Este artículo se publicó hace 14 años.
La Justicia manda quitar dos cruces de un colegio
Una familia de Extremadura llevaba dos años pidiéndolo
Lorenzo Losada y Ana Lago han tardado dos años en conseguir que sus dos hijos atiendan al maestro sin perder la vista en un crucifijo, en el colegio público Ortega y Gasset de Almendralejo (Badajoz). Los niños han empezado este curso sin símbolos religiosos en sus aulas, después de que el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJE) tomara cartas en el asunto.
Aunque la familia había denunciado que no quería símbolos religiosos en la escuela ante la Consejería de Educación, esta no ha actuado hasta que los jueces han intervenido. El TSJE llamó a comparecer el pasado 7 de septiembre a las partes implicadas: la familia y la Consejería de Educación, responsable del centro. La Administración, que hasta entonces no se había pronunciado, apuró al día antes de la reunión para dictar una resolución en la que daba la razón a la pareja.
La escuela, pública, mantiene vírgenes, y actos litúrgicos en horario escolar
Tras el encuentro entre las partes, el TSJE dictó un auto en el que obligaba al colegio Ortega y Gasset a cumplir la solicitud de la familia, según adelantó ayer la Cadena Ser.
Pasillos llenos de símbolosLa escuela sólo ha eliminado los dos crucifijos que había en las clases de los dos menores. El niño cursa ahora primero de Primaria y la niña está en sexto curso. "También queremos [y así consta en el auto del tribunal] que no se realicen más actos confesionales y que se retiren los crucifijos de las aulas comunes", denunció Losada a este diario. "Los pasillos están llenos de vírgenes y de pósters del Domund. Además, los miércoles de ceniza llevan a los niños que quieren a la parroquia en horario escolar", añadió este padre.
La consejería tardó dos años en actuar, cuando intervino el Tribunal
El hombre quiere que sus hijos se críen ajenos a los símbolos religiosos que le recuerdan a "las escuelas de los años cincuenta y sesenta". Tanto Losada como su esposa quieren que crezcan "en respeto y tolerancia con todas las personas y creencias".
La pareja, profesores de Secundaria, comenzó a quejarse hace cinco años por la masificación de crucifijos y vírgenes. Pero sus críticas verbales a la dirección del colegio cayeron en saco roto.
Entonces, en diciembre de 2008, empezaron a enviar sus peticiones por escrito, al colegio y a la Consejería de Educación (PSOE), relata ahora Losada. El consejo escolar, al que competía decidir, se inhibió en la consejería "porque [la presencia o no de símbolos religiosos] atendía a derechos fundamentales de las personas", explicó ayer el director de la escuela, José Antonio Montosa. Pero la consejería tampoco actuó.
Harta de la espera, el pasado junio, la familia recurrió al Tribunal de lo Contencioso-Administrativo de Mérida. También este evitó pronunciarse y derivó el caso al TSJE, cuya entrada en juego puso punto final al enfrentamiento.
La Consejería de Educación insiste en que no actuó por mandato del TSJE y que se decidió a eliminar los crucifijos antes de que este interviniera. Lo cierto es que hasta un día antes de la reunión con la familia, citados por el TSJE, la Administración no se pronunció. "La escuela quitó los dos crucifijos al recibir una carta de la Consejería", explicó el director.
Al ser preguntada, la consejera de Educación extremeña, Eva Mª Pérez, recordó que España es un Estado aconfesional y defendió el derecho de los padres a defender su libertad religiosa. Pérez incluso defendió la creación de la ley de libertad religiosa de la que el Gobierno (de su mismo partido) se ha apeado.
Los padres critican que la consejería no haya actuado antes. Su lucha les ha hecho tragarse la discreción con la que les gusta actuar. "Hemos roto nuestro derecho a no tener que declarar sobre la ideología", lamentaron.
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