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Alarma entre ecologistas y colectivos sociales por la 'Y Vasca' que tanto gusta a PNV y PP

La llegada del Tren de Alta Velocidad a Euskadi, uno de los asuntos estrella del acuerdo alcanzado entre los nacionalistas y el gobierno español, provocaría graves riesgos al medioambiente. En Atxondo, uno de los municipios más afectados, siguen sin permitir que entren las excavadoras.

Estación de Abando (Bilbao) / Gobierno vasco

Si el sueño de Andoni Ortuzar se cumple, dentro de unos años ya no tendrá que ir en avión a sus reuniones con el PP en Madrid. Podrá hacerlo por tierra, a bordo de un tren tan rápido como polémico. El TAV, una de las infraestructuras más caras que Euskadi haya conocido, está más cerca de hacerse realidad gracias al acuerdo alcanzado esta semana entre el PNV de Ortuzar y el gobierno del PP. De muy poco han valido las preocupaciones mostradas hasta ahora por un amplio entramado de grupos ecologistas, colectivos sociales y sindicatos, quienes llevan más de 25 años advirtiendo sobre los problemas que provocaría la Alta Velocidad.

Fiel a sus promesas, el PNV mantuvo la financiación del TAV como uno de los temas principales en las negociaciones con los emisarios de Rajoy –e incluso con el propio presidente, que durante los últimos días mantuvo línea directa con Ortuzar-. Así quedó plasmado en el “acuerdo para el apoyo de los Presupuestos Generales del Estado para 2017”, en el que se establece la “concreción de las obras de la Y Vasca” -nombre por el que se conoce este trazado de 175 kilómetros que unirá las ciudades de Bilbao, Gasteiz y Donostia- como uno de los ejes prioritarios. Para ello, Rajoy ha prometido una inversión de 3.380 millones de euros hasta 2023, además de impulsar la construcción de las nuevas estaciones en las tres capitales vascas.

“Se trata de un proyecto estratégico: no sólo estructura internamente a Euskadi, sino que le conecta por la vía más rápida tanto hacia la península como hacia Europa”, afirmó a Público Iñigo Barandiaran, diputado del PNV en Madrid, quien recordó además que la Y Vasca “fue el primer proyecto de TAV que se hizo en el Estado”. “Si bien se ha ido avanzando poco a poco, a siempre por la fuerza del PNV en el Congreso, ahora se ha conseguido un acuerdo que permite materializar y concretar todos los aspectos que faltan para culminar el proyecto de alta velocidad” en el País Vasco, afirmó.

Infografía de la red ferroviaria vasca

Infografía de la Y vasca /euskalyvasca.com

“Recesión demográfica”

Sin embargo, no todo son rosas en las vías del TAV. Desde hace un cuarto de siglo, la plataforma AHT Gelditu (Paremos el TAV) reúne bajo unas mismas siglas a todos aquellos grupos ecologistas, sindicatos y colectivos de distintos ámbitos que rechazan una infraestructura de este tipo en la verde y frondosa Euskadi. ¿Por qué? Mila Elorza, integrante de ese “colectivo de colectivos”, lo tiene claro: “sólo traerá perjuicios, tanto medioambientales como sociales”, apunta esta activista, quien mira con preocupación hacia los montes afectados por el trazado. “Todas las reservas de agua están siendo perforadas”, subraya.

Futura estación de Bilbao

Futura estación de Bilbao

En tal sentido, los responsables de AHT Gelditu acumulan unos cuantos informes que cuestionan seriamente los anhelos ferroviarios del PNV. Uno de ellos fue encargado hace ya varios años por el ayuntamiento de Atxondo, una localidad de Bizkaia que se verá afectada por esta infraestructura. Aquel estudio advertía sobre el “enorme impacto ambiental y sonoro del TAV puede tener consecuencias muy graves en algunas localidades y zonas rurales próximas al trazado, abocando a algunas poblaciones a una situación dramática, pudiendo provocar incluso una recesión demográfica importante”.

A día de hoy, Atxondo sigue resistiéndose a autorizar la llegada de las excavadoras. “Puedo asegurar que aquí no ha entrado ni una sola máquina, y llevamos así diez años”, afirma un orgulloso David Cobos, alcalde de este pueblo por EH Bildu. Tras conocerse el pacto alcanzado entre el PNV y el gobierno de Rajoy, el responsable municipal declaró a Público que la llegada del TAV a esta localidad supondría “una monstruosidad”. “Seríamos uno de los lugares más afectados del trayecto, ya que pasaría a 200 metros de la plaza”, explicó. El alcalde cuenta con el respaldo mayoritario de sus vecinas y vecinos, quienes hace ahora diez años tomaron parte en un referéndum popular sobre este proyecto. El “no” ganó con claridad.

Futura estación de Bilbao

Futura estación de Donostia

“Insostenible”

Los opositores a la llegada del TAV cuentan también con un informe elaborado recientemente por Ekopol -Grupo de Investigación en Economía Ecológica y Ecología Política de la Universidad del País Vasco, con la colaboración de los sindicatos ELA y LAB. A lo largo de 68 páginas, distintos expertos plantean serias interrogantes sobre la rentabilidad de esta gigantesca infraestructura, que no dudan en calificar como “insostenible” y “contraria al interés general”.

Del mismo modo, los autores de este estudio destacan los graves perjuicios que provoca sobre la biodiversidad, además de su impacto visual y paisajístico, sin olvidar tampoco la “ocupación de suelo fértil”. En esa línea, apuntan que “incluso en escenarios optimistas de demanda mixta de pasajeros y mercancías, la Y vasca no lograría ahorrar emisiones de CO2 antes de 100 años, ni ahorrar energía antes de 55 años”. Ninguna de estas advertencias hizo cambiar de opinión al PNV. “También hay profesores que opinan justamente lo contrario”, se defendió el diputado Barandiaran. “En cualquier caso –remarcó- son las instituciones quienes deben tomar estas decisiones”. Si las promesas se cumplen, habrá TAV en 2023.

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