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Bombas en el oasis de Guta, el último baluarte rebelde en Damasco

Siete años después del inicio de la revuelta en Siria, el ejército de Damasco va recuperando territorio pedazo a pedazo con el apoyo de sus aliados. El último frente abierto es el de la Guta oriental, el oasis de Damasco en el que se han hecho fuertes distintos grupos yihadistas, y donde la aviación y la artillería han causado la muerte de más de 300 civiles, según los rebeldes.

Un joven traslada a un niño herid por los bombardeos en la región de Guta, cerca de Damasco. REUTERS/Bassam Khabieh

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Desde la noche del pasado domingo, la artillería y la aviación sirias están bombardeando la Guta oriental, el gran oasis que desde ya hace muchos años forma parte del área metropolitana de Damasco. El balance provisional de estos ataques es de más de 300 civiles muertos, incluidos 70 niños, y más de 1.400 heridos, según han indicado los rebeldes.

La Guta oriental está en poder de distintas milicias yihadistas, siendo la más numerosa la de Yaish al Islam, apoyada y armada por los saudíes, seguida Filq al Rahman y el Frente al Nusra (Al Qaeda), apoyadas y armadas por Qatar y Turquía, y seguidas por Ahrar al Sham y otros grupos yihadistas más pequeños.

El objetivo de los bombardeos es que los rebeldes abandonen su último reducto en la capital, con la excepción de una pequeña bolsa de tierra al sur de Damasco que sigue en su poder, incluido el Estado Islámico. El gobierno ha estado negociando la evacuación de los rebeldes durante algún tiempo sin conseguir nada, de manera que ha optado por echarlos a golpe de bombas.

El problema es que en la Guta oriental viven todavía entre 300.000 y 400.000 civiles, que están encerrados y sometidos a los bombardeos sistemáticos. En los últimos días, grupos de civiles han organizado manifestaciones exigiendo a los yihadistas que se vayan de la Guta para aliviar la situación de la población, pero no lo han conseguido.

El humo se eleva cerca de una mezquitas tras los bombardeos en la localidad rebelde de Hamouriyeh, en el este de Guta, cerca de la capital siria de Damasco. REUTERS / Bassam Khabieh

El humo se eleva cerca de una mezquitas tras los bombardeos en la localidad rebelde de Hamouriyeh, en el este de Guta, cerca de la capital siria de Damasco. REUTERS / Bassam Khabieh

Los medios de Damasco dicen las negociaciones para hallar una solución no han llegado a buen puerto debido a las interferencias de Qatar y Turquía, que son los países que arman a las milicias beligerantes. Qatar y Turquía estarían interesadas en mostrar al mundo las maldades de que es capaz el gobierno sirio antes que ceder y retirar de la Guta a sus yihadistas, de una manera similar a como se hizo en Alepo el año pasado.

Según los civiles de la Guta, las áreas más bombardeadas son las que ocupan justamente los combatientes de Filq al Rahman y el Frente al Nusra. Las milicias yihadistas no se quedan con los brazos cruzados y bombardean a su vez la capital. El gobierno sirio dice que en los últimos días han muerto medio centenar de civiles en su zona, una cifra que nadie ha confirmado pero que podría ser cierta.

El objetivo de las negociaciones que se llevan a cabo es trasladar a los rebeldes a Idlib, la provincia del norte de Siria fronteriza con Turquía donde se están agrupando todos los rebeldes de distinta condición que son derrotados por el ejército sirio y sus aliados. Parece que Damasco ha decidido que los yihadistas, o bien se marchan por iniciativa propia, o bien sean expulsados a cualquier precio.

Varias personas trasladan uno de los heridos en los bombardeos de la ciudad rebelde de Hamouriyeh, en la región siria de Guta, cerca de Damasco. REUTERS/Bassam Khabieh

Varias personas trasladan uno de los heridos en los bombardeos de la ciudad rebelde de Hamouriyeh, en la región siria de Guta, cerca de Damasco. REUTERS/Bassam Khabieh

Esta situación les recuerda a muchos la que se dio en Alepo hasta el año pasado, donde el ejército allanó la ciudad con bombas, al menos la zona yihadista, hasta que los rebeldes dijeron basta y aceptaron emigrar a Idlib. La diferencia entre los dos casos es que ahora, en la Guta oriental, hay cientos de miles de civiles que no había en Alepo, aunque los rebeldes mentían y decían que sí los había.

Naturalmente, las organizaciones humanitarias están pidiendo un alto el fuego para hacer llegar ayuda a los sitiados. También existe, en el Consejo de Seguridad, una iniciativa de Suecia y Kuwait, un país aliado de Arabia Saudí que apoya a los yihadistas de Yaish al Islam, para que se declare un alto el fuego de 30 días que permita la entrada de bienes humanitarios.

Los rebeldes han acusado a la aviación rusa de participar en los bombardeos, un extremo que Moscú ha desmentido. Como el objetivo del ejército es desalojar a los yihadistas, lo más probable es que, si las negociaciones que tienen lugar, y en las que participa también Egipto defendiendo los intereses de Arabia Saudí, no prosperan, el ejército entrará calle a calle. De hecho, hay informaciones que indican que carros de combate sirios del norte del país, y refuerzos de soldados, se están trasladando a la capital.

En las negociaciones más recientes, los egipcios representan los intereses de Yaish al Islam mientras que los rusos representan al gobierno de Damasco. Los rusos tratan de que Yaish al Islam se repliegue a Idlib pero esta es una decisión que dependerá de Arabia Saudí, quien por ahora no ha dicho lo que piensa hacer.

Estados Unidos, que todo indica que ya ha tomado la decisión de dividir Siria al estilo de Irak, ha condenado los ataques del gobierno en la Guta y ha pedido su cese inmediato para que entre ayuda humanitaria. La política de Washington en este conflicto ha ido variando a lo largo de los años y todavía es posible que varíe un poco más.

El globo que los yihadistas han conseguido mantener durante años en la Guta está a punto de pincharse. El ejército, con el apoyo de milicias chiíes extranjeras, se ha propuesto recuperar todo el territorio del país, al coste que sea, incluido el coste de civiles, como estos días está ocurriendo. Es una política que tuvo éxito en Alepo, que quizás tenga éxito en la Guta pero con la que no podrá recuperar el territorio kurdo mientras Estados Unidos esté allá.

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