La ayuda humanitaria no da abasto ante el aumento de conflictos y la ONU se revela impotente para rebajar escaladas bélicas
Los fondos destinados a atención humanitaria en el mundo aumentaron 10.000 millones de dólares, pero el déficit de financiación supera los 22.000, máximo histórico, mientras Ucrania acapara el grueso de los recursos.
Jairo Vargas Martín
Madrid-Actualizado a
Un planeta con cada vez más conflictos y desafíos que no es capaz de seguir el ritmo de las necesidades de ayuda humanitaria. Ese el balance del informe La acción humanitaria en 2022-2023: la emergencia climática agudiza otras crisis, presentado este lunes por Médicos Sin Fronteras (MSF) y el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH).
Según advierten ambas organizaciones, los datos de 2022 y la información preliminar de 2023 no dejan dudas: "El sistema de ayuda humanitaria global está sometido a una inmensa y creciente presión". A pesar de que el año pasado aumentó un 27% el monto económico destinado a ayuda humanitaria, el déficit entre lo conseguido y lo necesario se ha situado en máximos históricos.
Han sido 10.000 millones de dólares (casi 10.000 millones de euros) lo que han aumentado los recursos para este fin. Se han movilizado 47.000 millones de dólares en ayuda humanitaria, pero aún son necesarios otros 22.100 millones para satisfacer las demandas mundiales de bienes y servicios básicos en situaciones de conflictos armados, crisis o emergencias por desastres naturales, que se han visto seriamente agravadas por razones derivadas del cambio climático.
De todos los llamamientos lanzados por Naciones Unidas a nivel mundial, solo se ha logrado cubrir un 58% de los fondos necesarios y alrededor de un tercio de estas llamadas apenas ha conseguido un 50% de la financiación requerida. Además, existe un doble rasero muy claro a la hora de reaccionar, pues solo diez de estas crisis humanitarias han recibido casi dos tercios de toda la ayuda internacional. El conflicto que más ayuda ha recibido es el de Ucrania, con 4.400 millones de dólares, seguido de Afganistán, con 3.900 millones, mientras ha vuelto a estallar la guerra entre Israel y Palestina, agitando aún más el ya complejo avispero de Oriente Medio.
La ONU, entre la impotencia y la inutilidad
Las conclusiones ponen de manifiesto no solo el aumento de conflictos en el mundo, sino el surgimiento de nuevas amenazas para las que no existen respuestas adecuadas en el escenario internacional.
Para Jesús Núñez, codirector del IECAH, la guerra en Gaza es solo el ejemplo más claro de que "la ONU es impotente" y que los "instrumentos, reglas de juego y órganos de decisión que tenemos no son funcionales para encarar los problemas que enfrentamos" a nivel mundial. Según Núñez, las reacciones de la comunidad internacional ante la catástrofe en la Franja de Gaza, que atenta claramente contra el Derecho Humanitario Internacional, "no han logrado trascender la políticas de gestos" y las declaraciones "han sido básicamente de lamento, de condena y de llamamientos a la contención de las partes".
Denuncian un "desajuste disfuncional de la ONU", incapaz de cumplir sus tareas
El resultado son más de 19.000 gazatíes asesinados en los ataques indiscriminados de Israel. El 70% de las víctimas son mujeres y niños. "El secretario General de la ONU ha intentado aplicar lo último que podía hacer con la invocación del artículo 99 de la Carta de Naciones Unidas –pidiendo un alto el fuego votado en el Consejo de Seguridad–, pero no ha desembocado en un resolución vinculante de alto el fuego", ha recordado. El veto de Estados Unidos, "que sigue respaldando a Israel en cualquier situación y sin matices", lo ha impedido y hace inútil cualquier iniciativa de la ONU.
Núñez habla de un "desajuste disfuncional de Naciones Unidas, que necesita actualizar su estructura reformar sus procesos de toma de decisiones y dotarse de los medios necesarios para cumplir eficientemente sus múltiples tareas" como representante legítimo de la comunidad internacional. Pero también señala la impotencia e inacción tanto de la Unión Europea –que ni siquiera ha logrado conformar una "voz única" ante el conflicto árabe-israelí– como de los países árabes. "Esta situación afianza la idea de que la guerra terminará cuando Israel lo decida, sin limitación ni imposición de cualquier otro actor internacional", ha lamentado.
Más de 400 millones de personas, en riesgo
El 2022 ha sido el año en el que más aumentaron las necesidades de ayuda humanitaria. La población que necesita esta cobertura básica ha crecido un tercio hasta superar los 406 millones de personas en 82 países diferentes, según el informe. En la última década se ha multiplicado por cuatro.
No hay indicador que dé un respiro y ya desde hace demasiado tiempo. Faltan respuestas ante crisis complejas y prolongadas que, por desgracia, "se están convirtiendo en la norma". Más allá de la guerras, el informe destaca el aumento de las crisis alimentarias y las migratorias.
El año pasado había más de 107 personas desplazadas a la fuerza de sus hogares, ya sea dentro o fuera de sus países. Es un 18% más que en 2021 y África Subsahariana siguió siendo la región que acogía al mayor número de personas desplazadas. Los costes de la acogida de estas personas refugiadas han llegado a la cifra récord de 30.100 millones de dólares.
Mientras tanto, la inseguridad alimentaria severa ha seguido aumentando hasta alcanzar los más de 265 millones de personas afectadas en 60 países del mundo. Según MSF, el volumen de su actividad para combatir la desnutrición ha aumentado un 50 % entre 2021 y 2022.
El informe alerta de una "aceleración de los impactos climáticos", factor cada vez más claro en las necesidades humanitarias y en los desplazamientos de personas. Y no es nuevo. Las necesidades de financiación relacionadas con las condiciones meteorológicas extremas son ya ocho veces superiores a las de hace 20 años.
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