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Argentina El peronismo vuelve al poder en Argentina de la mano de Alberto Fernández

El candidato peronista logró este domingo el 47,42% de los votos en las elecciones generales, derrotando así al actual presidente, Mauricio Macri, quien cosechó el 41,15% de los sufragios, un resultado mejor del anticipado por las encuestas pero que impide su reelección por otros cuatro años.

El peronista Alberto Fernández (2d), virtual presidente electo de Argentina tras ganar en primera vuelta las elecciones, y su fórmula a la Vicepresidencia de Argentina, la expresidenta argentina Cristina Fernández (2i), celebran ante miles de sus simpatizantes este domingo, en Buenos Aires su triunfo. (ENRIQUE GARCÍA MEDINA | EFE)

Argentina ha puesto punto final a la gestión del presidente Mauricio Macri con las elecciones generales que se han celebrado el domingo en todo el país. El dirigente peronista Alberto Fernández, que se presentaba junto a la expresidenta y senadora Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) como compañera de fórmula, se ha convertido en presidente electo al obtener más del 48% de los votos.

Con una participación que superó el 80% en un país de 44,9 millones de habitantes, el líder de la alianza opositora Frente de Todos obtuvo 12,4 millones de sufragios, mientras que el presidente Mauricio Macri, referente del espacio Juntos por el Cambio, recibió dos millones menos de apoyos, teniéndose que conformar con el 41,15% de los sufragios, un resultado pese a todo mejor del anticipado por las encuestas.

Por detrás quedaron las propuestas de Roberto Lavagna, con el 6,14%, seguido de lejos por los otros tres postulantes: Nicolás del Caño (Frente de Izquierda y de los Trabajadores), con el 2,07%; Juan José Gómez Centurión (Frente Nos), con el 1,72% y José Luis Espert (Unite por la Libertad y la Dignidad), que obtuvo el 1,47%.

Tras una campaña electoral muy polarizada, Macri mejoró su desempeño con respecto a las elecciones primarias del 11 de agosto, cuando el binomio de los Fernández se impuso por más de 15 puntos porcentuales de diferencia.

Después de haber aventajado en 16 puntos en las primarias de agosto pasado a Macri y su segundo, el peronista disidente Miguel Ángel Pichetto, el todavía presidente recortó la ventaja a la mitad al alcanzar más de 2,3 millones de nuevos votos, mientras que el peronismo aglutinado en el Frente de Todos sumó sólo 2,67 millones de votos más.

Pese a mejorar su desempeño, el oficialismo no pudo retener la principal provincia del país, Buenos Aires, donde vive casi el 40% de la población. La actual gobernadora, María Eugenia Vidal, perdió con el 37,3% de las papeletas frente al respaldo del 52,2% que sacó el exministro de Economía Axel Kicillof, un porcentaje similar al que consiguió Fernández en este distrito.

La ciudad de Buenos Aires, en cambio, continuará como bastión macrista al conseguir su reelección el delfín del mandatario, Horacio Rodríguez Larreta, que en 2015 sucedió al actual presidente al frente de la alcaldía.

La segunda provincia de Argentina en importancia por la que el oficialismo no oculta su predilección, Córdoba (centro), otorgó a Macri más de 30 puntos de ventaja sobre Alberto Fernández. El gobernante también fue el más votado en otras cuatro provincias: Entre Ríos (este), Mendoza (oeste), Santa Fe (centro-este), y San Luis (centro). Fernández conquistó las otras 17 jurisdicciones del país.

En estas elecciones también se renovaban la mitad de los escaños en la Cámara de Diputados y un tercio de las bancas del Senado. El peronismo logró lo que no tuvo el actual Gobierno en esta legislatura: mayoría propia en la Cámara Alta, que será presidida por Cristina Fernández. No será así en la Cámara Baja, donde las dos fuerzas principales están prácticamente empatadas.

Lo que viene

En un gesto de responsabilidad institucional ante la grave crisis económica y social que atraviesa el país, Mauricio Macri reconoció enseguida la victoria de Alberto Fernández y lo invitó a desayunar este lunes en la sede del Ejecutivo, la Casa Rosada, para facilitar la transición de cara al 10 de diciembre, cuando las nuevas autoridades tomarán posesión de su cargo.

Los dos dirigentes intentan así evitar que el país se vea envuelto en una nueva zozobra financiera cuando comiencen a operar los mercados. Tras las elecciones primarias que tuvieron lugar hace casi tres meses, el peso argentino se depreció en sólo una semana 23,3%, lo que a continuación encareció los bienes y servicios en una nación que ya arrastra una inflación interanual del 53,5%.

Atento a esto, el Banco Central anunció a medianoche que hasta diciembre las personas físicas sólo podrán adquirir 200 dólares mensuales si tienen cuenta bancaria, y 100 dólares si pretenden adquirir la divisa en efectivo. Hasta ahora regía un límite de compra de 10.0000 dólares por mes, entre otras restricciones que, por ejemplo, obligan a pesificar el cobro de servicios en la moneda estadounidense.

La necesidad de alcanzar consensos se pone a prueba ante una recesión económica que ha empujado a la pobreza a cuatro millones de personas en el último año y ante el ajuste en las cuentas públicas al que obliga el Fondo Monetario Internacional, que accedió el año pasado a prestarle a Argentina el mayor crédito que ha otorgado en su historia: 56.300 millones de dólares.

Lo ha advertido la vicepresidenta electa tras conocer el triunfo de su espacio: el próximo Gobierno “va a requerir de esfuerzos inimaginables” ante una “una provincia (Buenos Aires) y un país arrasado más allá del marketing”. Lo ha reconocido también Alberto Fernández.

"Los tiempos que vienen no son fáciles", admitió ante una militancia eufórica que bailaba y celebraba su victoria.

datos del escrutinio provisional.

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