Más turistas, pero más pobreza: el País Valencià sufre la dependencia de la masificación
Crecen las voces en el País Valencià que ponen en cuestión el modelo económico hegemónico de apuesta por el turismo de masas.

València--Actualizado a
Si Joan Fuster dejó escrita la máxima de que "el País Valencià será de izquierdas o no será", Carlos Mazón, parafraseándolo en sede parlamentaria, la reformuló para establecer que "la Comunitat Valenciana será turística o no será". El turismo, de hecho, es la actividad económica que define la economía valenciana actual. Lejos quedan los tiempos de predominio del textil, la cerámica, el calzado, el juguete, los cítricos, etc.
El turismo genera alrededor del 15% del PIB valenciano, según los datos del informe Impactur para la Generalitat valenciana de 2019, los últimos disponibles para un periodo que no esté distorsionado por la pandemia de la covid-19. En el conjunto estatal, según la Cuenta Satélite de Turismo de España (que elabora el Instituto Nacional de Estadística), para 2023 el peso del turismo en el PIB es del 12,3%. Aquí se puede observar la tendencia de las últimas décadas, en la que el peso del turismo en la economía valenciana se encuentra sensiblemente por encima de la media estatal, si bien lejos del 35,5% que el informe de Exceltur otorgaba a Canarias en 2023.
El turismo es, pues, una especialización económica valenciana clara y, en general, se ha instalado fuertemente en el subconsciente colectivo valenciano que es esta actividad económica la que "da de comer". Pero ¿qué nos dicen los datos al respecto?
Para Asensi Descalç, profesor del departamento de Economía Aplicada de la Universitat de València, el turismo —y más aún el modelo turístico valenciano— es una actividad económica de poco valor añadido, que emplea una mano de obra poco cualificada y que, por tanto, empuja a la baja los salarios. Asimismo, el turismo supone una actividad que tiene un efecto muy agudo en la depredación del territorio y, como consecuencia, genera un abanico muy amplio de externalidades negativas.
Y, efectivamente, los datos avalan las observaciones del profesor Descalç. Según la última Encuesta de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística (INE), publicada hace unos días con datos referidos a 2023, el salario bruto anual medio de los trabajadores y las trabajadoras valencianos fue de 25.632 euros, bien lejos de la media estatal de 28.050 euros. El País Valencià es el décimo territorio, de un total de diecisiete, en dicho ranking.
El País Valencià, sin embargo, fue el undécimo territorio europeo donde se produjeron más pernoctaciones durante 2023, según datos de Eurostat, justo por detrás de la Provenza-Alpes-Costa Azul, en Francia, y justo por delante de la Toscana, en Italia. Es decir, una potencia turística de primer orden, sin ningún género de dudas.
Ahora bien, ¿este liderazgo turístico se traduce en más bienestar para el conjunto de la población? Otro informe que se ha publicado recientemente es el que hace referencia a los indicadores de pobreza relativa y de riesgo de exclusión social (la conocida como tasa AROPE, por sus siglas en inglés) y su distribución territorial dentro del País Valencià. Los datos globales nos muestran que más de uno de cada cuatro valencianos —concretamente, un 26,3%— se encuentra en riesgo de exclusión social.
Ahora bien, si descendemos un poco más al detalle en los datos del informe, nos encontraremos con algunas sorpresas, por lo menos si se enfrentan desde la asunción habitual de que "el País Valencià vive del turismo". Así, las comarcas con una mayor tasa de población en riesgo de exclusión social son también las que presentan una especialización turística más acusada: la Marina Alta (Dénia o Calp), con un 35,5%; la Vega Baja del Segura (Torrevieja u Orihuela), con un 34,9%; la Marina Baixa (Benidorm), con un 34,4%, o el Baix Maestrat (Peníscola o Benicarló), con un 31,2%.
En la misma línea, pero en sentido inverso, las comarcas que presentan, según el mismo informe, una renta media más alta por unidad de consumo son la ciudad de València y la parte norte de su área metropolitana (Horta Nord y Camp de Túria), así como las Planes, Alta (Castelló) y Baixa (Vila-real), y Els Ports (Morella). Si bien el turismo también hace presencia en estos hábitats, evidentemente, no llega a los extremos de monocultivo de las comarcas con menor renta media, que, lógicamente, son las mismas que las que presentaban una mayor tasa de riesgo de pobreza.
En este sentido, la economista Aurora Pedro, del departamento de Economía Aplicada de la Universitat de València, en su estudio Límites y retos de la política turística actual en la Comunidad Valenciana -publicado también recientemente y que hace balance hasta finales de 2024-, es tajante a la hora de afirmar que “la mayor parte de los municipios turísticos tenían [según datos del INE para 2021] una renta neta media anual por habitante de unos 12.000 euros, mucho más baja que los 22.289 euros de media [valenciana]”.
El profesor Asensi Descalç señala que "el lobby turístico es uno de los que más poder acumula" en el País Valencià, por lo que los cambios en el modelo económico y productivo se resisten mucho. Además, hay que añadir que el turismo es una actividad intensiva, con efectos en muy corto plazo, ideal, por lo tanto, para "unos políticos que solo miran a cuatro años vista, sin incentivos para poner en cuestión el monocultivo del turismo".
Asensi Descalç, junto con María José Murgui-García y José Ramón Ruiz-Tamari, también economistas y compañeros del departamento de Economía Aplicada de la Universitat de València, vienen trabajando en un modelo económico alternativo que pueda paliar los excesos del turismo, sobre todo en la depredación del territorio y los recursos naturales. Una muestra de ello se puede leer en el artículo Res no és gratuït, però... qui utilitza paga? [Nada es gratuito, pero… ¿quién utiliza paga?], firmado a seis manos, en la revista L’Espill, de la Universitat de València.
Descalç explica a Público que "la economía del turismo se aprovecha de unos recursos naturales —playas, costa, etc.— que son de todos, por los que no tienen que pagar nada, pero que depreda, satura y desgasta". De la misma forma que "quien contamina, paga", el sector económico del turismo tendría que colaborar en mantener y regenerar unos recursos naturales de los que se aprovechan.
Por otro lado, colectivos como València no està en venda o Alacant on vas? ya alertan sobre la saturación que el modelo turístico ha llevado a las ciudades valencianas y han organizado varias manifestaciones y movilizaciones que, sin duda, tendrán continuidad. ¿Ha llegado el modelo turístico valenciano a un punto de inflexión?
![Distribución por comarcas de la tasa AROPE que mide el riesgo de pobreza y de exclusión social [Fuente: GVA] Distribución por comarcas de la tasa AROPE que mide el riesgo de pobreza y de exclusión social](https://www.publico.es/files/image_vertical_mobile/uploads/2025/06/09/684713914c3b4.png)

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