El deporte de Siria y Turquía muestra su cara más solidaria tras el terremoto
Los estadios de fútbol se utilizan como centros de ayuda y varios futbolistas, como el exjugador del Galatasaray turco Radamel Falcao, hicieron donaciones importantes para los damnificados.
Gustavo Veiga (PÁGINA 12)
Damasco-Actualizado a
Siria acumula varias tragedias. Es una tumba colectiva a cielo abierto. La guerra civil que provocó 307.000 civiles muertos, las sanciones económicas de Occidente, su fractura territorial, el hambre, los 7,6 millones de desplazados internos y los terremotos no dan tregua al país desde hace 12 años.
Pero en su drama humanitario emergen señales de que no todo está perdido. El contagio solidario surge muchas veces desde el deporte. Clubes, asociaciones, futbolistas, jugadores de baloncesto y entrenadores no dudaron un instante en ayudar a los más necesitados después del seísmo producido el 6 de febrero de este año. Estadios abiertos o cubiertos que en otros países y épocas fueron utilizados como centros clandestinos de detención, en Siria sirven de refugio a damnificados por la destrucción que no cesa.
El último terremoto interrumpió la precaria actividad deportiva. Lo que no pudo detener la guerra, lo consiguió la naturaleza. Siria acababa de contratar al argentino Héctor Cúper como entrenador de su selección. Su federación lo anunció cuatro días antes del temblor y dijo que llegaría pronto. Mientras, las cifras de muertos crecían: en el país son 9.300 según la OMS, y en la vecina Turquía llegan a cerca de 50.000, según los datos oficiales de esta semana y con tendencia en alza por las últimas réplicas del seísmo de 7,8 puntos en la escala Richter.
Los atletas se convirtieron en voluntarios de rescate o recaudaron fondos y alimentos
La Asociación Siria de Fútbol (SFA) y la Federación General de Deportes del país se pusieron a disposición de las víctimas. Los atletas se convirtieron en voluntarios de rescate o recaudaron fondos y alimentos. Los estadios de fútbol son refugios más seguros que las propias viviendas que se mantuvieron en pie. Los clubes abrieron sus puertas, como en el estadio de Al-Hamdaniya de la castigada Alepo –la segunda ciudad siria–, en el norte. Otros como Al-Karamah y Al-Wathba enviaron ayuda humanitaria desde Homs, en el oeste, antiguo bastión del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) que aún sigue operativo.
En Latakia, otra de las ciudades muy afectadas por el seísmo, el último campeón sirio, Tishreen Sporting Club, anunció en Facebook que el 8 de febrero había recibido a unos 300 refugiados en su estadio Al-Assad construido en 1978 por el Gobierno. La institución que juega en Primera División es una de las más fuertes de la liga local. Ganó cinco títulos en los últimos años. Su junta directiva informó en los días posteriores al terremoto que "se hizo cargo de los alimentos, el agua y los gastos médicos, así como de la leche y los suministros para el cuidado de los niños". Otro club involucrado en la asistencia es el Al-Nawa'ir que envió un cargamento al estadio Al-Hamdaniya desde la ciudad de Hama donde está su sede.
Campaña para juntar fondos
"Los atletas de Alepo pidieron a la comunidad internacional el fin de las sanciones al país", según publica 'SANA'
En la más asistida Turquía –y también la más golpeada por el terremoto– que tiene un campeonato fuerte con clubes que compiten en los principales torneos de Europa, sus futbolistas donaron los sueldos a muchos damnificados. Las plantillas del Galatasaray y el Fenerbahçe, los dos más populares, no se desentendieron de lo que pasa. Uno de los futbolistas que pasó por el primero de los equipos y ahora juega en el Rayo Vallecano, el colombiano Radamel Falcao, se puso al frente de una campaña para juntar fondos.
La agencia oficial de noticias siria, conocida como SANA, publicó sobre sus deportistas: "Los atletas de Alepo pidieron a la comunidad internacional que levante el cerco al país, pidiendo el fin de las sanciones impuestas a los mismos, con el fin de entregar ayuda a los afectados por el seísmo".
El entrenador del Al-Ittihad, Anas Sari, quinto en la edición 2021-2022 de la llamada Premier League siria, declaró sobre su pueblo: "El injusto bloqueo a Siria era la razón para no organizar competencias y tomar experiencia o enviar aprendices al extranjero para adquirir habilidades. Por lo tanto, enfrentamos el sufrimiento mientras rescatamos a las personas afectadas por el terremoto". El entrenador de baloncesto Othman Qiblawi agregó: "El terrorismo económico al que se enfrenta Siria es solo la otra cara del terrorismo que derramó la sangre de los sirios".
En Siria, donde a marzo de 2021 y tras diez años de guerra civil habían muerto o fueron heridos cerca de 12.000 menores (un promedio de tres por día), aún en esas condiciones los chicos tuvieron su Mundial de Fútbol de fantasía. En la provincia de Idlib se jugó un torneo con unos 300 niños divididos en 25 equipos. Compitieron como sus ídolos, los grandes futbolistas que pasaron por Catar donde la Selección Argentina ganó el tercer título de su historia.
Distribuidos por los diferentes campamentos de la frontera entre Turquía y Siria, disfrutaron hasta donde pudieron. En enero, y antes del terremoto, volvió la guerra a la región donde grupos islamistas resisten al ejército local. El alto el fuego vigente desde 2020 se truncó.
Lo que no se interrumpió desde el sismo del 6 de febrero es la solidaridad de las instituciones deportivas y los atletas sirios con su pueblo, al que pertenecen. Las sanciones económicas de EEUU y Europa con el objetivo de que caiga el gobierno de Bashar al Asad no cumplieron su objetivo.
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