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Cola a las puertas de Bruselas: ¿Qué países tienen más posibilidades de entrar en la UE?

Mientras el Reino Unido está a punto de irse, otros se pelean por entrar: Macedonia del Norte ha llegado incluso a cambiar de nombre para optar a la adhesión. Este martes, los Veintiocho votan si abren negociaciones con macedonios y albaneses. Repasamos las posibilidades los siete candidatos en la carrera por entrar a la UE.

Imagen de la reunión de los líderes de la UE en Bruselas, tras las elecciones del 26-M, para analizar los nombramientos en las instituciones comunitarias. REUTERS/Yves Herman

Ivo Alho Cabral

Macedonia del Norte y Albania están redoblando esfuerzos para abrir las puertas de Bruselas. Los jefes de Gobierno de ambos países se reunieron en la capital europea con los líderes comunitarios la semana pasada, en un intento por convencer a las instituciones de abrir negociaciones de adhesión de manera oficial; un estatus en el que ya están Serbia y Montenegro, que podrían entrar en 2025, aunque la fecha está lejos de ser segura.

Pero las instituciones comunitarias ya están convencidas. No así los 28 Estados miembros, que tienen que ratificar de manera unánime la recomendación que la Comisión emitió el 29 de mayo para abrir negociaciones con ambos países. Los ministros de Asuntos Exteriores de los Veintiocho, que se reúnen el martes en Luxemburgo, podrían bloquear por segundo año consecutivo el avance en la adhesión de Macedonia del Norte y Albania.

Francia y Holanda están a la cabeza de los países que en principio se oponen a la ampliación. Todo ello a pesar de los esfuerzos que tanto Macedonia del Norte como Albania han realizado en los últimos años para acercar sus sistemas judiciales, políticos y económicos a los estándares europeos, tal y como reconocía la propia Comisión Europea en su recomendación.

Francia y Holanda están a la cabeza de los países que en principio se oponen a la ampliación

No defenderé la entrada de nuevos países hasta que no profundicemos y mejoremos nuestra Europa”, defendía el presidente francés, Emmanuel Macron, en una conferencia en mayo del año pasado, poco antes de rechazar por primera vez la apertura de negociaciones con Albania y Macedonia (como aún se llamaba). El Elíseo no ha decidido aún si finalmente apoyará negociaciones con estos dos países esta vez, según Politico, un medio especializado en asuntos europeos.

Conseguir acuerdos entre veintiocho Estados lleva más tiempo del que me gustaría”, reconocía la semana pasada el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, durante una visita del presidente de Macedonia del Norte, Stevo Pendarovski. Tusk se mostraba resignado a un nuevo bloqueo.

Casi 20 años después del fin de la Guerra de Yugoslavia, Croacia y Eslovenia son los únicos países de la zona que han conseguido subirse al tren de la prosperidad europea. Con una población combinada de unos 18 millones de personas, seis territorios balcánicos están en la carrera: Serbia y Montenegro están en negociaciones; Macedonia del Norte y Albania las reclaman; y Bosnia Herzegovina y Kosovo están en fases muy iniciales. Turquía también está en negociaciones de manera oficial, pero están congeladas desde hace años.

“No tenemos el derecho de jugar con los Balcanes”, advertía Jean-Claude Juncker, cuyo mandato como presidente de la Comisión Europea está a punto de terminar, en una visita del primer ministro albanés, Edi Rama, la semana pasada.

Si la UE no avanza en los procesos de adhesión, el populismo y la entrada de otros actores como Rusia y China, que ha incluido a la región en su ‘Ruta de la Seda’ para inversiones en infraestructuras, pueden venir a llenar ese vacío, advierte el Centro para Estudios Políticos Europeos (CEPS), uno de los ‘think tanks’ más respetados de Bruselas.

“Si la UE quiere evitar que la Historia persiga a quienes olvidan las lecciones del pasado, necesita demostrar con acciones la irreversibilidad del proceso de acceso para los Balcanes Orientales y tratar a estos países como futuros miembros”, advierte un documento firmado por los expertos Erwan Fouéré y Steven Blockmans.

La corrupción asola a Montenegro y Serbia, que deberían entrar en 2025

La entrada de Montenegro y Serbia debería poder efectuarse en 2025, aunque dependerá de la voluntad política de los actuales miembros de la UE y de si ambos países consiguen llevar a cabo las reformas que la Comisión les exige.

La corrupción y los escándalos políticos que ha vivido en el último año Montenegro, hacen que esté aún esté lejos, a pesar de estar en negociaciones desde 2010. La oposición montenegrina boicotea el Parlamento nacional y acusa de financiación ilegal al partido al mando, en el llamado “caso de los sobres”. En un vídeo filtrado a principios de año, el entonces alcalde de Podgorica, la capital, recibía un sobre con 100.000 dólares para financiar su campaña de manos de un empresario local, Dusko Knezevic, que se encuentra fugado en Londres, según medios internacionales.

Los hechos han llevado a que miles de personas se hayan lanzado a las calles para pedir que el presidente, Milo Djukanovic, deje el poder, en el que lleva instalado treinta años.

