Este artículo se publicó hace 4 años.
América LatinaProyecto inédito busca rescatar las regiones más secas de América Latina
El Semiárido brasileño, el Gran Chaco –en Argentina, Paraguay y Bolivia– y el Corredor Seco que atraviesa Centroamérica serán analizados durante cuatro años, y sus explotaciones agropecuarias, tecnificadas.
Víctor David López
Río De Janeiro-Actualizado a
Serán necesarias buenas dosis de optimismo y esperanza para afrontar la década entrante en América Latina, y para no dejar a nadie atrás por el camino. Las organizaciones de la sociedad civil trabajan sin cesar para tal efecto, presionando a administraciones de todos los niveles. Entre sus tradicionales campos de actuación se encuentran la selva amazónica, las comunidades indígenas, los inadmisibles niveles de miseria, y también otro de los grupos poblacionales más vulnerables: los campesinos que habitan en las regiones más secas de Suramérica y Centroamérica.
Encabezando el ranking de territorios más agresivos para la vida humana y sus usos y costumbres aparecen el Semiárido brasileño –en el noreste del país–, el Gran Chaco –desplegado por Argentina, Paraguay y Bolivia– y el Corredor Seco que atraviesa Centroamérica, naciendo en Panamá y pasando por Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala, llegando a traspasar la frontera mexicana. Regiones todas ellas golpeadas más que ninguna otra por el cambio climático, viendo cómo se distorsionan poco a poco sus índices pluviométricos.
Con el objetivo de rescatar estas comarcas, sus poblaciones y sus agricultores, acaba de nacer un programa ilusionante
Con el objetivo de rescatar estas comarcas, sus poblaciones y sus agricultores, acaba de nacer un programa ilusionante que une, sincroniza y acrecienta varios esquemas ya en curso en las áreas de referencia, con el fin de estudiar en profundidad los biomas, producir conocimientos, identificar y sistematizar prácticas exitosas en agricultura resiliente al clima –implantándolas en lugar de los sistemas tradicionales– y capacitar a los agricultores. El proyecto se apoyará, para ello, en convenios con universidades y centros de investigación.
Su nombre es DAKI-Semiárido Vivo (por las siglas de Iniciativa de Conocimiento sobre la Adaptación a las Tierras Secas –Dryland Adaptation Knowledge Initiative–), y está financiado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), de Naciones Unidas. La organización del proyecto ha corrido a cargo de la Articulação Semiárido Brasileiro (ASA) y de la Plataforma Semiáridos de América Latina. Organizaciones como la brasileña Associação Programa Um Milhão de Cisternas (AP1MC), la argentina Fundación para el Desarrollo en Justicia y Paz (Fundapaz) y la salvadoreña Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), entre otras, ejecutarán las acciones en los respectivos países.
El presupuesto del proyecto DAKI-Semiárido Vivo asciende a dos millones de dólares, y estará en vigor durante los próximos cuatro años. Tres cuartas partes salen de las arcas de FIDA. El resto de las partidas presupuestarias proviene de las organizaciones colaboradoras en cada país.
Seminario de presentación oficial del proyecto Daki-Semiárido vivo
El proyecto DAKI-Semiárido Vivo se presentó oficialmente en un seminario online durante la tarde de este martes 18 de agosto, con la participación de Antonio Barbosa –coordinador del proyecto DAKI-Semiárido Vivo–, Alexandre Pires –miembro de la coordinación ejecutiva nacional de A.S.A.–, Gabriel Seghezzo –director de Fundapaz– y Claus Reiner –director de FIDA en Brasil–, contando con la moderación de Zulema Burneo –coordinadora de la Coalición Internacional por la Tierra (ILC) para América Latina y Caribe–.
"Ya existía un esfuerzo de muchos años", explicó Zulema Burneo sobre la puesta en marcha de la iniciativa, "y este proyecto viene a amplificar y a fortalecer". La diversidad, cultural y biológica, fue destacada por Gabriel Seghezzo, resaltando que las tres regiones más secas del continente "comparten una historia de décadas de trabajo social y colaborativo, con luchas similares". Una sufrida trayectoria que se acaba de concretizar, por fin. Lo explicaba el director de FIDA en Brasil: "Era un sueño que teníamos desde hace tiempo, y que finalmente podemos realizar y lanzar". Claus Reiner remarcaba el "desafío adicional" que en estas regiones supone el cambio climático, y el objetivo de "adaptar los sistemas de producción", ayudando a las explotaciones agropecuarias a "asociarse", a la vez que tecnifican sus negocios para "vender mejor sus productos".
"Ya existía un esfuerzo de muchos años", explicó Zulema Burneo sobre la puesta en marcha de la iniciativa
El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, que ya tiene en marcha proyectos en América Latina dedicados a potenciar la agricultura familiar, orienta en este caso a no centrarse solo en los sistemas de captación de agua –vitales a todas luces–, sino en indagar, por ejemplo, cuáles de las semillas nativas se adaptan mejor a cada terreno. La implementación del proyecto, recordó Reiner, recaerá en las organizaciones coordinadoras, reservándose FIDA "un rol de apoyo, a partir de sus oficinas regionales". Existe, al mismo tiempo, puntualizó el director, "un mandato de supervisión".
El DAKI-Semiárido Vivo es un programa destinado a variar el rumbo del destino de miles de trabajadores y trabajadoras rurales en América Latina, un plan "con gran potencial para generar cambios permanentes", en opinión de Antonio Barbosa. Eso sí, para que sea sostenible, tal y como subrayó la coordinadora de la Coalición Internacional por la Tierra, deberán ir de la mano "las buenas prácticas" y "las políticas públicas de los gobiernos" de los países implicados, aunque muchas veces estos países sean rehenes de deficiencias históricas y estructurales y de una sempiterna crisis económica.
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