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La margarita

Por qué el presidente guarda silencio

ERNESTO EKAIZER

Zapatero mantiene la incógnita sobre su candidatura por mero cálculo político. Si confirmase ahora su candidatura a las elecciones generales de marzo de 2012, en medio de la gran presión existente, despejaría una de las últimas incógnitas que quedan, invitando a su principal rival, Mariano Rajoy, a concentrar toda su artillería de manera todavía más despiadada, si cabe, contra el candidato socialista.

El presidente, que ha apostado en el terreno económico y social por lo que en el pasado se conocía como un programa de estabilización, esta vez sin devaluación, ya que España carece de moneda soberana desde su ingreso en el club del euro, está ganando tiempo antes de formalizar lo que será su posición. Zapatero cree, según fuentes que le han tratado en los últimos tiempos, que del mismo modo que el fracaso de la negociación con ETA en la primera legislatura no le disuadió de presentarse en 2008, sólo él podría encarar la campaña electoral de 2012 dando la cara por la crisis económica y el plan de ajuste.

Los electores votarán en 2011 tras ver las dos caras del presidente

Su estado de ánimo, siguiendo estos razonamientos, es favorable a presentarse. O dicho de otro modo: si alguna vez ha coqueteado en el pasado con no presentarse una tercera vez y estimular a un sucesor o una sucesora, ese juego nada tiene que ver con la dramática perspectiva electoral a la que se enfrenta el Partido Socialista Obrero Español durante el próximo año y medio, empezando por el 28 de noviembre en Catalunya. Zapatero está convencido, señalan esas fuentes, de que darse a la fuga con la que ha caído sería un acto que afectaría a cualquiera que le sucediera en el principal cartel del PSOE.

Aunque las elecciones autonómicas y locales teóricamente deberían sancionar las políticas de los partidos en dichos ámbitos, lo cierto es que esos comicios se verán fuertemente contaminados por la crisis. Con un detalle curioso: los electores acudirán a las urnas tras experimentar las dos caras de Zapatero. La del estímulo fiscal de finales de 2008 y todo el año 2009 y, la más reciente, de ajuste y lucha contra el déficit, reducción del salario de los funcionarios, congelación de las pensiones, reforma laboral y cambios en el sistema de pensiones.

Problema: precisamente en las elecciones municipales de 2011 el plan de estímulo fiscal será algo del pasado. Y aunque la tasa de paro de aquí a esa fecha y a 2012 sufra algunos recortes, será difícil que los ciudadanos voten con la memoria fresca de las obras realizadas con fondos promovidos durante la breve y efímera etapa Roosevelt, por así decir, de Zapatero.

Zapatero está convencido de que darse a la fuga afectaría al sucesor

El presidente cuenta con dos activos más o menos evidentes. El primero es la falta de entusiasmo que despierta, incluso a estas alturas, Mariano Rajoy. El segundo es un activo potencial: el posible abandono de las armas por parte de ETA y de la opción contra la violencia hacia la que se orienta la izquierda abertzale.

En cuanto a Rajoy, el Partido Popular ganó en 1996 a pesar del candidato Aznar. Zapatero cree que puede emular a Gerhard Schröeder, quien en septiembre de 2002 ganó en Alemania, tras poner en marcha la reforma de las pensiones, a Edmund Stoiber; y quien, incluso en 2005, tras la Agenda 2010 de reforma laboral, remontó hasta quedar a cuatro escaños de Angela Merkel.

Por lo que hace referencia a ETA, Zapatero sabe que la banda terrorista está de camino a dejar definitivamente las armas. Pero teme que una aceleración del final (debate sobre la presencia de la izquierda abertzale en las elecciones municipales vascas de 2011 mediante) sea instrumentalizada por el PP en su contra.

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