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Precio de los alimentos La subida generalizada de los alimentos dispara el negocio de tiendas y súper con márgenes de récord

Las ganancias comerciales alcanzan niveles desconocidos mientras la verdura se encarece más de un 10% en tres meses, las patatas suben un 14%, frutas como la naranja llegan a costar un 40% y el precio de la carne de cerdo y de pollo aumenta en la tienda mientras baja en las granjas.

Los márgenes de venta de los alimentos frescos se han disparado durante la pandemia conforme lo hacían los precios y sin que apenas lo notaran los consumidores.
Los márgenes de venta de los alimentos frescos se han disparado durante la pandemia conforme lo hacían los precios y sin que apenas lo notaran los consumidores.

"Lo cierto es que se han aprovechado de la coyuntura de la pandemia para clavarnos subidas importantes" en los precios de los alimentos frescos, sostiene Rubén Sánchez, portavoz de la organización de consumidores Facua: los datos del IPC del INE (Instituto Nacional de Estadística) y los del IPOD (Índice de Precios Origen-Destino) de la organización agraria COAG confirman cómo en los meses de marzo, de abril y de mayo se ha producido un encarecimiento notable y generalizado de los alimentos frescos para el consumidor.

El segundo de esos estudios constata en esos tres meses subidas del 10% en las principales verduras y del 14% en las patatas, alzas de casi el 50% en frutas como la naranja y aumentos del precio de las carnes de mayor consumo, como el pollo y el cerdo, en las tiendas mientras bajaba en las granjas, un comportamiento que ha resultado ser tan contradictorio como generalizado ya que se ha dado en la mayoría de los productos agrarios, según se desprende del cruce de los datos del IPOD con los Informes Semanales de Coyuntura del Ministerio de Agricultura.

"El concepto de equilibrio entre oferta y demanda no se cumple en la agricultura, donde marca el precio el vendedor final", explica Álvaro Areta, técnico de COAG, que añade que "es muy difícil que alguien pueda imponerlo desde el sector productivo. Cuando los márgenes crecen tanto es porque los precios de venta al público no remuneran el producto en su origen".

"El consumidor paga caro"

El IPOD mide cuántas veces se multiplican el precio de un producto entre el campo o la granja y las estanterías de tiendas y supermercados; es decir, cuántas veces paga el consumidor lo que recibe el productor por el mismo artículo.
Ese indicador, que fue del 4,33 en marzo y del 4,4 en mayo, había llegado al 4,9 en abril, un nivel que desde mayo de 2012 solo se había dado o superado en tres ocasiones, en mayo de 2018 y en julio y noviembre de 2014. "Fue dramático, el diferencial se disparó a un nivel preocupante sin que eso se reflejara en el productor", indica Areta.

Junto con los aumentos de precios señalados, los diferenciales han llegado a alcanzar en estos tres últimos meses registros desmesurados como las más de dieciocho y más de siete veces que se multiplicaba el precio de una cebolla y una patata, respectivamente, entre la huerta y la tienda; las ocho de la lechuga, las siete del brócoli, el calabacín y la berenjena, las seis de la naranja, las cinco del limón y las cuatro de la carne de cerdo. Todo ello, en una temporada en la que ha aumentado la demanda de productos frescos.

"Es evidente que los productores no están ganando más" pese al encarecimiento, anota Sánchez, que apunta como eventuales beneficiarios de esas subidas de precios a "la cadena de intermediación, los fabricantes, los que manufacturan los productos o las superficies de distribución" dentro de la peculiar cadena de valor del sector primario. "El consumidor paga caro y el agricultor no recibe ese margen", anota Areta.

El portavoz de Facua lamenta que "el Gobierno no está siendo duro a la hora de controlar esas subidas de precio". "Estamos en un mercado libre -añade-, pero podría intervenir también y bloquear posibles subidas al consumidor final en precios de determinados productos de la cesta de la compra. Igual que ha intervenido en los de las funerarias y en los de las mascarillas y los geles".
Fuentes del Ministerio de Consumo señalaron que "vamos a estar vigilantes con los precios" y con su evolución durante la pandemia, sin descartar la posibilidad de "intervenir en los precios de los productos en los que se detecten abusos".

La fruta, la verdura y la hortaliza se disparan

Los precios acumulan en España una bajada de una décima en los últimos tres meses, según indica el IPC adelantado de mayo, una caída que solo superan cuatro de los alimentos que ya estaban en temporada al comenzar el estado de alarma: el calabacín (-19,1%), la lechuga (-5,72%), el pimiento verde (-5,72%) y la carne de cordero (-4,72%).

El resto, salvo en el caso de la cebolla, que se ha congelado, han experimentado notables aumentos. De hecho, hasta el aceite de oliva virgen, que los supermercados suelen vender a un precio artificialmente bajo para atraer clientes, mantenía al cierre de mayo una subida del 0,5% tras haberse encarecido un 1,3% en abril.

"Los precios de los productos hortícolas tienen una volatilidad enorme en función de la fase de la temporada"

La tendencia resulta acusada en las verduras, con aumentos de precio del 8,8% de la acelga al 10,2% de la coliflor; en las hortalizas, con subidas del 19% en la berenjena, del 22% en la zanahoria y del 32% en el pimiento rojo, y también en la fruta, con avances de más del 8% en el plátano y de casi el 11% en el limón.

"Los precios de los productos hortícolas tienen una volatilidad enorme en función de la fase de la temporada, pero también por motivos estratégicos, como suele ocurrir con el tomate holandés, que hunde los precios para reventar el mercado y desplazar el autóctono", explica Areta, que augura una buena campaña frutera.

Los extraños vaivenes de la naranja y las carnes

Resulta llamativo el caso de la naranja, cuyo precio de venta al público ha pasado de 1,55 a 2,31 euros por kilo en una progresión alcista que se ha mantenido los tres meses del estado de alarma, en los que ha sumado un 49%, mientras el precio en el campo subía en una proporción mayor, al alcanzar en ese periodo el 68% tras pasar de 25 a 42 céntimos.

Sin embargo, y aunque reducía el margen comercial, esa evolución no lograba que este bajara del 550%: al consumidor le costaba la pieza cinco veces y media más de lo que el intermediario le pagaba por ella al agricultor.

"La campaña se ha salvado", indica Areta

"La campaña se ha salvado. Los precios han sido mejores que los dos últimos años pero no había mucha producción", indica Areta, que destaca cómo algunos cambios de hábitos de consumo durante el confinamiento, como la mayor frecuencia de la compra semanal y menor de la diaria, estimularon la demanda de productos como la naranja por tener un periodo de conservación superior al de otras frutas.

No ha ocurrido eso con las carnes de mayor demanda, la de cerdo y la de pollo, cuyos precios de venta al público han aumentado un 6,25% y un 4,56% en los tres meses de confinamiento mientras el de adquisición en las granjas caía un 12,1% y un 30%, respectivamente, en una combinación que ha disparado los márgenes comerciales de tiendas y supermercados. Se trata de "las carnes más habituales en la cesta de la compra, las de mayor grado de penetración, y el consumo ha aumentado mientras caían los precios en origen", anota Areta.

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