Una ruta por Moravia del Sur: el mejor secreto de Chequia

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En el corazón de Europa, Moravia del Sur se despliega como un lienzo donde naturaleza, tradición y modernidad danzan en armonía perfecta. Desde la vitalidad de sus ciudades hasta la apacible belleza de sus pueblos, esta región checa se revela como un tesoro aún no del todo descubierto por muchos viajeros.

Y mientras el aroma de la historia se nota en el ambiente, las copas se alzan brindando con sus vinos, reflejo de la riqueza y pasión de esta tierra. Sumérgete con nosotros en una travesía por esta interesante región de Chequia, donde cada rincón narra una historia y cada copa de vino celebra la vida.

Dónde está Moravia del Sur

Paisaje de Moravia del Sur – Foto: Christian Rojo

Moravia del Sur, situada en la parte sureste de Chequia, comparte fronteras con Austria y Eslovaquia. Incrustada en este triángulo de la Europa Central, se presenta como un núcleo de tradiciones centenarias, cultura, historia y maravillas naturales.

La región se adorna con una gran diversidad de relieves, desde las planicies fértiles propicias para el cultivo de viñas hasta suaves colinas, que pintan cada atardecer con tonos dorados. Los ríos Morava y Dyje serpentean a través de estos terrenos, proporcionando un sustento vital para los ecosistemas locales y fabricando algunos de los paisajes más impresionantes del país.

Introduciéndonos brevemente en su historia, Moravia del Sur ha sido testigo de varias etapas que han dejado huellas imborrables en su territorio. Primero fueron las tribus celtas, luego los eslavos y posteriormente los moravos, quienes dieron forma a una cultura rica y diversificada que se refleja en su arquitectura, su arte y sus tradiciones.

Centro histórico de Mikulov – Foto: Christian Rojo

A lo largo de los siglos, la región ha sido un nexo fundamental en las rutas comerciales europeas, un hecho que ha propiciado una mezcla de influencias que se pueden percibir en cada rincón de Moravia del Sur. La más clara es, sin duda, la austrohúngara, especialmente visible en la arquitectura y la gastronomía.

En el siglo XIX, durante la era industrial, y con la llegada del siglo XX, Moravia del Sur se convirtió en un centro de innovación y desarrollo que la ha posicionado en nuestros días como el motor económico del país. Brno, su capital, se ha convertido en la sede de numerosas empresas multinacionales, instituciones educativas de renombre y centros de investigación y desarrollo. Sus universidades son conocidas por su excelencia en ciencias e ingeniería, atrayendo a estudiantes y profesionales de todo el mundo.

Una ruta por Moravia del Sur: Qué ver

Brno, la capital de Moravia del Sur

Castillo de Špilberk – Foto: Christian Rojo

La primera parada en nuestra ruta deber ser Brno. La capital de Moravia del Sur, y segunda ciudad más grande de la República Checa, está llena de atractivos. Con sus raíces profundamente arraigadas en la Europa medieval, Brno comenzó su andadura en el siglo XI, creciendo alrededor del imponente Castillo de Špilberk.

Un paseo por el centro histórico de Brno es una inmersión en su rico pasado y su moderno presente. La Plaza de la Libertad, rodeada de bien preservados edificios barrocos, sigue siendo el corazón de la ciudad, con su curioso Reloj Astronómico que enciende la curiosidad de locales y visitantes por igual. No lejos de aquí, la Plaza Zelný Trh, hogar del ancestral Mercado de Verduras, ofrece una muestra del sabor local, con su Fuente de Parnas adornando majestuosamente el espacio.

El histórico Ayuntamiento Viejo, cercano a la plaza, cuenta con una fachada gótica y una torre desde la cual se puede disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad. Mientras tanto, la imponente Catedral de San Pedro y San Pablo, una estructura que ha soportado la prueba del tiempo, destaca por su mezcla de influencias arquitectónicas y su presencia dominante en el skyline de la ciudad.

El Castillo Špilberk, construido en el siglo XIII, se erige como un testimonio del rico pasado de Brno. Con su turbulenta historia que incluye servir como una prisión durante el Imperio Austrohúngaro, el castillo es ahora el hogar del Museo de la Ciudad de Brno.

Catedral de San Pablo y San Pedro – Foto: Christian Rojo

Después de explorar el castillo, los visitantes pueden descubrir esculturas originales que adornan la ciudad y disfrutar de la animada vida nocturna en la Plaza Jakubské. La zona, famosa por sus bares y pubs, también alberga la iglesia gótica de San Jaime y su impresionante osario, el segundo más grande de Europa.

