/ Cultura

Valeria Vegas. Fotos de Juan Carlos Toro cedidas por South International Series Festival por la presentación de 'El enigma de Nadiuska' (mencionar en el texto)
Valeria Vegas. Fotos de Juan Carlos Toro cedidas por South International Series Festival por la presentación de 'El enigma de Nadiuska' (mencionar en el texto)
Valeria Vegas. Fotos de Juan Carlos Toro cedidas por South International Series Festival por la presentación de 'El enigma de Nadiuska' (mencionar en el texto)
Valeria Vegas. Fotos de Juan Carlos Toro cedidas por South International Series Festival por la presentación de 'El enigma de Nadiuska' (mencionar en el texto)

Valeria Vegas: “La década de los 80 fue muy cruel legislativa y socialmente”

La periodista y escritora acaba de estrenar ‘Vestidas de azul’, y asegura que la serie va a poner muy en cuestión la década mitificada por La Movida.

Aurora Muñoz / Ada Sanuy

El 17 de diciembre se estrenó Vestidas de azul, la serie que se sitúa dos años después de la muerte de Cristina Rodríguez, La Veneno, y que cuenta con Valeria Vegas como una de las productoras ejecutivas y  guionista. Con esta producción de Atresplayer, el legado de La Veneno se sigue vivo.

No es el único proyecto ilusionante en el que Vegas se ha embarcado. La periodista y escritora termina un 2023 con su primera novela. En marzo dio el salto a la ficción gracias a La mejor actriz de reparto, con la que narra la historia de Esther, una asistenta que llega a la capital desde un pueblo de provincias para buscarse la vida y, de paso, se la devuelve en cierto modo a  Catalina, una actriz retirada. Su vida da un vuelco a causa de un inesperado crimen. Sin hacer spoilers, en esta entrevista telefónica analizamos con Valeria los personajes de su libro, comentamos lo que podemos esperar de su nueva serie y hacemos un repaso de las artistas de revista que tanto la han inspirado. 

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Valeria Vegas (@_valeriavegas_)

Escribir es tu camino para contar la  historia que se ha quedado fuera de las enciclopedias. Lo hiciste con el ensayo Libérate y la biografía de La Veneno, pero esta es la primera vez que te atreves con la ficción. ¿Qué nuevos mundos   exploras con esta narrativa?

Se abre la posibilidad de la inventiva absoluta. En un ensayo o en una biografía  no puedes cambiar la historia. En este caso, me daba cuenta de que yo llevaba las riendas y que todo lo que me apeteciera que ocurriese, ahí lo iba a plasmar. Se dice puedes ser escritor de mapa, que tiene todo súper escaletado de principio a fin; o de brújula, que partes de un  principio, un ecuador y un fin marcados.Yo soy de brújula. Tengo ciertos apuntes con lo que quiero que salga tarde o temprano. Eso me da margen para dejarme llevar. Ha sido toda una aventura porque no es un género que yo hubiese hecho antes, y me he dado cuenta de que requiere mucha constancia. Puedes dejar los apuntes de una biografía sobre la mesa durante tres días y volver. En cambio, si hacía eso con la novela, me costaba mucho volver a arrancar y hasta que por fin pude estar a destajo todo el día con ella, no la sentí despegar.

Esther es un personaje irreal, pero su historia es la de tantas mujeres que vinieron desde los pueblos castellanos hasta un Madrid que se les antojaba enorme. ¿Por qué escoges reivindicar su memoria?

Creo que las tenemos muy presentes en el día a día, pero luego no se lo agradecemos. Puse a Esther en un aeropuerto porque son lugares que están limpios porque hay mujeres que están entregándose a ese trabajo de limpieza sin que nadie se lo valore. Me apetecía que el lector se pusiera en la piel de Esther y por una vez, fuese la asistenta.

Hay un momento del libro en el que se trata el estigma de ser ‘la chica’, cuando uno de los personajes reivindica que se la llamen asistenta. ¿Qué importancia tienen las palabras?

Las palabras nos definen. No estoy en contra de las etiquetas en general, sino de las  que te condicionan vitalmente, te marcan laboralmente o te impiden hacer algo, pero si no son dañinas me parecen bien, como el signo del horóscopo.El problema es que hay gente con la piel muy fina a la que le molesta el lenguaje inclusivo, aunque nadie les obliga a utilizarlo. El caso que nos ocupa refleja el clasicismo. Para la suegra de Esther, que ella limpie un aeropuerto es aceptable , porque es algo que se camufla; pero que limpie la mierda de otro en una casa, ya les parece peor y, debería ser al revés, ya que es una labor mucho más entregada.

La crítica ha establecido paralelismos entre esta novela y el estilo de Almodóvar, ¿está buscado ese costumbrismo manchego?

