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'Camarada Duch' y torturador en jefe

Eav dirigió el S-21, centro de torturas por el que pasaron 17.000 personas

MAR CENTENERA

'Interroga a estos cuatro. A los demás puedes matarlos'. El camarada Duch sólo miró unos segundos a los 29 nuevos prisioneros del S-21 antes de dar la orden. Era 1978. El entonces todopoderoso director del centro de interrogatorio de los jemeres rojos obligó a miles de personas a confesar bajo tortura que eran espías o enemigos del régimen. Cuando los presos se acumulaban, Duch ordenaba ejecutarlos sin interrogatorio previo. 'Normalmente les cortábamos el cuello, les matábamos como a pollos', admitió antes de ser detenido, en 1999, tras 20 años en paradero desconocido.

Duch cuyo verdadero nombre es Kaing Guek Eav nació en una aldea a orillas del río Stung en noviembre de 1942. Considerado un alumno aventajado por sucesivos profesores, obtuvo el diploma de maestro en 1966 y ejerció durante dos años, hasta que se vio forzado a huir al ser identificado como miembro del Partido Comunista.

A finales de los 60 se unió a los jemeres rojos como jefe de seguridad y empezó a usar con los prisioneros de los rebeldes los métodos de tortura que una década más tarde emplearía de forma sistemática en el S-21.

Ya entonces Duch tomaba notas meticulosas de todos los testimonios y mostraba una frialdad ante ellos que no se quebraba ni siquiera cuando tenía delante a niños. Muchos de ellos fueron asesinados ante sus ojos. Golpeados, como si fuesen un bate de béisbol, contra un árbol en el que hoy una placa recuerda su muerte.

El torturador en jefe de los jemeres rojos huyó de la capital camboyana a fines de 1979, cuando las tropas vietnamitas estaban a las puertas de la ciudad. Ocultó su pasado bajo otra identidad durante 20 años, hasta que fue identificado y capturado por la Policía.

Por el S-21 pasaron 17.000 personas. Sólo sobrevivieron 12. Cuando, el año pasado, el inicio del juicio por crímenes contra la humanidad parecía inminente, Duch pidió perdón por primera vez: 'Os pido perdón. Pero sé que no podréis perdonarme'.

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