El informe que la Comisión Europea emitió el 29 de mayo reconoce que Montenegro ha realizado avances en algunos puntos, como la legislación para migrantes y demandantes de asilo, pero pide mayores esfuerzos en la lucha contra el crimen organizado y la corrupción, la protección de las minorías gitanas y egipcias y el control del aumento de la deuda pública, que ha alcanzado “un nuevo récord” tras la firma de un préstamo con China para construir una autopista.

Los serbios también llevan semanas en la calle para protestar contra la corrupción. Desde diciembre del año pasado, miles de personas se manifiestan cada sábado contra el presidente Vucic, a quien acusan de autoritario. La polarización se está apoderando del país, ya que también ha habido manifestaciones de hasta 150.000 personas a favor del presidente. Mientras tanto, varios partidos de la oposición han pedido unas elecciones libres y justas. El último informe de la Comisión advierte a Serbia que siga esas peticiones para unas elecciones libres, “como una cuestión de prioridad”.

Para que ambos países opten a entrar en la UE en 2025, como estaba previsto, “los candidatos tendrán que implementar reformas reales y tener resultados sostenibles”, advertía un reciente comunicado de prensa de la Comisión. Serbia tiene el problema añadido de sus relaciones con Kosovo, que oficialmente aún considera parte de su territorio. Juncker ha repetido en varias ocasiones que Belgrado y Pristina tendrán que hacer las paces antes de que ninguno de ellos entre en la Unión Europea.

Macedonia del Norte y Albania quieren avanzar al siguiente nivel

Al igual que Serbia y Montenegro, Albania lleva semanas sumida en protestas contra la corrupción del Gobierno. En Tirana, miles de manifestantes llevan protestando de manera continuada desde que en febrero la oposición abandonara el Parlamento. Piden elecciones anticipadas y la dimisión del primer ministro Edi Rama, al que acusan de corrupto.

En una protesta el pasado mes, los manifestantes llegaron a tirar cócteles molotov, petardos y pinturas a la entrada del edificio del Gobierno y el Parlamento. Ante las tensiones, el presidente, Ilir Meta, decidió cancelar las elecciones municipales, previstas para el 30 de junio.

A pesar de la crisis institucional en Tirana, Myriam Ferran, directora de estrategia en la dirección de Ampliación y Países Vecinos de la Comisión Europea, ponía a Albania y Macedonia del Norte como ejemplos de avance en un reciente evento organizado por CEPS. Según Ferran, Albania ha llevado a cabo una “transformación sin precedentes”, que incluye una reevaluación de jueces y fiscales, que ha llevado al despido del 60% de ellos. “Es la mayor reforma judicial de toda la región”, observó.

Macedonia, que es candidata desde 2005, está golpeando a las puertas de la UE con fuerza, sobre todo tras el acuerdo al que llegaron el año pasado con Grecia, por el que cambiaba su nombre a Macedonia del Norte, cerrando una disputa que llevaba abierta 27 años, y a la firma de un acuerdo de amistad con Bulgaria en 2017.

“Todas las condiciones impuestas en junio del año pasado [cuando los Estados miembros rechazaron la solicitud de apertura de negociaciones por primera vez] se han cumplido y recomendamos que el Consejo apoye su acceso”, defendía Ferran en relación con Macedonia.

Bosnia Herzegovina y Kosovo: todavía muy lejos de Bruselas

Muy lejos de entrar a la Unión Europea están de momento Bosnia y Kosovo. Los bosnios solicitaron la adhesión en 2016; los kosovares se consideran “candidato potencial”.

Aunque Bosnia sí está dando los primeros pasos hacia la UE. Este año, la Comisión ha publicado por primera vez un informe específico sobre las reformas que necesita implementar el país. Según Myriam Ferran, el Gobierno bosnio ha resuelto más de 3.000 preguntas del Ejecutivo comunitario.

Por su parte, la decisión de Kosovo de imponer aranceles del 100% a los productos procedentes de las vecinas Serbia y Bosnia en otoño del año pasado, mantiene lejos la posibilidad de acuerdo con Belgrado, y por tanto, la posibilidad de entrar a una UE que no quiere importar inestabilidad. España, Eslovaquia, Rumanía y Grecia ni siquiera reconocen a Kosovo como Estado.

Turquía: el eterno candidato

El único país fuera de los Balcanes que oficialmente es candidato para entrar en la UE es Turquía, que comenzó a negociar oficialmente su adhesión en 2005, aunque las conversaciones llevan años paralizadas. Pero las relaciones entre Bruselas y Ankara no están estancadas: la UE sí firmó en 2016 un acuerdo para que 4 millones de refugiados se queden en Turquía, para lo que Bruselas pagó 6.000 millones de euros.

La Comisión no quiere reabrir negociaciones de adhesión con el país y denuncia una vuelta atrás en el Estado de derecho y los derechos fundamentales. “Turquía sigue alejándose de la UE”, lamentaba Ferran. No ayuda el hecho de que el país otomano tenga el mayor número de periodistas entre rejas del mundo y que más de 130.000 funcionarios, militares y policías hayan sido purgados de las instituciones desde 2016.

Las negociaciones siguen abiertas de manera oficial, pero nadie espera que vayan a ningún lado. El Parlamento Europeo llegó a pedir en marzo que se paralicen tales negociaciones de manera oficial.

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