Para los amantes de la arquitectura, Brno es una verdadera joya. La ciudad cuenta con una notable colección de villas modernistas del siglo XX, destacando entre ellas la Villa Tugendhat, diseñada por Ludwig Mies van der Rohe. Este edificio, reconocido por la UNESCO, ofrece una mirada al avant-garde de los años 20 y 30. La Villa Stiassni y la Villa Löw-Beer son otras notables estructuras que muestran la evolución de la arquitectura residencial en la ciudad.

Recientemente, ha surgido un interés en explorar las ciudades subterráneas que yacen bajo varios destinos turísticos famosos. Brno no es una excepción, con su intrincada red de bodegas, criptas y bunkers que ofrecen una visión única del pasado de la ciudad.

El palacio de Lednice y los encantadores pueblos de Valtice y Mikulov

Jardines del Palacio de Lednice – Foto: Christian Rojo

Cerca de Brno llegamos al impresionante Palacio de Lednice, una joya del estilo neogótico situada en un extenso parque paisajístico. Este palacio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, te transportará a través de la historia con su impresionante arquitectura y hermosos jardines.

El Palacio de Lednice, también conocido como el «Versalles de Moravia«, fue construido en el siglo XIX por la noble familia de los Liechtenstein. Su diseño arquitectónico combina elementos góticos, renacentistas y barrocos, creando una estructura muy particular. En su interior, encontrarás salas lujosamente decoradas, con muebles antiguos y obras de arte impresionantes.

El parque paisajístico que rodea el palacio es igualmente intereasnte. Con más de 200 hectáreas de extensión, este parque cuenta con lagos, puentes, estatuas y una gran variedad de especies de árboles y plantas. Pasear por sus senderos o dar un paseo en barco por el lago te permitirá disfrutar de vistas panorámicas y descubrir rincones encantadores.

Castillo de Mikulov – Foto: Christian Rojo

Continuando nuestro recorrido, llegaremos a Valtice, una encantadora ciudad conocida por sus viñedos y bodegas. No te pierdas la visita a su palacio, una joya barroca que ofrece vistas panorámicas de los viñedos circundantes. Construido en el siglo XVII, fue la residencia de la familia Liechtenstein y es considerado uno de los más bellos de la región.

En su interior se ubica, además, el curioso e interesante Centro Nacional de Vitivinicultura que te permite probar los cien mejores vinos de la región, seleccionados cada año en unos prestigiosos premios. Los visitantes pueden comprar pases de una o dos horas y probar cuantos vinos quieran (o puedan) en ese tiempo.

Muy cerca también encontramos Mikulov, un atractivo pueblecito de calles empedradas, edificios históricos y encantadoras plazas. Lo primero que atraerá nuestra mirada es su majestuoso castillo o palacio. Esta grandiosa edificación, reconstruida varias veces a lo largo de su existencia, actualmente alberga un museo que narra la rica historia de la región.

Karst de Moravia

Cuevas Punkva – Foto: Christian Rojo

El Karst de Moravia es la región kárstica más significativa de Chequia, conocida por su asombrosa geología y sus sorprendentes cuevas. Especialmente conocidas son las cuevas Punkva, situadas en el Cañón de Pustý Žleb. Los visitantes pueden explorar impresionantes espacios subterráneos, adornados con estalactitas y estalagmitas, y navegar por el río subterráneo.

Las cuevas Punkva son parte de un sistema más grande que abarca más de 100 km² y está dividido en varias zonas, cada una con su propio sistema hidrográfico. Estas cuevas han sido un punto de interés para exploradores y científicos durante siglos, siendo objeto de numerosas expediciones e investigaciones.

Los visitantes pueden llegar hasta estas maravillas naturales a pie, atravesando un bonito bosque, o en un tren turístico. Toca después coger un pequeño bote para navegar por un magnífico río subterráneo que nos adentra en las cuevas y nos permite descubrir una auténtica catedral de estalagmitas e imponentes galerías. Después podemos optar por subir en un funicular para obtener vistas panorámicas desde el punto más alto del abismo Macocha.

Olomouc, la última parada obligada

Columna de la Santísima Trinidad – Foto: Christian Rojo

De vuelta a Praga, o como segundo punto principal, conviene detenernos en Olomouc, una ciudad llena de encanto. En el corazón de la ciudad se levanta el Ayuntamiento y el Palacio Arzobispal, un lugar ornamentado que ha sido el testigo del paso de importantes figuras de la historia europea, como la emperatriz María Teresa o el compositor Ludwig van Beethoven. A su lado, el Museo de la Archidiócesis y la Colina Santa proporcionan una visión profunda de la rica historia eclesiástica de la región.

La estrella de la ciudad es, no obstante, la imponente Columna de la Santísima Trinidad, un monumento de gran valor histórico y artístico, que es también un testimonio del simbolismo de la jerarquía celestial. Creada en respuesta a una peste en el siglo XVIII, representa el conjunto más significativo de esculturas barrocas agrupadas en una única obra en Europa.

