Este artículo se publicó hace 13 años.
Con Bildu llega el griterío
El aval del Constitucional a la coalición impulsada por Eusko Alkartasuna disipa las dudas democráticas ante los comicios, pero augura una campaña muy crispada. El PP infringe la ley al pedir el voto antes de hora
Afectaba formalmente a sólo el 6% de los electores, pero un 22-M sin la papeleta de Bildu en los colegios electorales de Euskadi y Navarra hubiera sido tan distinto para todos que fue necesario esperar hasta el último segundo para saber cómo serán realmente estas elecciones.
Ahora ya se sabe: con Bildu dentro y sin las dudas sobre el carácter democrático de los comicios expresadas por amplias capas de izquierdas IU, ICV, BNG, ERC y hasta sectores del PSOE y los nacionalistas del PNV y CiU. Pero también con muchos decibelios de crispación porque el PP se propone explotar al máximo su idea de que, con Bildu, ETA logra burlar a la Justicia con la ayuda del Gobierno.
El PP lamenta que compitan "listas diseñadas por ETA-Batasuna"
Antes incluso de confirmarse el fallo, en círculos de la derecha empezó a difundirse el quejío por el "desastre", la "humillación de las víctimas" y el hecho de que "el PSOE lleve a ETA a las urnas". El PP emitió una nota en que "respeta" la decisión, pero la considera "una mala noticia" y subraya que las listas están "diseñadas por ETA-Batasuna". Por su parte, el Ministerio de Justicia difundió otra nota en que subraya que "acata y expresa su absoluto respeto" por la sentencia.
El ruido está garantizado, pero la campaña de los comicios que el 22 de mayo renovará los gobiernos de 8.116 municipios y 13 comunidades autónomas arrancó ya sin el peligro de que las elecciones acaben siendo anuladas en parte por un tribunal europeo, un hito potencial más dañino para la marca España que el asedio de los mismísimos mercados. Y sin que de rebote se vea amenazada la estabilidad en el Congreso.
El Tribunal Constitucional decidió, pasada ya la medianoche, levantar el veto a la coalición liderada por EuskoAlkartasuna, la formación del exlehendakari Carlos Garaikoetxea, integrante del Ejecutivo vasco hasta 2009, que un dividido Tribunal Supremo había colocado fuera de la ley al considerarla un instrumento al servicio de ETA.
El CIS prevé una derrota del PSOE pero deja abiertos los duelos clave
Las consecuencias electorales de la decisión son aún inciertas en Euskadi y Navarra. Pero Bildu ya ha nutrido de gasolina a la mayoría de partidos de todo el país para tomar carrerilla y salir con la quinta puesta en unos comicios en que el PP parte como gran favorito, según confirmó ayer el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Los máximos dirigentes del PP habían considerado al unísono "justa y necesaria" la exclusión de la nueva marca abertzale. Y si la mera discusión del asunto, con independencia de la decisión final, ya encajaba muy bien con el manual de campaña diseñado por sus estrategas, que esperan convertir los comicios municipales y autonómicos en unas primarias para las generales, la decisión del Alto Tribunal garantiza que la supuesta rendición ante el terrorismo tendrá un lugar destacado en su campaña.
Además, Bildu permite al PP hurgar en la división que genera en el PSOE, entre la dureza de José Bono, que impidió un acto en el Congreso con EA, y el lehendakari, Patxi López, que insiste en que las patas de Bildu "ni están al servicio ni forman parte de la estrategia de ETA".
El vicesecretario general del PSOE, José Blanco, intentó ayer dar con la síntesis ante tal exhibición pública de dialéctica: "Puede haber distintas opiniones, pero hay una única posición: acatar la decisión del Constitucional".
Entre dos fuegosLos socialistas están entre dos fuegos con Bildu y no sólo por el océano que separa a Bono y López. A la presión del PP, que ayer se vio muy acompañado por UPyD, se añaden los aguijones procedentes de la izquierda minoritaria y de los nacionalistas, irritados por el papel de la Abogacía del Estado en todo este proceso.
El líder del PNV, Iñigo Urkullu, puso en el mismo bando al PP y al PSOE y advirtió de que ambos partidos han hecho todo lo posible para excluir a Bildu y "lograr el poder" el 22-M en Euskadi.
El PNV es uno de los partidos que advertía de que lo que estaba en juego era ni más ni menos que la calidad misma de la democracia. Y en esto coin-cidió con partidos tan fundamentales en el sistema político español desde el arranque de la Transición como IU, ICV herederos del PCE y del PSUC, respectivamente, CiU, en BNG y ERC, artífice de una moción aprobada ayer en el Parlament en apoyo a Bildu.
Estas formaciones ni siquiera esperaron a la decisión del Constitucional para europeizar el debate: ayer mismo se dirigieron al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, mostrando "extrema preocupación" por la posibilidad de que los comicios vulneraran "principios democráticos centrales".
El debate por Bildu no fue el único embrollo legal que calentó el prólogo de la campaña: en ciudades como Toledo, Oviedo y Sevilla, los ciudadanos se levantaron ayer con carteles ya perfectamente colocados llamando a votar al PP, lo que está expresamente prohibido por la ley hasta el arranque oficial de la cam-paña, a medianoche.
El "error" de una empresaQue ello sucediera incluso en Castilla-La Mancha, donde el 22-M compite la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, añadió indignación en el PSOE, que acudió a la Junta Electoral. El PP lo atribuyó a un "error" y la empresa responsable, Sundis, entonó un mea culpa y anunció que iba a retirar los carteles.
Sin embargo, cuando a las 19.00 horas la caravana electoral de Rajoy llegó a Sevilla aún se topó con carteles llamando a votar al PP, informa María Jesús Güemes. A esa hora eran visibles también en Oviedo y en Toledo. Y que el "error" se diera en algunas de las zonas más calientes de esta campaña -Sevilla, Asturias y Castilla-La Mancha-, quizá los mayores asaltos en liza junto a Barcelona revela la ansiedad ante unos comicios en que el PP es claro favorito pero cuya letra pequeña, muy importante con vistas a las generales, es más incierta.
Las encuestas que ayer difundió el CIS, cuyo trabajo de campo se inició 15 días antes de que José Luis Rodríguez Zapatero anunciara que no optará a la reelección, muestran una caída generalizada del PSOE, que incluso quedaría a merced de IU en su fortaleza extremeña.
Pero las tripas de los sondeos muestran también indicios en sentido contrario precisamente en esa letra pequeña crucial: muestran que hay partido en todas las zonas calientes. Incluso en Barcelona.
Nadie puede saber si las encuestas del CIS acertarán. Pero ya han servido para dejar claro por qué los barones del PSOE presionaron tanto a Zapatero para que despejara su futuro antes de los comicios.
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