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Blackwater paga para evitar el banquillo por vender armas

La 'multa' de 42 millones de dólares garantiza su acceso a los contratos del Gobierno de EEUU

ANTONIO LAFUENTE

La compañía estadounidense de seguridad privada Blackwater Worldwide, formada por paramilitares y mercenarios que han sido desplegados en diversos conflictos, entre ellos los de Irak y Afganistán, ha alcanzado un acuerdo con el Departamento de Estado por el que pagará una multa de 42 millones de dólares para evitar ser acusada penalmente de tráfico de armas. El acuerdo le permitirá también poder seguir optando a contratos del Gobierno de Washington.

Blackwater, ahora en venta bajo el nombre de XE Services, estaba siendo investigada por cientos de violaciones a las leyes estadounidenses de exportación, entre ellas, tráfico de armas en Afganistán e Irak. También estaba bajo sospecha por intentar entrenar a soldados en el sur de Sudán y formar francotiradores en la policía de Taiwán.

El acuerdo con el Departamento de Estado le evitará la acusación penal por esas actividades pero no los cargos que pesan contra cinco antiguos empleados y directivos de la empresa, incluido su ex presidente, acusados de posesión ilegal de armas y obstrucción a la Justicia. Esos empleados están también siendo investigados por intentar sobornar a funcionarios del Gobierno iraquí. Además, dos de ellos están arrestados, acusados de matar a dos ciudadanos afganos el año pasado.

Las investigaciones han revelado que las armas que se enviaron a Irak terminaron en el mercado negro

Según el diario The New York Times, que ha revelado los detalles del acuerdo aún no confirmado por el Departamento de Estado, los controles de exportación estadounidenses exigen la aprobación gubernamental en la venta de ciertos tipos de tecnología militar a otros países.

La compañía hizo caso omiso de esas normas y empezó a fletar armas y otros equipamientos militares para el uso de sus paramilitares en Irak y Afganistán. En ocasiones, el flete fue completamente clandestino, como cuando escondió las armas en contenedores de comida para perros.

Las investigaciones han revelado que las armas que se enviaron a Irak terminaron en el mercado negro y llegaron a manos de grupos rebeldes kurdos, como el PKK, lo que motivó la queja de Turquía.

Blackwater obtuvo su primer gran contrato en 2003, cuando garantizó la seguridad del entonces jefe de la Autoridad Provisional para Irak, Paul Bremer, por 21 millones de dólares. Se calcula que entre 2004 y 2007 obtuvo 320 millones de dólares por sus labores de seguridad en Irak.

Pero la compañía perdió su licencia para operar en ese país después de que sus mercenarios mataran a 17 civiles en una acción en la que el FBI determinó que habían usado la fuerza de forma imprudente. Sin embargo, la Justicia iraquí no pudo presentar cargos debido a la inmunidad con la que el Departamento de Estado amparó a los mercenarios.

'A pesar de las multas, la firma continúa ganando contratos'

Blackwater fue fundada por el magnate Erik Prince, que 'tenía la ambición de convertirla en un ejército informal del aparato de seguridad nacional y política exterior estadounidense', según The New York Times.

Prince, que incluso llegó a proponer a la CIA crear una 'fuerza de reacción rápida' que pudiera llevar a cabo por todo el mundo acciones paramilitares, se ha mudado con su familia a Abu Dhabi.

'A pesar de las multas y las investigaciones que han plagado las acciones de Blackwater, la firma continúa ganando contratos' con el Gobierno, asegura The New York Times. Por ejemplo, en junio, firmó uno de 120 millones de dólares con el Departamento de Estado para garantizar la seguridad de sus oficinas regionales en Afganistán, mientras que la CIA le renovó otro de cien millones en Kabul.

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