La columna se eleva a una altura de 32 metros y alberga en su base una capilla que abre sus puertas en determinadas temporadas del año. La obra se adorna con una rica y detallada ornamentación escultórica que incluye 18 estatuas de santos, 12 figuras representando a las luminarias y 12 relieves que retratan a los apóstoles en medio-figura. En una posición central de la columna se sitúa la figura escultórica que representa la Asunción de la Virgen María, mientras que en la cumbre resaltan dos relucientes esculturas de la Santísima Trinidad, confeccionadas en cobre y recubiertas con un baño de oro.

El edificio del Ayuntamiento de Olomouc ha simbolizado la relevancia económica y política de la antigua capital real de Moravia por más de seis siglos. Este inmueble cuenta con cuatro alas que rodean un patio interior, y presenta elementos arquitectónicos notables como una ventana bahía en la Capilla Gótica de San Jerónimo en la fachada sur, que está adornada con intrincados detalles y motivos figurativos, y una logia renacentista en el lado este.

Un destacado Reloj Astronómico, cuya apariencia actual data de la década de 1950 y refleja la estética del realismo soviético, adorna la fachada norte del edificio. Diseñado por Karel Svolinský, el reloj, emplazado en un hueco de 14 metros de altura, presenta mosaicos que ilustran trabajos específicos de cada mes y una representación de la Cabalgata de los Reyes, además de figuras que simbolizan distintas clases trabajadoras.

Calle de Olomouc con la Catedral de San Wenceslao al fondo – Foto: Christian Rojo

Un poco alejada del centro de la ciudad, encontramos la Catedral de San Wenceslao, reconocible por su fachada con dos torres. Iniciada por el Príncipe Apanage Svatopluk en el siglo XII, la construcción fue continuada por su hijo Wenceslao y entregada al Obispo Jindřich Zdík, siendo consagrada en 1131 y finalizada en 1141. A lo largo de los años, el edificio ha experimentado múltiples modificaciones, incluyendo una reconstrucción completa en estilo gótico tras un incendio en 1265.

El interior y exterior neogótico del edificio, que se observa hoy, es resultado de renovaciones realizadas a finales del siglo XIX, conservando columnas góticas del siglo XIII. La iglesia también alberga una cripta bajo el presbiterio, una capilla manierista, y lápidas del siglo XVI y XVII. El órgano de la catedral, destacado por ser uno de los más finos instrumentos del período romántico en Chequia, añade un toque final de grandiosidad al lugar.

No muy lejos, la naturaleza ofrece un respiro de la grandiosidad arquitectónica de Olomouc en la pintoresca sierra de Jeseníky, un retiro ideal para unas vacaciones activas, mientras que la ciudad de Kroměříž ofrece una inmersión adicional en la riqueza histórica de Moravia con su palacio y jardines declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Los vinos de Moravia del Sur

Viñedos en Moravia del Sur con la capilla de Velke Bilovice – Foto: Depositphotos

El vino es mucho más que una bebida en Moravia del Sur. Es una tradición que ha impregnado la cultura, la historia y la economía de la zona durante siglos. A lo largo de nuestra ruta, tendrás la oportunidad de visitar bodegas y viñedos, degustar vinos locales y aprender sobre la tradición vitivinícola de la región.

Los vinos de Moravia del Sur son valorados a nivel nacional e internacional, destacándose en cuatro principales subregiones vinícolas: Znojmo, Mikulov, Velké Pavlovice y Slovácko, cada una con sus variedades de uva distintivas. En la región de Znojmo, destacan por el cultivo de variedades como Grüner Veltliner y Sauvignon, mientras que Velké Pavlovice es famosa por su Portugal Azul y otros vinos aromáticos. Por su parte, en Slovácko proliferan el Riesling, el Pinot Blanc y Gris, junto con una destacada producción de Moravský Muškát y reconocidos vinos tintos como la Frankovka y la Cabernet Moravia.

Entre las especialidades de la región se encuentran los vinos de hielo y paja, que son dulces, ricos en extractos y relativamente caros, elaborados a través de procesos de congelación y secado de las uvas, respectivamente.

Además de las visitas a bodegas, los visitantes también pueden disfrutar de festivales de vino, degustaciones y banquetes, entre las que destacan las dedicadas a la vendimia anual. Otra interesante actividad son las celebraciones otoñales del Burčák, así como en las catas de noviembre de los vinos jóvenes de San Martín.

Christian Rojo

Aprendiz de viajero y fotógrafo. Me encanta viajar y tratar de encontrar siempre una mirada diferente en los lugares que visito.

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