un lado a la espera de que el coste de estos alimentos, históricamente más caros que los tradicionales, se equiparen a la capacidad de compra. El cambio de hábitos de los ciudadanos catalanes se evidencia ya con la adquisición, cada vez más frecuente de productos reutilizados, de segunda mano o con una concentración del gasto alimentario en el ámbito del hogar.

Este proceso de infidelidad de los consumidores en relación a sus valores se explica por la limitación de sus posibilidades económicas, dejando la puerta abierta a la vuelta a estos hábitos de compra en el momento en que el entorno económico se recupere. En este sentido, la profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, Neus Soler, asegura que "el consumidor ecoactivo es producto de sus valores, pero a pesar de tenerlos, la situación económica condicionará que adopte un comportamiento determinado".

La subida de precios, derivada en una inflación significativa, acusada y sostenida en el tiempo es una de las razones principales que encuentra por este cambio de comportamiento la profesora Soler. "En momentos de incertidumbre, volatilidad e inestabilidad como el actual, el consumidor de alimentación no suele ser tan marquista como el de otros ámbitos". Este trasvase, según añade, se produce "no tanto por valores o principios, sino por necesidad". En este caso, los valores ecológicos y sostenibles en la alimentación pasan a un segundo plano. "Posiblemente, lo compensará con otras acciones como el reciclaje, el fomento de la economía circular o la adquisición de productos de segunda mano".

Pedagogía y apuesta política

Neus Soler aboga por hacer pedagogía, de forma que el consumidor reconozca los procesos de producción de los alimentos ecológicos y sea capaz de valorarlos porque, contexto económico aparte, suelen ser más caros que los tradicionales. "Se trata de productos en los que no se utilizan elementos químicos durante la fase de cultivo, son de temporada y respetan el ciclo de la naturaleza, por lo que requieren cadenas de distribución más rápidas". La experta recuerda una serie de medidas que siempre han pedido los productores, como la reducción del IVA para estos alimentos y ayudas a su comercialización.

Catalunya y el Estado español tienen una posición de liderazgo en la esfera europea en la producción y en la exportación ecológica. "Sin una apuesta por este sector, estás dejando la producción a un factor como el azar y que el consumidor pueda pagarlo y en momentos complicados, será lo primero que recorte", añade. Ante esta realidad, Soler defiende la necesidad de que el sector de la producción ecológica tenga un reconocimiento administrativo, que vaya acompañado "de una apuesta política que favorezca que el campesinado, cada vez más envejecido, pueda salir adelante".

Confusión del consumidor

El sindicato agrario Unió de Pagesos (UP) -el más importante en el campo catalán- atribuye este bajón del consumo de alimentos ecológicos a la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos. El responsable nacional del sector de la agricultura y ganadería ecológica de UP, Ferran Berenguer, advierte de "la confusión a la hora de denominar a los productos, ya que el marketing de venta de los productos tradicionales está resaltando conceptos como saludable y sostenible, cuando en realidad están producidos con el mismo modelo de siempre".

Por ello, el sindicato exige "una regulación más estricta del etiquetado y que los productos convencionales no puedan utilizar conceptos que se confundan con los de las marcas tradicionales". Aunque los clientes de este sector son considerados como un colectivo fiel, basándose en sus motivaciones ideológicas y preferencias de compra, UP advierte que las exportaciones de alimentos ecológicos a los países nórdicos han caído un 40%.

Este descenso del consumo se enmarca en un escenario de fortaleza de Catalunya en la producción agroalimentaria ecológica. Con un volumen de negocio de 991 millones, Catalunya es líder en España en industria transformadora y comercializadora de producción agroalimentaria ecológica. 

Según los datos del Informe de la producción agraria ecológica 2021 del Consell Català de la Producció Agrària i Ecològica (Ccpae), la producción ecológica de Catalunya creció durante 2021, tanto en lo que se refiere a productores ecológicos (11%), superficie de cultivos productivos (12%), ganadería (7%) y agroindustria (10%), una tendencia positiva que se ha consolidado en los últimos años.

De hecho, en Catalunya, la superficie ecológica crece a un ritmo superior a la media española y europea. Así, en los últimos diez años, la superficie ecológica catalana se ha incrementado un 207%, mientras que en el mismo período en España fue del 48% y en Europa un 60%. Por otra parte, la superficie ecológica catalana representa el 10,5% del total de la superficie ecológica de España, que actualmente es el segundo estado con mayor superficie ecológica de Europa (por detrás de Francia) y el sexto del mundo.

Expertos, administración y campesinos coinciden en que es necesaria una recuperación de la confianza del ciudadano hacia el mercado ecológico para evitar ese freno del consumo. En este sentido, resaltan la importancia de vincular la alimentación ecológica al producto de proximidad para incrementar aún más la conciencia ambiental.

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