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'historia ilustrada del poder de la gentE'

Eudald Espluga: "Los movimientos sociales no son una 'startup', su historia no es un catálogo de éxitos"

Eudald Espluga
El filósofo y periodista Eudald Espluga. Anna Bayó / LUMEN

El filósofo Eudald Espluga reivindica la figura de los héroes anónimos detrás de cada lucha, hombres y mujeres que sumaron empeños y que, con un solo gesto, sentaron las bases de un cambio futuro.

El conflicto nunca cesa. Nos acompaña desde el origen del origen y cabe pensar −no es descartable− que sea inherente al ser humano. La Historia nos ha brindado grandes luchas, urdidas, por lo general, por grandes hombres. Es hora de revisitar ese relato heredado, poner el foco en un protagonista múltiple, un sujeto colectivo que habita los márgenes y no siempre suficientemente reconocido. 

Rebeldes. Una historia ilustrada del poder de la gente (Lumen) busca resarcir esa herida, y lo hace a cuatro manos, con las palabras del filósofo y periodista Eudald Espluga y las ilustraciones de Miriampersand (Miriam Muñoz), un libro que pasa revista a luchas pretéritas y que ahonda en esa tensión por transformar el mundo y cambiar la vida.

Leo en el epílogo que buena parte de la redacción de 'Rebeldes' tiene lugar en confinamiento. Un libro que habla de lo colectivo y de la desobediencia a través de la unión, escrito en pleno aislamiento... ¿Paradójico, no?

Tengo la impresión de que una de las enseñanzas de la pandemia o una de las ideas que ha puesto de relieve es que no podemos vivir sin los otros. Esto es algo que desde el feminismo y la teoría de los cuidados se lleva mucho tiempo trabajando, se trata de asumir que hay una interconexión constante que hace que nuestras acciones nunca sean acciones individuales. Se trata, también, de entender y reivindicar que esta interdependencia puede ser emancipadora, más allá de esos discursos peyorativos que desde la cultura de la autoayuda se vierten sobre lo que supone ser una persona dependiente.

¿Cuánto hay de performance en las luchas presentes? Da la impresión de que entre batucadas, pancartas tuiteras y señores tocando el fagot en el balcón, se nos ha infantilizado la lucha.

No estoy tan seguro de si lo que se ha producido es una paulatina infantilización o, por el contrario, estamos ante una serie de cambios sistémicos. Con respecto a la utilización de las redes en la movilización, me parece un error teórico y práctico seguir pensando el mundo desde un binarismo online-offline, como si fuesen mundos separados. En el contexto actual, que es el del capitalismo de plataformas, como lo describe el académico Nick Srnicek, interactuamos con nuestros cuerpos en muchos niveles, saltando constantemente del offline al online y viceversa. 

'Rebeldes. Una historia ilustrada del poder de la gente'
"Las abrazaárboles del bosque de Reni". Miriampersand / LUMEN

Mi crítica no era tanto a las redes, sino al ambiente festivo...

Creo, más bien, que se trata de un cambio de estrategia a la hora de representar el desacuerdo. En ocasiones un mero chiste de Twitter puede tener un funcionamiento práctico más potente que una pancarta meramente informativa de algo que, por otra parte, todo el mundo sabe. En mayo del 68, por ejemplo, ya había esa confrontación entre el mundo de los obreros y el mundo de los estudiantes, y se pensaba que por parte de los estudiantes había una suerte de frivolidad intrínseca. Algo parecido se dice hoy cuando se habla del problema de las luchas identitarias como algo abstracto no fundamentado en una realidad material, frente a la lucha obrera que sí lo estaría.

Nos hemos quedado progresivamente sin un antagonista claro, esto es algo que también refleja 'Rebeldes', la dificultad a la hora de discernir contra quién luchamos.

Hay un giro muy importante que se ha producido de un tiempo a esta parte y que tiene que ver con el intento, por parte de muchos movimientos sociales contemporáneos, de romper con una lógica discursiva que tiene implicaciones de poder sobre las personas, y que trata de buscar resistencias en distintos espacios para cambiar el estado de las cosas. No son luchas que confrontan una institución concreta, tampoco buscan cambiar una determinada legislación, muchas veces sólo intentan sacar a la luz algunos comportamientos que hasta ese momento nos pasaban desapercibidos. 

Cuando se mira atrás, se suele atender al héroe o al genio incomprendido, como si la lucha se redujese al arrojo de un sólo hombre.

Sí, y creo que hay que evitar caer en esa épica del héroe y del visionario al hablar de movimientos sociales. Plantear, además, la actuación de un grupo de personas como una excepción contra la norma en la que cabe, también, la derrota. Los movimientos sociales no son como una startup, su historia no es un catálogo de éxitos y modelos inspiracionales. Si revisamos el índice de Rebeldes, veremos que muchas de las historias que se narran terminan en derrota o en algo parecido a una derrota. Son ejercicios de resistencia que consigue marcar un antes y un después para las personas que configuraban esa lucha, pero que no necesariamente alcanzan el objetivo de máximos que se habían planteado.

Rebeldes. Una historia ilustrada del poder de la gente
"Cuatro locas contra el narcotráfico". Miriampersand / LUMEN

¿Puede ser #Cuéntalo el reverso de ese individualismo atroz que ha eclipsado tantas luchas?

Sí, sin duda. En los últimos tiempos ha habido muchas reivindicaciones feministas en clave de denuncia de todo tipo de violencias, pero ese poner la primera persona en el centro para denunciar lo que, en algunos casos, le había sucedido a otras mujeres que no podían contarlo, me pareció muy interesante. Solemos asociar la primera persona testimonial con una suerte autoficción narcisista, pero en este caso era totalmente lo contrario. Se trataba de utilizar la primera persona para hablar en nombre de todas, no eran testimonios que pudieran funcionar públicamente por separado, sino que debían de hacerlo en conjunto, como un coro de voces que denunciaba algo. Se podría decir que #Cuéntalo hizo posible un sujeto colectivo que denunciaba una violencia estructural.

Se les ha olvidado hablar de la revuelta a las puertas del Capitolio, en Washington. Entiendo que ha sido un despiste...

Ha sido por una cuestión de tiempos, no hemos llegado a imprenta [ríe]. No, en serio, he leído el Manifiesto redneck y me parece un análisis muy interesante, pero no tengo tan claro que en este caso estemos ante sujetos subalternos. Tengo la impresión de que muchos de los apoyos que ha cosechado Trump y sus políticas vienen de gente que simplemente eran de extrema derecha, y no tanto de gente que pertenece a un colectivo que cuenta con unas condiciones desfavorables. Por otra parte, es obvio que Rebeldes tiene un sesgo personal sobre qué tipo de luchas e ideas son dignas de ser defendidas. En este sentido, el espíritu antifascista intenta quedar claro desde las primera páginas.

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