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Ayudas El duro golpe de EEUU a más de cinco millones de refugiados de Palestina

Raquel Martí, Directora ejecutiva del Comité UNRWA España dice que el recorte tendrá impacto sobre la seguridad regional en un momento en el que Oriente Próximo se enfrenta a serios riesgos, en particular el de un aumento de la radicalización

Ayesha Mohammed en la cocina. UNRWA

Natalia Quiroga

Ajena a lo poco que tiene que ver su vida con la del Presidente de EEUU, la mayor preocupación de Ayesha Mohammed, una mujer refugiada palestina de Gaza, es asegurarse de que hoy sus hijos puedan comer. Cuando su marido enfermó, hace unos años, se encontraron en una situación desesperada en la que, como explica, “todas las puertas se les cerraron”. Desde aquel momento, ella y su familia empezaron a recibir un reparto diario de ayuda alimentaria de UNRWA para cubrir la necesidad más esencial: poder comer. “Nunca olvidaré que incluso durante los días del conflicto con Israel -en 2014- seguimos recibiendo la comida...me hace sentir como si no estuviéramos olvidados.”

En la Franja de Gaza UNRWA distribuye diariamente comida para más de 1 millón de personas que, de otro modo, no tendrían acceso alguno a alimentos. Nadie puede saber qué pasaría, de donde saldría la comida, si esa ayuda dejara de llegar.

El pasado martes, la Administración de Donald Trump cumplía con la amenaza lanzada a golpe de tuit de reducir la ayuda del Gobierno Estadounidense a la población palestina y empezaba con la UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo. De los 350 millones de dólares del año anterior, EEUU ha anunciado ahora una aportación de 60 millones de dólares. El Departamento de Estado advirtió también de que la congelación de la ayuda a UNRWA dependerá de si la organización se somete a una serie de reformas.

“No conocemos cuáles son las reformas que quieren que abordemos”, ha explicado Raquel Martí, Directora ejecutiva del Comité UNRWA España. En el que cada vez es más un diálogo a dos entre el Gobierno de EEUU e Israel, ambos parecen coincidir en lo que debería ser la desaparición de la UNRWA, a la que el Primer Ministro Israelí, Benjamin Netanyahu considera la culpable de “perpetuar la narrativa del llamado derecho al retorno cuyo objetivo es la eliminación de Israel”. Critica Netanyahu una narrativa a base de insistir en la narrativa opuesta, la de obviar que fue la Comunidad Internacional la que estableció ese derecho a retornar en la resolución 194 de la Asamblea General de la ONU que en su artículo 11 estipula que “debe permitirse a los refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos”.

“No es UNRWA quien define quién es un refugiado de Palestina, sino la Comunidad Internacional cada 3 años, cuando renueva el mandato de UNRWA, aprobado por 167 países, y reconoce como refugiado de Palestina a aquel que sufrió el desplazamiento y a todos sus descendientes hasta que se encuentre una solución justa y duradera a su situación”, apunta Martí. “Sí los refugiados de Palestina siguen necesitando la ayuda de la Agencia se debe a que la comunidad internacional y las partes implicadas han fracasado dramáticamente en su compromiso de resolver el conflicto”, añade. “Hoy los nietos de los refugiados de Palestina siguen a la espera de una solución, por lo que nosotros seguimos cumpliendo nuestro mandato”, añade.

Desde que comenzara sus operaciones en mayo de 1950, todas las administraciones de los Estados Unidos, desde el presidente Truman en adelante, han sido extremadamente generosas con UNRWA. EEUU ha sido siempre el mayor donante de la agencia, de la que dependen más de 5 millones de personas refugiadas de Palestina en Gaza y Cisjordania, pero también en Líbano, Jordania y Siria. Con esa ayuda se cubren sus necesidades más básicas: más de 1.7 millones de refugiados dependen directamente de la ayuda alimentaria y las transferencias de dinero; 40.000 personas con discapacidad reciben ayuda imprescindible y cada año se atienden más de 9 millones de consultas desde los centros sanitario de la agencia. En un contexto dominado por la falta de empleo y oportunidades, la educación ha sido siempre una de las prioridades fundamentales y hoy, más de 500.000 niñas y niños refugiados acuden cada día a las 700 escuelas con las que UNRWA cuenta en la región.

