Este artículo se publicó hace 13 años.
Éxodo de sirios en la frontera con Turquía
El régimen de Asad aumenta la represión
Eugenio García Gascón
Ya son más de 5.000 los sirios de la región de Yisr al Shugur, en la provincia de Idlib, al noroeste del país, que han huido de sus casas para buscar refugio en el otro lado de la frontera turca. El flujo de refugiados podría seguir creciendo en las próximas horas puesto que el Ejército sirio, con el apoyo de helicópteros de combate, sigue operando en los pueblos cercanos a la frontera.
Cuando se acercaban a Yisr al Shugur, las tropas recibieron disparos de francotiradores que aparentemente son soldados que han desertado y que han buscado refugio en esta ciudad y en las montañas que la rodean. Yisr al Shugur normalmente tiene 60.000 habitantes, pero ha sido abandonada por miles de ellos desde el pasado lunes, cuando fueron abatidos 120 miembros de las fuerzas de seguridad en unas circunstancias que todavía no se han aclarado.
Activistas sirios denunciaron este domingor a la cadena Al Yazira que el número de personas muertas durante la jornada del viernes se eleva a 37. Las víctimas cayeron en distintas localidades del país durante las protestas que tuvieron lugar después de la oración del mediodía contra el régimen del presidente Bashar Asad.
El mayor número de muertos se registró precisamente en la provincia de Idlib, que es donde más tropas se han concentrado durante la última semana, donde cayeron una veintena de personas, según declaró Rami Abdel Rahman, director de una ONG siria de derechos humanos. También hay que destacar que nueve personas murieron en la ciudad mediterránea de Latakia y tres en el barrio Al-Qabun de Damasco.
Abdel Rahman agregó que los helicópteros abrieron fuego contra una comisaría de la Policía en la localidad de Maarat al Naaman que había caído bajo el control de los manifestantes.
Ataque con helicópterosLos activistas indicaron que los helicópteros también dispararon, por primera vez desde el inicio de las protestas en marzo, para dispersar concentraciones de manifestantes.
El presidente Asad se ha negado a atender las llamadas telefónicas del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y ha advertido que no tolerará ninguna injerencia extranjera en un asunto que considera interno de Siria. Las críticas de Turquía y de Estados Unidos tampoco han hecho mella en Asad, quien parece determinado a permanecer en el poder al precio que sea.
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