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Una norma con margen de mejora

El Gobierno y los científicos coinciden en la necesidad de revisar la legislación sobre peligrosidad sísmica en España

JAVIER SALAS / IÑIGO ADURIZ

Antes de que temblara Lorca, el nuevo mapa español de peligrosidad sísmica iba a estar listo en enero del año que viene. El mapa se modifica más o menos cada década el actual es de 2002 con las aportaciones de expertos de todas las disciplinas científicas afectadas, que aportan sus nuevos datos, hallazgos o modificaciones.

Sin embargo, es más que probable que el calendario se vea alterado por el terremoto lorquino, según anunció ayer el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, para quien lo sucedido 'obliga a revisar' toda la normativa de construcción y 'también los protocolos de seguridad'. 'Ningún país serio deja de revisar todo lo que tiene que revisar cuando sucede una desgracia como esta. Nosotros lo vamos a hacer', señaló.

Y ya hay expertos que indican qué es lo que hay que revisar. Para el Colegio de Geólogos el cambio debe de ser 'profundo', ya que hay 'un evidente margen de mejora', según relata su presidente, Luis Suárez. Este geólogo destaca que las comunidades autónomas deberían desarrollar normativas mucho más meticulosas para la edificación, que tuvieran en cuenta el riesgo de terremotos de un modo más detallado que con el actual mapa de peligrosidad.

Para Rubalcaba, lo sucedido obliga a revisar los planes de seguridad

Este mapa, en el que se basa toda la normativa de resistencia de los edificios frente a seísmos, establece distintas áreas de probabilidad de que ocurra un terremoto peligroso [ver gráfico]. La sismóloga del Instituto de Geociencias (CSIC) María José Jiménez explica cuál es la efectividad de esta herramienta: 'Cuando una edificación se atiene a la información del mapa, no significa que sea a prueba de terremotos; significa que no va a colapsar'. Según Jiménez, implicada en la elaboración del próximo mapa, este material informa del movimiento del terreno que se puede esperar en cada zona.

Para que un edificio se derrumbe hay que tener en cuenta otros factores, como el tipo de suelo, la cercanía del epicentro y la profundidad a la que se produce el temblor. En Lorca, con el epicentro a dos kilómetros del núcleo urbano y a tan sólo uno de profundidad, todos estos factores se sumaron en su contra.

La Red Sísmica cree que lo ocurrido 'ha encajado' con sus predicciones

El presidente de los geólogos considera que ahí se puede mejorar la prevención, ya que el mapa de probabilidades por zonas es 'demasiado conservador'. 'No es lo mismo tener un riesgo sísmico que tener una ciudad encima de una falla', resume Suárez, quien señala que la actual normativa de edificación debería contar con estos riesgos tectónicos concretos. Los geólogos proponen que las leyes del Suelo de cada autonomía cuenten obligatoriamente con su propio mapa de riesgo que se ajuste a criterios probabilísticos, pero que también detalle los peligros físicos como las fallas. Se trata de criterios y riesgos a los que deberían adaptarse los planes de ordenación urbana y las edificaciones.

El propio director de la Red Sísmica Nacional del Instituto Geográfico Nacional, Emilio Carreño, reconoce que cuentan con pocos datos para elaborar el mapa de peligrosidad sísmica: 'Afortunadamente, en España tenemos poca información porque ocurren pocos terremotos'. El mapa, con un margen de error del 10%, se elabora con datos de los terremotos españoles presentes y pasados, pero también con proyecciones y modelos elaborados a partir de la comparación con otros escenarios equiparables en otros lugares del mundo.

A pesar de todo, Carreño se muestra satisfecho porque en este caso la predicción 'ha encajado', en referencia a que Lorca está junto a la zona de mayor riesgo. No obstante, no está dentro de esa zona y, efectivamente, el hecho de que la ciudad se levante sobre la falla de Alhama no se ha traducido en mayores medidas de seguridad.

Los expertos piden que a partir de ahora se revise edificios antiguos

El director de la Red Sísmica considera que un mapa de riesgo más exhaustivo, calculando probabilidades más remotas, debe tenerse en cuenta sólo para construcciones con vida útil más prolongada y mayor riesgo para la población, como centrales nucleares y presas. 'El próximo mapa no cambiará mucho', asegura Carreño, quien sospecha que tras lo ocurrido el miércoles se retrasará el plazo de entrega.

No obstante, quedaría por resolver el problema de los edificios construidos antes de la normativa sísmica, tanto la vigente como la que pueda venir. Buena parte de los expertos coinciden en que las construcciones antiguas también deben revisarse para adaptarlas a los conocimientos actuales. Así lo señaló ayer el presidente de la Asociación de Ingenieros Sísmicos, Alex Barbat, quien demandó que los edificios de utilidad pública, como los hospitales, vayan actualizándose a las nuevas normativas. Por su parte, Suárez considera necesario que se obligue a revisar los inmuebles en función de los actuales criterios de seguridad, 'aunque sea carísimo'.

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