Este artículo se publicó hace 11 años.
"Ataron con alambre a un centenar de rehenes occidentales y les colocaron una cuerda al cuello"
Los supervivientes del ataque contra la planta de gas de In Amenas dan testimonio de cómo vivieron el secuestro
Kamel, un trabajador argelino, cuenta como el miércoles se dirigía con un grupo de empleados en un vehículo de servicio hacia la puerta de su centro de trabajo, en la planta de gas de In Amenas, cuando repentinamente irrumpieron a tiros los secuestradores. Sorprendidos por lo ocurrido, intentaron dar la vuelta, pero el vehículo se quedó atrapado en la arena, todos se apearon y comenzaron a correr.
En su huida, un ciudadano japonés y otro filipino que iban con ellos, cayeron al suelo, fueron alcanzados por los asaltantes y asesinados a sangre fría. "Después entraron en la zona de las residencias y comenzaron a buscar a los extranjeros. Disparaban contra las habitaciones cuando los ocupantes se negaban a abrir", explica Kamel. Este trabajador también contó como un empleado malasio fue asesinado cuando regresaba a su habitación desde el restaurante donde había desayunado.
Los testimonios de los trabajadores que sobrevivieron al ataque terrorista del pasado miércoles contra la planta de gas de In Amenas, en el sureste de Argelia, se suceden diariamente en los medios locales, arrojando luz sobre algunos detalles confusos o desconocidos sobre el incidente.
"Disparaban contra las habitaciones cuando los ocupantes se negaban a abrir"
El balance aún no definitivo de este trágico asalto, según las autoridades argelinas, sitúa el número de muertos en 23 civiles y 32 terroristas. Sin embargo, aún no se han ofrecido todos los datos sobre las nacionalidades de los fallecidos. Al menos 792 personas, entre ellas 107 extranjeros, lograron escapar o fueron liberadas por el Ejército, que se enfrentó a la mayor crisis de rehenes ocurrida en Argelia en más de una década.
Abdelgani M., originario de Skikda, en el este de Argelia, contó a los medios locales cómo fue liberado tras el asalto de las fuerzas especiales del Ejército después de 29 horas de secuestro en las que, según confesó, vivió sumido en un pánico absoluto. "Los terroristas comenzaron a reunir a unos 500 argelinos en una zona, mientras ataron con alambre a un centenar de rehenes occidentales y les colocaron una cuerda al cuello uniendo a unos con otros".
Según su testimonio, después de esto, los argelinos fueron trasladados a otro lugar donde tuvieron libertad de movimiento. Desde el principio, los agresores habían anunciado su intención de llevarse a Malí a los rehenes extranjeros, pero que se vieron sorprendidos por el ataque lanzado por las fuerzas especiales del Ejército.
Los secuestradores tenían intención de llevarse a Malí a los rehenes extranjeros Por su parte, una enfermera identificada como N.S., de 21 años, que trabajaba en el centro médico del vasto complejo gasístico, cuenta cómo ella junto a un grupo de unas doscientas personas logró escapar antes de que se iniciara la operación de rescate. Así, explicó cómo "al amanecer comenzaron a sonar las sirenas del complejo sin parar y pocos minutos después empecé a escuchar disparos".
"Alguien llamó a la puerta de la habitación y abrí, me preguntaron si era extrajera y después me ordenaron que me quedara en mi habitación sin salir", agregó. Mientras hablaban con ella tuvo tiempo de ver cómo le disparaban en la espalda y en la cara a un médico que intentaba huir. Según su testimonio, los agresores tenían una lista con los números de las habitaciones ocupadas por los trabajadores extranjeros del complejo, operado por la argelina Sonatrach, la británica BP y la noruega Statoil.
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