Soy una declarada fan del cine de Almodóvar, a él le consta y se lo he hecho saber cuando nos hemos encontrado. Además, el costumbrismo me flipa. No sabría hacer una novela histórica y tampoco me palpita el corazón por hacerlo. Tampoco sabría llevarme la historia a la ciencia ficción, aunque pueda leer a Isaac Asimov. Sin embargo, el costumbrismo está en nuestras casas, nuestras vecinas,  nuestros porteros, nuestras asistentas… Todo eso me fascina porque me resulta palpable.

 

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Valeria Vegas (@_valeriavegas_)

Catalina representa el mundo de bambalinas, ese que acostumbramos a ver más a menudo en tus proyectos. En un momento del libro, confiesa que tiene cuatro abrigos de piel para diferenciarse de quienes no pueden. Si los armarios hablaran, ¿qué historias contraría nuestra ropa sobre quienes somos?

Dirían que tenemos ropa con la etiqueta puesta, que somos consumistas. Descubrirían que hay prendas que no nos atrevemos a ponernos, y también que a veces somos demasiado rutinarios. Nos vestimos demasiado y hay que atreverse a salirse un poco de la norma.

Catalina guarda esos abrigos por nostalgia, como una muestra de lo que consiguió‘. Para ella son como un trofeo y eso solo es un reflejo de que lo que conservamos cuenta mucho de nosotros. 

El libro está salpicado de nombres inolvidables: Concha Velasco, Lina Morgan… ¿Catalina está inspirada en alguna artista específica de revista?

Es una mezcla de muchas actrices. Un día me sentaba y me la imaginaba como la gran Esperanza Roy, una vedette estupenda que hoy en día está felizmente retirada.Le han ofrecido volver a sus 82 años y no quiere. La visualizaba con su porte y esa retranca que tenía, pero ha sido una mujer mucho más feliz y entregada a sí misma que Catalina. Otras ocasiones, la pensaba  como Gracita Morales, en una versión amargada después de haber  sido una cómica excelente. Catalina es un Frankenstein de muchas primeras figuras con sus pros y sus contras. Es un cómputo de haberlas conocido un poco y de haberlas  estudiado mucho.

 

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Valeria Vegas (@_valeriavegas_)

En alguna entrevista te has definido como una comentarista no polemista, pero ¿qué limpiarías del panorama nacional si pudieras sacar brillo?

Limpiaría todas esas fake news que están proliferando ahora; todos esos bulos malintencionados sobre las nuevas leyes. Más que nada, porque confunden a la gente y crean esta crispación que estamos viendo. Barrería también esa falta de ética periodística que nos está inundando y este ambiente donde se juzga a la gente por cómo viste o por el periódico que lee. Se está rizando demasiado el rizo.

A finales de octubre estrenabas la serie documental El enigma Nadiuska, sobre la misteriosa historia de la estrella del cine del destape. ¿Hay algún otro biopic con el que sueñes?

Me siento muy satisfecha porque me han dado la oportunidad de dirigir el documental de Nadiuska y el de Susana Estrada en TVE. No me estoy quedando con ganas de nada y lo estoy disfrutando mucho, pero si alguien me dice de hacer algo de Pamela Anderson, Bibiana Fernández o Gracita Morales, también me apetecería mucho. Son mujeres de la cultura pop con vidas muy intensas y me suscitan interés. 

 

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Valeria Vegas (@_valeriavegas_)

La Veneno, en cierto modo, es la raíz de todo. ¿Qué queda de esa Valeria que retrató la serie de los Javis

Sigo siendo la misma persona. Me reencontré con un antiguo compañero del colegio y me dijo que parecía la misma del colegio, divertida y espontánea. No he perdido mi lado infantil. Me sigo levantando todos los días ilusionada.

¿Qué crees que pensaría Cristina Ortiz si pudiera ver todo lo que ha pasado en los últimos años?

Me acuerdo muchísimo de ella. Cuando llegó el boom de la serie, pensé que debería estar alucinando. Me encantaría que hubiese una línea 906 que se comunicará con el cielo, el espacio o la dimensión en la que esté para poder contárselo. Cuando falleció no tenía el cariño o la comprensión de la gente que tiene ahora. Me quedo muy contenta porque creo que se ha cerrado muy bien el círculo, más allá de su trágico final.

 

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Valeria Vegas (@_valeriavegas_)

Atresmedia acaba de estrenar  Vestidas de azul. Para aquellos que aún no se hayan animado a verla, ¿qué crees que podría sorprenderles de esta esperada secuela? 

Va a descubrir nuevas caras. La serie va a seguir rascando mucho. Va a poner muy en cuestión los 80, una década muy mitificada, muy edulcorada y que en realidad solo se considera rompedora por las cuatro modernas que había. Fueron unos años muy crueles legislativa y socialmente. Regresamos a un pasado muy crudo. No todo era La Movida.