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La elección del presidente deja tocada a Merkel

El candidato de la canciller alemana no gana hasta la tercera votación porque decenas de delegados de los partidos del Gobierno le niegan su voto en las primeras dos vueltas en la Asamblea Federal

PATRICIA BAELO

La votación del presidente federal de Alemania a manos de una asamblea de delegados de los partidos amenazaba con convertirse en un fiasco para la canciller Angela Merkel. Tan sólo en la tercera ronda, su candidato, el democristiano Christan Wulff, consiguió la mayoría de los representantes de CDU-CSU y los liberales del FDP para imponerse al popular candidato propuesto por socialdemócratas y verdes, Joachim Gauck.

En las primeras dos vueltas, hasta 40 delegados de las filas del Gobierno negaron su voto a Wulff, forzando la prórroga. Finalmente, Wulff obtuvo la mayoría absoluta de 625 de los 1.242 delegados presentes. La abstención de los representantes de La Izquierda (Die Linke) perjudicó además las posibilidades de Gauck.

El democristiano Wulff se convierte en el presidente más jóven del país

La canciller se empeñaba después de la victoria de su candidato en desvincular la votación de la labor de la coalición. 'Creo que la mayoría absoluta muestra que [Wulff] goza también de un amplio apoyo en el país', dijo Merkel ante las cámaras. Pero los comentaristas y algunos políticos de la CDU no negaron que hubo un voto de castigo para hacer sufrir a la jefa de Gobierno. 'Me alegro de que en la tercera vuelta, nuestros delegados han entendido la importancia del asunto', admitió Horst Seehofer, el jefe de la CSU, el partido hermanado de la CDU en Baviera.

La inesperada dimisión de Horst Köhler hace un mes forzó la votación. A sus 51 años, Wulff, primer ministro conservador de Baja Sajonia, se convierte en el jefe de Estado más joven de la historia de Alemania.

Cuando se inauguraba la Asamblea Federal los socios en la coalición se mostraban optimistas y confiados en que bastaría una primera ronda, pues partían con 21 votos de ventaja sobre el resto de los partidos. Pero, pese a partir como favorito, el duro rival que le habían colocado con Gauck los verdes y el SPD (haciendo gala de una maniobra política excepcional) y los conflictos internos entre democristianos y liberales le pasaron factura a Wulff.

'Merkel es la gran perdedora de la jornada' dice el diario Süddeutsche

Así, y gracias al voto secreto, muchos miembros de las filas de la coalición se cambiaron de bando y se decantaron por Gauck, el antiguo opositor de la extinta RDA, como ya anticiparon hace un par de días algunos disidentes del Gobierno procedentes del FDP de Bremen y Sajonia. Con tan sólo 600 votos en la primera ronda, el fracaso de Wulff fue estrepitoso, pues no sólo se quedaba a 23 votos de la mayoría absoluta estipulada por ley, sino que el resultado implicaba que 44 miembros de la coalición le habían dado la espalda. Gauck se quedaba con 499 votos. Dos horas después, los miedos de Merkel se confirmaban: Wulff tampoco conseguía la mayoría absoluta en esa segunda vuelta, en la que se tuvo que conformar con 615 votos, frente a los 490 de Gauck.

De pronto, todas las miradas de SPD y verdes se dirigieron a La Izquierda Tras horas de negociaciones a puerta cerrada de los tres partidos, la veterana periodista Luc Jochimsen, candidata de La Izquierda, anunció su retirada, orgullosa por haber conseguido 126 votos (dos más de los que le correspondían). Le seguía el candidato del partido de extrema derecha NPD, Frank Rennicke, que obtuvo los tres votos de esta formación.

Llegaba así la tercera y última oportunidad. Había que ganar ya, 'como en el partido de Alemania contra Inglaterra', dijo Merkel buscando el paralelismo con la trayectoria de la selección de fútbol alemana en el Mundial de Suráfrica. Bastaba con conseguir la mayoría simple y Wulff se alzó por fin como ganador, en lo que él mismo definió durante su discurso de aceptación como 'una competición muy reñida'.

Algunos periódicos como el Westdeutsche Allgemeine Zeitung, apuntan a que los resultados 'llevan al desastre a la canciller y su coalición'. El Süddeutsche Zeitung comentó que 'pese a que Merkel no se presentaba como candidata, es la gran perdedora de la jornada'.

Divergencias e insultos
Los miembros de la coalición en el poder en Alemania han acabado intercambiando hasta insultos a causa de las divergencias entre cristianodemócratas y liberales. Estos últimos acusaron a la CSU bávara de “sembrar cizaña” al denostar los planes de reforma sanitaria del FDP, y un alto cargo socialcristiano replicó calificando a los liberales de “pandilla de payasos”. Merkel les hizo callar.

Amenazas de dimisión
A consecuencia de esas tensiones, varios altos cargos del Gobierno federal amenazaron con dimitir. Como el popular ministro de Defensa, Karl-Theodor zu Guttenberg, quien fue comparado con el irascible Rumpelstilzchen (un gnomo de la mitología germánica) por sus propios compañeros. Estuvo a punto de renunciar al ver rechazada de plano su propuesta de reducir gastos en defensa aboliendo el servicio militar profesional.

Sondeos negativos
Una encuesta entre 750 ejecutivos y personalidades ha descubierto que el 92% de la élite de Alemania está decepcionado con el Gobierno de Merkel. Y el 69% está en desacuerdo con sus reformas económicas. Entre la población, otro sondeo ha indicado que el 55% de los alemanes no cree que la coalición pueda sobrevivir hasta el fin del mandato, en 2013.

 

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