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Atacada y agredida sexualmente una activista del movimiento de desaparecidos en Argentina: "Milei habilita el terror"

La joven fue atacada en su casa por dos hombres que pintaron en una de las paredes de su cuarto "VLLC", siglas de "Viva la libertad, carajo", la consigna popularizada por Javier Milei.

Imagen de archivo de una movilización en la que participó la organización HIJOS en contra de los recortes de Javier Milei
Imagen de archivo de una movilización en la que participó la organización HIJOS en contra de los recortes de Javier Milei. Luis Robayo / AFP

El pasado 5 de marzo, una integrante de HIJOS, el movimiento de desaparecidos en Argentina, sufrió un ataque que "nunca" imaginó que podía suceder. Dos hombres ingresaron a su casa cuando regresó del trabajo y la golpearon, la amenazaron de muerte, la ataron de pies y manos y le taparon la boca y los ojos para agredirla sexualmente. "No vinimos a robarte, vinimos a matarte. "A nosotros nos pagan para eso", le dijeron. Antes de irse, pintaron en una de las paredes de su cuarto "VLLC", siglas de "Viva la libertad, carajo", la consigna de Javier Milei, el presidente ultraderechista argentino.

El ataque fue denunciado ante la Policía y la Justicia el día 6 de marzo, un día después de que sucediera, y difundido públicamente este jueves en redes sociales, siempre preservando la identidad de la víctima. "Este atentado contra la vida de nuestra compañera es un ataque político motivado por su militancia en derechos humanos y feminista", denunció la agrupación.

"Hoy, en plena democracia, un Gobierno (en referencia al Ejecutivo de Milei) elegido por la gente habilita el ejercicio del terror y la crueldad desde todos los canales que tiene a disposición. Yo quiero que la Justicia identifique a los que me hicieron esto, pero también que dé con el aparato que hay detrás", reclamó la joven afectada en una conversación con Página 12.

"Mi vida cambió muchísimo, está totalmente suspendida en el aire. Lograron eso, que también es terror e impunidad ", reflexionó la joven atacada. "¿Qué pasa si ahora me escriben amenazándome? Yo no tengo red más que la de mi familia y mis compañeres, soy tan solo una trabajadora como el resto de les trabajadores de este país. No tengo nada que esconder, no manejo información de poder, no me hicieron esto más que por ser militante", añadió.

A dos semanas del hecho, la víctima habló con Página 12 sobre el episodio. Contó cómo desde entonces vive con su familia y se ha visto obligada a distanciarse de su trabajo y sus espacios de militancia. Además, cerró sus redes sociales y no atiende el teléfono si no conoce muy bien a quien llama o escribe mientras le inundan dudas sobre si volver o no a su residencia habitual.

El ataque

El 5 de marzo, la joven salió de su trabajo y fue en autobús hasta su casa, en un edificio. Abrió la puerta de entrada y, según cuenta, "todo parecía normal, puerta cerrada, cerradura sin forzar". Nada más poner "un pie adentro", unas manos le agarraron los brazos desde atrás y otras le taparon la boca.

Según describe la afectada, eran dos hombres "cuarentones, grandotes, con fuerza". Empezó a forcejear con ellos y lo primero que imaginó fue que querían robarle, pero ese no era el objetivo. "Les dije que yo era una trabajadora, y que no tenía dinero para darles. De hecho había cobrado y después de pagar las cuentas me quedaba sin casi nada", comenta.

"Me empezaron a golpear y a amenazar", comenta. Además, recuerda exactamente lo que le dijeron: "No hables nunca más. Mira lo que te pasa por hablar, sabemos que trabajas en los derechos humanos. Sabemos quién eres, no te te vinimos a robar nada, a mí me pagan por esto. Nosotros te vinimos a matar". 

Entonces entró en shock porque "una no está esperando a que la vengan a secuestrar, a golpear y a amenazar por cuestiones políticas. Nadie está pensando que cosas así pueden pasar en un Estado que es supuestamente democrático", advierte.

Los dos atacantes estaban armados y, según comenta la joven, cuando le dijeron "no vinimos a robarte, vinimos a matarte" lo primero que sintió es que, efectivamente, la iban a matar. "Así que así termina todo para mí, pensé. En tres segundos voy a estar muerta y no me quería morir llorando, así que me guardé las lágrimas", relata.

Luego, en un movimiento, logró verlos con las caras tapadas por las capuchas de sus sudaderas. Uno de ellos iba con unos vaqueros azules ajustados y sudadera negra. Pero, cuando se dieron cuenta de que los estaba mirando, la golpearon en la boca, la tiraron al piso y la arrastraron hasta su cama. "No mires, hija de puta, te voy a matar", le dijo el que tenía enfrente.

Le ataron los pies con un alambre y las manos con una sábana que rompieron. Con otro trozo de tela le anudaron la boca y con otro más le vendaron los ojos. La pusieron boca abajo sobre la cama y uno de ellos se le subió encima y comenzó a manosearla, con las manos y con el arma. Mientras, el otro le apuntaba en la cabeza y las amenazas continuaban: "Esto te pasa por hablar, te vamos a matar".

Después de aproximadamente una hora, "hablaron con alguien por teléfono", y se fueron después de una última amenaza: "Nunca digas que estuvimos aquí. Más te vale que ni grites porque vamos a volver y te vamos a matar". Cuando escuchó que ya se habían ido, comenzó a intentar desatarse las manos y corrió hacia la puerta, pero estaba cerrada y se habían llevado las llaves.

Empezó a gritar y los vecinos que la escucharon llamaron a los servicios de emergencia. Los bomberos rompieron la puerta y, horas después, con la denuncia puesta y la Policía Científica en su casa, encontró el mensaje que le habían dejado en la pared de su cuarto: "VLLC", el eslogan de La Libertad Avanza popularizado por Milei.

¿Qué ocurrió después?

De la casa de la joven atacada, además de las llaves, faltaba una carpeta con información sobre los encuentros nacionales de HIJOS que ella tenía al lado de su cama. "En ese departamento había cosas de valor, cámara de fotos, ordenador, televisores. Nada se llevaron, más que la carpeta, además de romper muebles, puertas, cajones, y revolverlo todo", explica.

En el comunicado que comenzó a circular por las redes sociales de HIJOS, la agrupación exigió "el inmediato esclarecimiento del hecho por parte del Poder Judicial". La joven militante también exige "que se investigue", pero "no solo a las personas que cometieron este acto". "Quiero saber quién está detrás. Hay alguien que lo ideó, alguien que lo respaldó desde lo logístico y alguien que lo está habilitando", señala.

Tras el episodio, los vecinos del edificio le contaron que días antes "unos hombres les consultaron por mí, preguntaron si vivía ahí, me describieron. Les dijeron que me estaban buscando para hablar conmigo", cuenta.

La lectura del episodio, según la organización, es política: "Este es un mensaje a la agrupación y a todo el movimiento de derechos humanos", interpretó Agustín Cetrángolo, portavoz de HIJOS. El ataque "es una intimidación para todos, los atacantes no tuvieron ni mencionaron ninguna situación personal como motivo del ataque. Quieren infundir el miedo y se lo dijeron", concluyó.

Ella, que milita desde hace más de una década en la organización, opina igual: "Aquí hay alguien que está pensando cómo generar dispositivos de terror para poder instalar un proyecto económico y político que sólo cierra con sangre. Y la sangre siempre la ponemos los mismos: nuestros padres y madres, nuestros hermanos". Según cuenta, su padre es sobreviviente de la última dictadura y su abuelo fue preso político.

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