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Luz para un crimen entre sombras

Alcañizo (Toledo) recupera hoy los restos de cinco antifranquistas asesinados en la Guerra Civil

SUSANA HIDALGO

Cinco años de ardua investigación y quince días de trabajos arqueológicos sin descanso culminan hoy con el punto y aparte a la historia de cinco fusilados antifranquistas en Alcañizo, una localidad toledana con apenas 700 habitantes. Familias y autoridades tienen previsto celebrar esta tarde un homenaje a las cinco víctimas, jornaleros que fueron asesinados a balazos un frío día de noviembre de 1936 y cuyos cuerpos fueron tirados a una cuneta a la salida del pueblo.

En la exhumación han trabajado arqueólogos, abogados, historiadores, documentalistas y vigilantes encargados de velar por los restos. Todos, coordinados por la Federación Estatal de Foros de la Memoria. El homenaje es un punto y aparte porque aún queda la identificación del ADN de las víctimas y el cotejo con el de sus familiares. Estos tendrán que decidir, además, si quieren enterrarlos por separado o en un lugar común.
“Nosotros recomendamos siempre a las familias que les entierren a todos juntos, que no los separen”, explica José María Pedreño, presidente de la Federación. En teoría, las pruebas de ADN tienen que realizarse a instancias de un juez, pero estos, la mayoría de las veces, renuncian al levantamiento del cadáver y es entonces alguna Facultad de Medicina la que coge las riendas de la identificación.

Arqueólogos voluntarios

Antonio Otero, nieto de uno de los fusilados, fue el que comenzó hace cinco años a documentarse sobre la zona donde podía estar enterrado su abuelo, Ángel Otero. “Mi abuelo se agarró a los barrotes de la casa de la Falange porque no quería morir y los pistoleros le rompieron los dos brazos a culatazos para llevárselo”, explica este hombre. La Federación de Foros de la Memoria pidió una subvención al Ministerio de Presidencia, que llegó en forma de 24.000 euros. A partir de ahí, y ya con la fosa localizada, entraron a trabajar los arqueólogos.

“Somos todos voluntarios. No queremos que la exhumación de fosas se convierta en un lugar donde hacer prácticas. Los arqueólogos deben tener sensibilidad con la causa republicana”, explica Lidia Muñoz, coordinadora del equipo de arqueólogos. Laia Creus y Patricia Aznar, dos arqueólogas que han venido desde Barcelona, comparten esta opinión. “La exhumación debería de ser labor del Estado, tendría que contratar a gente, y este trabajo supondría una salida laboral a la profesión. Pero, como de momento estas labores las están haciendo asociaciones privadas, el trabajo es totalmente voluntario”, señalaron.

Ayer fue un día complicado, no dejó de llover. El agua se coló en la fosa, rodeada de un barrizal impenetrable. Los arqueólogos y miembros de Foros de la Memoria estuvieron colocando palés y achicando agua para evitar que los restos se viesen afectados. Hoy se quitará la lona que cubre los restos y una de las biznietas de una de las víctimas tocará con la flauta el himno de Riego.

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