Amal Shawabka. UNRWA

Amal Shawabka. UNRWA

Amal Shawabka es una adolescente palestina de 14 años que ha crecido en el campo de refugiados Al-Fawwar, en el municipio palestino de Hebrón. La población refugiada en este campo se enfrenta a una elevadísima tasa de desempleo y pobreza y periódicamente sufre las continuas incursiones militares israelíes, cierres en el campo y enfrentamientos violentos. Para muchos niños, el camino a la escuela se convierte a menudo en la pesadilla de sufrir insultos e incluso agresiones por parte de miembros de las colonias israelíes que se han asentado en la ciudad palestina.

En medio de este ambiente, Amal, que acude a una de las escuelas de UNRWA, lograba el año pasado un importante reconocimiento por el que pudo viajar -precisamente- a Estados Unidos para presentar su proyecto, un prototipo de asfalto que reduce los accidentes en las carreteras. Ahora el corte de la ayuda por parte de EEUU coloca en una incógnita el futuro de la educación de Amal y de miles de niños refugiados que, como ella, no cuentan con más opciones.

"Hoy por hoy, no hay ninguna alternativa a la ayuda de UNRWA”, apunta Martí. “No podemos dejar a medio millón de niños sin acceso a educación y a la totalidad de la población refugiada sin protección, sin salud, servicios sociales, ayuda humanitaria o de emergencia. Sería una catástrofe que no estamos dispuestos a asumir”, añade.

Mohammad Saleh. UNRWA

Mohammad Saleh. UNRWA

Si la situación podría llegar a ser desesperada para la población refugiada en Cisjordania y Jerusalén Este, en Gaza las alarmas son todavía más profundas. De los más de 2 millones de personas que viven en Gaza, 1. 4 millones son refugiados que dependen de la ayuda de UNRWA, que presta sus servicios allí a través de más de 13.000 trabajadores (que forman parte de la plantilla total de 30.000 personas) entre profesores, sanitarios y equipos humanitarios, todos ellos refugiados. Las organizaciones llevan tiempo alertando de que la Franja está al borde del colapso, sin electricidad, medicamentos, agua, comida, combustible y sin libertad. Al drama se añaden las más de 6.000 familias todavía desplazadas después de que sus hogares quedasen destrozados por la Operación Margen Protector, lanzada por Israel en 2014. Como la de Mohammad Saleh (en la foto) todas estas familias están reconstruyendo sus hogares gracias a la ayuda que les presta UNRWA.

Lo que está en juego con esta nueva ocurrencia de la Administración Trump es el bienestar de toda la población refugiada pero también la estabilidad y la seguridad en la zona. “UNRWA siempre ha sido un elemento estabilizador en la región y es evidente que dejar a 5,3 millones de personas sin servicios y desprotegida es una bomba de relojería que no nos podemos permitir”, explica Martí. “El recorte tendrá impacto sobre la seguridad regional en un momento en el que Oriente Próximo se enfrenta a serios riesgos, en particular el de un aumento de la radicalización”, apuntaba en su declaración Pierre Krähenbühl, máximo responsable de la Agencia.

Al día siguiente del anuncio de EEUU, el Gobierno de Bélgica anunciaba una ayuda de 23 millones de dólares para la UNRWA para “contrarrestar” la situación. “Para numerosos refugiados palestinos, la UNRWA es el último socorro. Gracias a ella, medio millón de niños palestinos van a la escuela, lo que le impide caer en la radicalización y la violencia extremista", explicaba en un comunicado el Viceprimer Ministro belga Alexander De Croo.

Por su parte, desde la propia agencia van a lanzar un llamamiento internacional para intentar recaudar la financiación necesaria para mantener sus servicios. “Vamos a trabajar muy duro los próximos meses para conseguirlo”, señala Marti. “En España, estamos intentando hacer todo lo posible para ayudar a hacer frente a este vacío y la colaboración ciudadana con la población refugiada de Palestina en este duro momento es crucial”.

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